CUANDO EL MOUNSTRO MUERDE Hace unos meses, contaba la suegra que dos chicas jóvenes, bien vestidas, frente a la esquina de Amador, la habían despojado de sus zarcillos, con una habilidad tan grande que una la cercó por detrás y la otra de frente, los haló y se los quitó. De oro por supuesto. Una nuera de Lula, mi cuñada, contó en esos momentos que su hermano había sido asaltado la semana anterior. Con mi acidez característica comento: “Cuando el mounstro lo muerde a uno, pero lo sigue amando”. Ambas señoras adoran la satrapía que manda en Venezuela, delante de ellas no se puede comentar nada relacionado con el gobierno, esta prohibido hablar de política ante su presencia, se molestan. Meses después, mi sobrino político y compadre Luigui es asaltado en la intersección que hay diagonal a los tanques de agua, por la Avenida Don Tulio, dos malandros en una moto BERA SOCILISTA, de color rojo, rojito. Uno se le para del lado del chofer, pistola en mano; el otro con la moto se le pone al frente: le quitan la cadena, esclava y un pircing, todo CARTIER; se le salvó su Blackberry. Volvió atacar el mounstro, pero lo seguimos amando. Llegó con el cuento donde la suegra, pero no se puede culpar al gobierno, es un fenómeno mundial, es culpa de los medios de comunicación ó de la ostentación como afirmara el oscuro diputado Diógenes Andrade, mejor conocido con el remoquete de El Fantasma. Posterior a este robo, hace unas dos semanas, viernes en la noche, el hermano de la nuera de Lula, va caminando como a eso de las nueve hacia su residencia, por la Avenida 2 Lora, una cuadra abajo de la Plaza de Milla, tres jóvenes, en amena conversación pasan por su lado y uno de ellos le rocía espray en los ojos, queda sin visión, le quitan su Blackberry, la quincena y el reloj. Nuevamente el mounstro volvió a enterrar sus colmillos, pero el no es el culpable, ni siquiera nos damos cuenta que es él. El miércoles, 19-06-2013, el hermano de Virginia, mi esposa, es mordido por la bestia en Valera, saliendo de casa de su tía Eralda, le quitan el teléfono, el reloj y dinero. Pero, la suegra no se debe enterar, no le digan nada, para que no sufra, no se estrese, porque Javier trabaja en Trujillo y entonces se puede preocupar. ¡Cuidado Orlando! Usted que es tan chismoso va y le dice. Bueno, estas cosas tenemos, el mounstro clava sus fauces, pero no es culpable. Ni una denuncia, las mordidas de la bestia quedan impunes. ¿Será por ello que la Defensora del Pueblo o el Ministro del Interior afirman que los índices delictuales han bajado? Si casi nadie denuncia el robo continúa, pero no es percibido, es solo una “sensación de inseguridad”. Dios nos proteja de la bestia, para que no llegue a mayores. José O. Ceballos P. Josece-01@hotmail 24-06-2013
Posted on: Sat, 29 Jun 2013 23:35:47 +0000
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