CURAS EN OPCIÓN POR LOS POBRES Los Papas Juan Pablo II y - TopicsExpress



          

CURAS EN OPCIÓN POR LOS POBRES Los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI encarnaron la lógica interna de ese Estado, preexistente a ellos, y en virtud de ella impusieron un control uniforme, que ahogó la libertad e hizo imposible el avance de la Iglesia en la dirección del Evangelio. Han sido 50 años en los que paralizaron el impulso de Jesús. Hoy podemos encarar la magnitud del problema y ver las causas que lo originan. La base está en que el Papa, además de sucesor de Pedro, es jefe del Estado del Vaticano. Un Estado que, según el Derecho canónico, confiere al Papa una autoridad y un poder absolutos. El Papa tiene una potestad suprema, plena, inmediata y universal; puede juzgar y condenar a los jefes del Estado del mundo entero y no puede ser juzgado por nadie; ni admite apelación alguna, pues la autoridad la posee “por institución divina”; en ella no se da la división de poderes –base del Estado de Derecho- y se la sanciona como intocable. Como consecuencia de tal poder, la dignidad de cuantos pertenecen a la Iglesia desaparece, en el sentido de que nada ni nadie puede hacer valer sus derechos. En realidad, quedan preteridos o anulados pues ese poder, y quienes lo representan, pueden proceder con absoluta arbitrariedad sin que nadie los demande y pueda controlar su omnipotencia. El poder supone una relación de subordinación y, por tanto , de desigualdad, entre uno que está arriba y otro que está abajo y el que está arriba manda y el que está abajo obedece. Esto continúa en la Iglesia, en el siglo XXI, a contracorriente de la modernidad. Es tal y tan fuerte la sacralización de este poder, que no existe seguramente una cuestión que merezca ser analizada con mayor urgencia. Se trata simplemente de confrontar el pensamiento y vida de Jesús con el modo concreto de concebir y aplicar el poder en la Iglesia. Jesús jamás manifestó comportarse como el que manda y exige obediencia, sino como el que nos invita a seguirle. La autoridad para Jesús no es un poder que se impone sino una actitud que se mantiene firme y humilde ante el enemigo y el fracaso y que, desde la debilidad y pequeñez del esclavo, denuncia las desigualdades e injusticias y subvierte el orden de quienes dominan y obedecen. Este comportamiento de Jesús no entraba en la cabeza de sus discípulos y así vemos cómo entre ellos discuten sobre quién será mayor o menor en el Reino de Dios y, cuando Jesús aparece derrotado por sus enemigos, se vienen abajo por la manifiesta impotencia de su mesianismo. Los discípulos no entendieron que alguien como Jesús, que hablaba del Reino de Dios y era aclamado como Mesías, pudiera triunfar con su bondad desde la debilidad y derrota.
Posted on: Fri, 28 Jun 2013 13:48:41 +0000

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