CARTA ABIERTA. ...///... - Abuela, ¿qué tal fue tu vida con el abuelo? - ¡Ay, mi niña! Hubo de todo pero, sobre todo, mucha espera. - ¿Qué quieres decir con espera? - Pues que, desde pequeños, nos convencemos a nosotros mismos de que la vida después será mejor. - ¿Después? ¿Después de qué? - Tú crees que cuando termines tu carrera y encuentres un trabajo serás más feliz que ahora, ¿verdad? - Sí, eso creo. Pero no entiendo lo que me quieres decir. - Verás, yo me casé convencida de que, por fin, iba a encontrar la felicidad. Pero luego decidí esperar hasta tener mi propia casa. Luego, hasta tener mis hijos. Y luego, hasta que mis hijos fuesen mayores. Y luego, hasta que me jubilara, convencida de que cada uno de esos deseos era lo único que me faltaba para ser feliz. Y, de esta forma, la vida pasa ante tus ojos esperando el tren de la felicidad que nunca llega. - Entonces... ¿te arrepientes de haberte casado y de tener hijos? - No, no, de haberme casado y tener hijos no. De lo único que me arrepiento es de no haber sabido vivir más intensamente cada uno de esos momentos y de haberme entristecido por tonterías. - Entonces... ¿nunca fuiste feliz? - Claro que sí, mi niña. Hubo momentos de felicidad, pero me perdí otros muchos por no saber reconocerlos. ¿Sabes lo que he aprendido después de todos estos años? - ¿El qué, abuela? - Que la felicidad no llega cuando conseguimos lo que deseamos, sino cuando sabemos disfrutar de lo que tenemos. No soñando con el mañana, sino viviendo el hoy. Atesora cada momento de tu vida y recuerda que el tiempo no espera por nadie. Trabaja como si no necesitaras dinero. Ama como si nunca te hubiesen herido. Y baila como si nadie te estuviese viendo, ya que no hay mejor momento para la felicidad que justamente este. Si no es ahora, ¿cuándo, mi niña?
Posted on: Mon, 29 Jul 2013 12:12:21 +0000
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