CAPITULO 3 Se sentía como si estuviera observando a un fiero - TopicsExpress



          

CAPITULO 3 Se sentía como si estuviera observando a un fiero animal, oculta tras un árbol. Justin siempre sonreía y bromeaba cuando ella estaba cerca, pero, cuando no sabía que estaba mirándolo, parecía que se convirtiese de pronto en un extraño: serio, brusco. De hecho, Justin era como un puzzle cuyas piezas no acababa de conse¬guir encajar. La mayoría de sus hombres le tenían miedo, aun¬que nunca era injusto ni demasiado exigente. Era su aire de autoridad lo que hacía que le tuvieran respeto. El poso que había quedado en él de la estricta educa¬ción que había recibido. Justin era hijo del primer matrimonio de Evelyn, y por lo que _______ había oído, su infancia no había sido nada fácil. Su padre había sido un alto mando del ejército, y Justin había pasado los primeros catorce años de su vida en una academia militar. Más aún, cuando su padre murió y su madre volvió a casarse con el tío abuelo Henry, todavía permaneció otro año en la academia, y luego lo enviaron a un internado, con lo que jamás recibió demasiado amor. Henry ha¬bía sido una buena persona, pero al fin y al cabo era su padrastro y no su padre, y era un hombre que impo¬nía bastante. Evelyn por su parte tampoco había sido, muy cariñosa, y se había comportado más como una mujer de negocios que como una madre. _______ frunció los labios mientras observaba la musculosa figura de Justin avanzando hacia la casa. Te¬nía un físico de impresión, y no podía negarse que era muy atractivo, con aquellos intensos ojos castaños y ese rostro moreno de aristocráticos rasgos. Era una au¬téntica ironía que estuviese perdidamente enamorada de él a pesar del modo tiránico en que la trataba y de que supiese que probablemente jamás la corresponde¬ría. Precisamente por eso quería independizarse cuanto antes. Le partía el corazón verlo salir con otras muje¬res, y había tantas... Parecía que hubiese una distinta cada mes. Además, todas eran mujeres refinadas y con experiencia, no como ella, una ingenua chica de pro¬vincias que suspiraba en secreto por él. Se moriría de vergüenza si Justin se enterase de lo que sentía por él, y de que sus arrebatos de ira no eran más que una táctica defensiva, una manera de proteger su corazón. _______ dejó escapar un bostezo. Había perdido de vista a Justin, que había entrado ya en la casa, y no era momento de reflexiones, se dijo, sino de dormir. Además, todo aquello pertenecería pronto al pasado, porque había conseguido un empleo, e iba a abrir al fin sus alas y vivir su vida. Se recostó de nuevo, con una sonrisa en los labios, y cerró los ojos. Justin siempre empezaba a trabajar temprano, así que a la mañana siguiente, cuando _______ bajó, cerca de las nueve y media, ya había salido de la casa, y en el comedor sólo estaban su madre y el desapare¬cido Hal. Éste giró la cabeza al oírla entrar, y el brillo en sus ojos castaños iluminó su rostro de pícaro. A sus veintitrés años, el menor de los tres hijos de Evelyn, era un poco más bajo y menos musculoso que Justin. Era listo y se le daba bien la mecánica, pero era pere¬zoso y le gustaban demasiado las fiestas y la buena vida, con lo que siempre andaba escabullándose cuan¬do se requería su ayuda para algo. Justin lo había amenazado muchas veces con reti¬rarle su asignación mensual y echarlo del rancho si no variaba su actitud, pero _______ siempre había tenido cierta debilidad por él a pesar de su carácter conflictivo y bromista. — ¡Hola, prima! —la saludó Hal muy alegre —. ¿Cómo te fueron las cosas en la ciudad? —Mejor que bien —contestó _______, sentándo¬se a su lado y sirviéndose huevos revueltos y bacon—. ¡He conseguido un trabajo, y en Nueva York nada me¬nos, imagínate! —le dijo, hinchándose de orgullo al ver la sorpresa en su rostro. Sin embargo, no fue una sonrisa lo que prosiguió a la sorpresa, sino una mirada de preocupación. — ¿Y ya se lo has dicho a Justin? —inquirió. —Pues no. La verdad es que ni siquiera lo he visto todavía. ¿Pero a qué viene esa cara? Hal frunció los labios y lanzó una mirada a Betty. — ¿No se lo has dicho? _______ ladeó la cabeza y frunció el entrecejo al ver que su madre no respondía ni parecía atreverse a mirarla, y se frotaba la frente. — ¿Qué es lo que tenía que decirme? —inquirió vacilante. Hal apretó los labios y carraspeó antes de contes¬tar. — Justin se enteró de dónde habías ido en realidad, y te ha retirado la asignación —le soltó. Los ojos de _______ centellearon de furia, y se puso de pie, arrojando la servilleta sobre la mesa. — ¿Que me ha...? ¡No puede hacer eso! ¡No pue¬de!, ¡esas acciones son mías! —Por desgracia me temo que puede hacer lo que quiera con ellas hasta que cumplas los veinticinco, igual que con las mías —replicó Hal, frotándose la nuca. _______ resopló. — ¿Dónde está ahora? —Les preguntó—, ¿Dónde está? — Está en la ribera del río —contestó su madre a regañadientes —, asegurándose de que todas las reses fueron sacadas de esa zona antes de las lluvias. Le dejó ese encargo a Hal antes de marcharse a Houston. Ante la mención de aquello, Hal se llevó la taza de café a los labios y miró a otro lado, corno incómodo, pero _______ estaba demasiado enfadada como para fijarse en él. No tendría ningún dinero hasta que reci¬biese su primera paga; necesitaba su asignación para establecerse en Nueva York. ¡No podía hacerle aque¬llo! ¡No podía! —Lo mataré —masculló. — ______, cariño, no te subas por las paredes antes de hablar con él —dijo su madre, tratando de apaciguar¬la—. Si intentas hacerlo entrar en razón seguro que... Pero _______ ya había salido del comedor y estaba subiendo a su dormitorio a ponerse unos pantalones y unas botas de montar. Iliana♥
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 06:32:55 +0000

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