Capitulo 17 parte 2: segundo encuentro Ni en mis mejores - TopicsExpress



          

Capitulo 17 parte 2: segundo encuentro Ni en mis mejores sueños había imaginado que él pudiera recordar mi nombre, yo durante muchos años había sido como su fanática, idolatraba su belleza y tenía sus dibujos en todas partes, algo me hacía pensar que era como el personaje principal del que te enamoras en una novela, solo eso, algo inexistente, pero ahí estaba, tan cerca que mis sentidos se colmaban de su exquisito aroma y mis ojos no se apartaban de los suyos. Por supuesto que el tipo reconoció que el dibujo era de él mismo cuando era más joven, me sentí un poco avergonzada. Con un nerviosismo ahogado le arranqué la hoja de papel de sus manos y corrí, me lancé a correr con la perfecta excusa de tomar tranvía a tiempo y llegar a mi departamento. Entré en el tranvía en el segundo exacto, Harry me siguió también corriendo, las puertas del vehículo se cerraron justo en el preciso instante en el que Harry estaba a punto de entrar. Lo dejé atrás y vi como me alejaba por enésima vez del joven y apuesto misterioso. Yo misma no entendí por qué lo hice, mi mente meditaba sobre el modo en el que yo actuaba. Había algo mas en ese hombre que me hacía dudar, algo que me hacía tenerle miedo y me hacia desconfiar porque.... No quería enamorarme, mi único miedo en toda mi vida había sido el miedo a enamorarme, numerosos psicólogos decían que debía de ser un problema de mi niñez y un día una vidente me había dicho que se debía a algunos sucesos de mis vidas pasadas. ¡Que absurdo! Había sido mi respuesta y lancé resoplido en la cara de la mujer. Sea como sea el hecho era que mi mayor miedo era amar, y este tipo me robaba todas las noches, todos los sueños y abarcaba mis pensamientos incluso de forma inconsciente, siempre todo me recordaba a ese joven que conocí una vez, era algo totalmente ilógico, ya lo amaba, y sabia que si nos relacionábamos más sería peor, me daba la sensación de que el amor me lastimaría, de que él me rompería el corazón pues ya lo había hecho una vez, cuando besó a esa otra chica después de haberme besado a mí. Pero nunca me hice ningún tipo de ilusiones y eso me mantenía con el corazón en pie, siempre me hice creer a mi misma que Harry era un personaje ficticio, algún personaje de mi imaginación, y entonces, nueve años después aparecía para demostrarme que sí era real, que no era producto de mis fantasías, y me llamó por mi nombre. ¿De verdad después de tanto tiempo recordaba mi nombre? ¿Recordaba a una insignificante chica a la que le dio un beso la misma noche en la que probablemente había besado a otras veinte muchachas más? Efectivamente tenerlo cerca era peor, era cada vez más difícil hacerse la idea de que no lo amaba. Yo iba sentada en los asientos traseros del tranvía, miré por la ventana y en un lujoso Lamborghini negro me venía siguiendo el famoso Harry Styles. Retiré mi mirada de él, debía pensar en otra cosa, saqué de mi mochila una hoja y un lápiz de carboncillo oscuro, quizás si dibujaba alejaría mis pensamientos de él pero lo único que conseguí dibujar fue su rostro, su cuerpo, su belleza. De forma instintiva mi lápiz se movía mecánicamente afincándose en la hoja tanto que creí que terminaría rasgándola. En mi papel me memorizaba cada cosa nueva de este nuevo Harry hombre, no lo quería olvidar, no quería que de mi memoria se borrara una belleza tan quimérica, no quería olvidar su aroma a dioses nunca jamás. No tuve el tiempo suficiente para perfeccionar el dibujo debido que debía bajarme en la siguiente parada, mi departamento. Antes de levantarme del asiento volví mirar a través del vidrio y noté que Harry aun estaba allí persiguiéndome con su auto. Bajé del vehículo, Harry se estacionó e hizo lo mismo, fingí no notarlo, rebusqué en mi mochila las llaves del departamento para estar lista para abrirlo muy deprisa en caso de que este tipo continuara siguiéndome, entré a la residencia desde el aparcamiento, él estaba detrás de mí, venía intentando disimular con las manos en los bolsillos de su pantalón, aceleré el paso, él también lo hizo para no perderme de vista. Esta vez estaba empezando a sentir miedo. ¿Por qué me estaba siguiendo? ¿Que quería de mi? Me adentré en los pasillos de edificio, lancé una mirada hacia atrás por encima de mi hombro, nuestras miradas se cruzaron, durante unos segundos nos miramos a los ojos, sus perfectos ojos reflejaban una traviesa curiosidad, ahora él sabía que yo estaba al tanto de que me estaba siguiendo y eso convertía la situación en una verdadera persecución. Prácticamente abordé a correr y él me imitó. Entré al ascensor, presioné el botón de mi piso una y otra vez desesperada para que las malditas puertas se cierren, el elevador me llevaría directo al interior de mi departamento ya que yo vivía en el pent-house. Harry corrió más que rápido y alcanzó entrar en el elevador un segundo antes de que las puertas se cerraran tras su espalda. Sentí como si mi corazón se detenía, quedé sin aliento, paralizada y sin habla. Él estaba delante de mí. –esto sí que se pone interesante. –dijo Harry con su típica sonrisa pícara que yo conocía perfectamente. Por supuesto que sí, interesante era la palabra correcta, estaba sola en un ascensor con un tipo prácticamente ajeno a mis conocimientos que hace dos segundos me venía siguiendo desde el otro lado de la ciudad. ¿Que podía pasar? Enseguida obtuve una respuesta. Harry me arrinconó con sus brazos entre la pared de espejo y su cuerpo con un atípico salvajismo, todo el cuerpo me palpitaba por la presión de su cuerpo contra el mío, sentí como la sangre caliente me recorría las venas enardeciendo todo mi cuerpo, mi respiración se volvió entrecortada, la piel de Harry estaba ardiendo como el fuego. Sus labios, en los que tanto me inspiré dibujando, se veían mucho más sensuales en persona y mucho mas apetitosos estando tan cerca de los míos, no estaba segura de lo que pasaría después pero en ese instante me sentí dispuesta a todo, era imposible negarse a un hombre tan irresistible como el que me tenia acorralada en sus brazos, no me molesté en decirle nada, lo dejé actuar. –siento como si todos estos años hubiera estado buscándote. –me susurró casi pegado a mis labios y aun así la distancia me parecía inconmensurablemente enorme. –ya me encontraste. –hablé a duras penas sin poder respirar. La sonrisa que llevaba en sus temblorosos labios se ensanchó. De forma feroz selló mis labios en un profundo besó ardiente y frenético, nuestras lenguas se acariciaron permitiéndonos explorar terrenos desconocidos, esa fue la segunda vez en esta vida que nuestros labios se encontraron, pero esta vez había una desesperación reprimida en nuestro interior que hacía que nuestro lado salvaje se mostrara de modo insaciable. Las manos fuertes de ese hombre comenzaron a tocarme, se deslizaban por mis caderas, recorrían mis piernas y trazaban mi figura con las yemas de sus dedos, sentí como mordisqueaba desde el escote de mis hombros hasta mi oreja. Todo era completamente nuevo para mí, nunca había sentido tales emociones con anterioridad, dentro de mi pecho un abrigador calor me sofocaba y en mi vientre se sentía un hormigueo soliviantado. ¿Como podía estar pasando esto? ¿Como me había dejado llevar por las caricias de un simple extraño? ¿Esta no era la parte donde debía detenerme a abofetearlo para mantener mi dignidad en alto? Pero se me hizo tan fácil amarlo, inclusive sentía como si lo hubiera amado mucho antes de conocerlo, como si estuviéramos destinados a estar juntos, lo único que esperaba es que esta vez no corriera a besuquearse con otra mujer después de haber acabado conmigo. En cuanto emprendió a levantarme la blusa el ascensor desplegó sus puertas y nos encontrábamos en mi cómoda estancia, lo halé de la corbata y lo hice pasar, jugueteé con él, lo lancé en el sofá de mi sala y me tumbé encima de su cuerpo. Y pensar que unos minutos atrás había querido huir de él, no dude en arrancarle la corbata y hacer volar los botones de su camisa para deleitarme con su torso musculoso desnudo, antes de despojarnos de nuestra ropa Harry me alzó y se puso de pie conmigo en brazos, me enganché a su cuerpo rodeando con mis piernas sus caderas. –no te incomodes pero prefiero la cama. –me explicó haciéndome saber que el sofá no era la mejor elección. En poco tiempo estuvimos en una de las habitaciones lanzando nuestra ropa por todo el suelo y besándonos hasta que nuestros labios estuvieron adoloridos, mordisqueando nuestra piel con deseo. Me abrazaba dolorosamente fuerte dejándome sin aire y aplastando todos y cada uno de mis huesos, era doloroso pero placentero, satisfactorio y reconfortante sentirse protegida en sus gruesos brazos, era sencillamente fascinante juguetear con sus mechones de pelo entre mis dedos, su aroma a perfume y a cuero me dejaba impregnada de él, tocar su dotado cuerpo me hacía sentir viva, saborear su piel, su cuerpo, sus labios saciaba mi sed de él, mirarlo, conocer y explorar su cuerpo con todos y cada uno de mis sentidos, sentir sus manos rozándome la piel y su frío aliento en mi cuello, contar cada uno de los detalles que lo hacen perfecto, aferrarme y entrelazarme entre sus piernas, escucharlo jadear con la respiración agitada y sentir su corazón latiendo encima de mi pecho era la experiencia más increíble que alguna vez haya vivido. Definitivamente nunca iba arrepentirme de lo que pasó, estuvimos dos días enteros metidos en la cama, descubrí que amaba a ese hombre más que a mi propia vida, era mío, yo era suya. –¿me amas? –me preguntó recostado a mi lado, completamente agotado y sonrojado después de haberme abastecido de besos. Asentí con la cabeza, sentía mucha vergüenza de admitirle con palabras lo mucho que lo amaba por miedo a que él no sintiera lo mismo y por miedo a que se echara a reír en mi cara, después de todo seguía siendo un extraño que me llevó a la cama un par de días, ¿y luego qué? Yo conocía su cuerpo entero pero apenas conocía su nombre. –genial. –respondió–. Porque yo también te amo. Esa fue nuestra luna de miel antes de la boda, al día siguiente renuncié a mi trono en Inglaterra y Harry renunció a su puesto en el ejército, tuvimos una boda en Australia cerca del mar y nuestra segunda luna de miel para luego volver a Francia. Nueve meses más tarde nacieron mis dos hijos gemelos idénticos a su padre a quienes llamamos Edward y Stephen. ¿Como había sido tan fácil encontrar al amor de mi vida? ¿FIN...? Final esperado, ¿o ké? u_u. Final ridículo, ¿o ké? u_u. ¡Comenten, que les pareció!{No me insultenD: -_- } Los amo. Estoy seguiréis, que son los mejores. No los cambio por nada ♥. -Rocio♥.
Posted on: Tue, 01 Apr 2014 21:57:05 +0000

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