Capítulo 20 – Encuentro Accidental FINAL parte 1 Qué fría - TopicsExpress



          

Capítulo 20 – Encuentro Accidental FINAL parte 1 Qué fría estaba aquella habitación, el silencio la inundaba y ensordecía los oídos. No había nada ni nadie allí, sólo la oscuridad y la soledad de un lugar incierto y desconocido. ¿Dónde estaba? ¿Acaso había muerto? Se sintió a sí misma caer en un abismo profundo, no podía, no dejaba de sentir aquella sensación de caída permanente hacia la oscuridad. ¿Se estaba yendo al infierno o a algún lugar parecido? Se preguntaba, mientras comenzaba a sentir dolor en todo su cuerpo, como si hubiera sido flagelado de todas las formas posibles… Eso era dolor… entonces sí estaba viva…Se sobresaltó y abrió los ojos… pero la luz le lastimaba demasiado, el silencio le inundaba por completo; pero aún oía los molestos sonidos de esa máquina “tii, tii, tii”.Todo el cuarto era blanco… por las cortinas color marfil entraba la luz del día.Observó la habitación una vez más… miró hacia los costados… vio sus manos y sólo pudo mover la derecha, la izquierda temblaba horriblemente al intentar cualquier cosa.-Ah… ¿d-d-donde – tartamudeó – e-e-estoy? – sentía que su voz no quería salir y que apenas podía hablar, como si no la hubiera usado en demasiado tiempo.Escuchó la puerta abrirse y entró un joven doctor, quien le miró y su rostro se iluminó.-D-d-donde e-e-estoy – preguntó débilmente mientras sus ojos apenas se acostumbraban a la luz.-Tranquila – le dijo con una voz profunda y amable; sin embargo se escapó corriendo… no lo entendió.A continuación entraron unas enfermeras y luego unas personas que le miraban sonrientes.-Leila!!! Hija!!! – exclamaba una mujer muy bien vestida mientras le abrazaba.-Leila! Ya despertaste!! Por fin – decía un muchacho sonriendo de felicidad mientras también le abrazaba.-Hijita!! – un hombre pelirrojo pero muy canoso se acercó a darle un abrazo. Todos la miraban tan emocionados que parecía que iban a llorar; pero la muchacha se dirigió al doctor, quien le miraba muy satisfecho.-Y-yo no c-c-conozco a e-estas p-personas – le dijo.-Qué? – el doctor se alarmó – como que no las…-N-nunca l-las he v-visto… n-no p-puedo hablar – apenas articulaba palabras mientras el padre, madre de Leila y Mark intercambiaban miradas asustadas y a la vez angustiadas.-Leila…-Q-quién e-es L-leila?? – Preguntó la muchacha frunciendo el ceño y comenzando a desesperarse – q-quiénes son u-ustedes…-No, no… - el médico se agarró la cabeza muy preocupado – le hicimos estudios!! No puede ser – comenzó a dar vueltas alrededor de la habitación – le hicimos estudios!! No no no… esto no puede ser… en los encefalogramas que le hicimos no se notaba el daño al temporal… no no…-¿Doctor? Nuestra hija… perdió la memoria?? – preguntó temeroso el padre, mientras el médico lo miraba angustiado.-Me temo… - comenzó.-Q-quién e-es L-leila!!!! – gritó desesperada mientras golpeaba la cama con las manos.-No… esto no puede ser mi hija no!! – se lamentó el padre, luego fue a estrellarse contra el doctor – usted nos dijo que no se dañó esa parte del cerebro!!!!!-Lo lamento pero eso mostraban los estudios que le hicimos!!-Espera – calmó la madre a su esposo para que guardara silencio, pues Mark intentaba hablar con la muchacha.-Mira, Leila es tu nombre – le dijo con suavidad mientras intentaba ocultar su angustia – Leila Marian Emerson, dilo conmigo si? Leila Marian Emerson-L-Leila M-Marian E-Emerson – repitió la chica obedientemente; pero frunció el ceño – n-no me g-gusta…-Leila por favor – intentaba Mark.-Por favor… salgan y en un momento les llamaré, debemos hacerle otros estudios, lo lamento – se disculpaba el joven doctor muy desesperado.Pasaron lo que parecieron ser horas y salió el doctor de nuevo, los padres de la muchacha y Mark fueron muy apurados a escuchar el informe.-Ahora que está despierta, pudimos ver las zonas verdaderamente afectadas de su cuerpo – comenzó a explicar – para empezar, como ya pudieron notar, tiene amnesia, ni siquiera recuerda quién es – los padres casi se morían – ahora, por los fuertes golpes en la cabeza, tiene una ligera pérdida del habla, le cuesta acostumbrarse a pronunciar palabras más complejas…-No puede ser… - el padre apenas se contenía, mientras que la madre aguantaba las lágrimas.-¿Algo más doctor? – preguntó Mark muy preocupado.-Su memoria ya no retiene los elementos con facilidad, le cuesta hacerlo más que antes – resopló – eso es todo en cuanto a los daños cerebrales…-Eso es todo??? – se desesperó el hombre de la familia.-En cuanto a los daños físicos… recibió un golpe muy fuerte en la columna y no puede caminar, además, por los daños en la cabeza, no puede mover con normalidad toda la mitad izquierda de su cuerpo.-¡Y nos lo dice ahora!!! – vociferó el padre.-Por favor Taylor, cálmate – le detuvo la señora.-Todo esto tiene solución – continuó el joven médico – sobre la memoria, se le hará un tratamiento para que poco a poco su mente se vaya abriendo a las cosas que le dijeron, incluso se le hará hipnosis para poder hacer regresión, claro que ustedes deben ayudarle a recordar más cosas, eso también nos ayudará a que recuerde cuántos años tiene y muchos de los conocimientos que ya haya adquirido. Le daremos tratamiento especial para que su capacidad mental mejore lo más posible.-¿Y la columna? ¿Qué harán con eso? – preguntó Mark con el ceño fruncido.-Entrará a fisioterapia; pero no quiero darles falsas esperanzas – se disculpó – no volverá a caminar como antes pues sus daños, aunque son reversibles, son muy severos…Lo que más costó en el tratamiento, fue hacerle entender a Leila que ese era su nombre, pues no le gustaba para nada y le daba vergüenza decirlo cuando se lo preguntaban.Un mes después le dieron de alta, sus padres habían comprado una casa en la ciudad para poder llevarla al hospital todos los días que fueran necesarios mientras duraba su tratamiento. Mark le acompañaba en todo momento y la llevaba a todas partes en su silla de ruedas, mostrándole la ciudad, las avenidas, las calles, los parques y todo tipo de lugares que debía conocer.Leila observaba todo muy admirada y le encontraba lo hermoso a lo que antes no sabía apreciar y ni siquiera le tomaba atención. Sus padres como nunca antes, se quedaban con ella, salían con ella, la cuidaban, le llevaban a sus tratamientos en el hospital. No pasaban un segundo lejos de su hija.Poco a poco recuperaba el habla y podía pronunciar palabras más complejas; sin embargo, su dicción no era la misma de antes. Con ayuda de los médicos fisioterapeutas, podía dar unos cuantos pasos con su ayuda. Pasaron meses para lograr todo aquello; sin embargo, su memoria era la que más lento avanzaba, no podía recordar más que su nombre y su edad “veintiuno”. No recordaba a Mark ni a sus padres; sin embargo les había tomado cariño natural, al ser ellos quien le cuidaban y estaban a su lado día y noche.Le mostraban fotos de ella misma, caminando normalmente, casi corriendo. Ella de niña. Todo tipo de cosas que le ayudaran a recordar. Vagamente recordó que iba a la escuela e incluso que iba a la universidad; pero nada más que eso.Pasados al menos ocho meses, volvieron a su mansión. Habiendo contratado a dos médicos para que continuaran con el tratamiento de fisioterapia de Leila, quien ya podía levantarse de la silla de ruedas con algo de ayuda. La muchacha se sorprendía por la cantidad de cosas hermosas, monumentos, estatuas de marfil que tenía el lugar donde vivía. Admiraba los jardines y todo, como nunca antes lo había hecho al estar acostumbrada a ello.En sueños, Leila no se sentía muy bien, a veces le daban pesadillas silenciosas sobre cárceles, persecuciones, llanto… todo era llanto. Los sueños que no le molestaban eran aquellos en los que veía una mirada de ojos verdes que le tranquilizaba, esa chica le sonreía, le abrazaba; no sabía quién era y hasta creía que era un ángel. Sin embargo, los sueños sobre esa chica eran muy pocos y eran los más tranquilos que tenía.-Oye Mark – le habló a su amigo un día – sabes… hay algo que me incomoda…-Qué sucede? – preguntó extrañado el joven cuando estaban sentados en una banquita de la placita de su terraza.-Mira… muchas veces sueño con… - frunció el ceño – una chica de ojos verdes…-Chica de ojos verdes? – se alarmó Mark - ¿Cómo es físicamente? ¿Sólo tiene ojos verdes o algo más?-Pues… tiene cabello castaño y… somos de la misma estatura – rió; pero continuó seriamente – es extraño, cuando la veo en sueños me tranquilizo… es como si, t-todo el tiempo tuviera algo i-intranquilo aquí – señaló su corazón – pero… cuando sueño con eso, m-me siento feliz al despertar… no lo entiendo…-Tal vez es sólo un sueño – sonrió nerviosamente Mark, intentando no poner mucha atención y menos pensar en la persona de quién Leila estaría hablando; pero fue inútil, pues poco a poco las preguntas sobre esa muchacha continuaban y aumentaban, la curiosidad e incertidumbre de Leila estaban cada día más presentes.Un día, practicaba caminata con muletas en el salón gimnasio que tenían en la mansión. Los doctores de fisioterapia le ayudaban a no caerse e incluso respiraban aliviados al ver que la pobre Leila ya se había acostumbrado a usar esas cosas.-Bueno Leila – decía uno de ellos con la mirada satisfecha – eso es todo por hoy, debes volver a tu silla de ruedas, mañana continuaremos con las muletas.-Pero… - negaba la muchacha – por favor, déjeme caminar con ellas, me siento inútil en la silla de ruedas – resopló angustiada y suplicante. El doctor le miró entristecido y al final accedió; pero le advirtió a Leila de que sea muy cuidadosa, incluso se ofreció a acompañarle hasta la sala de la mansión para decirles a sus padres que la cuidaran.El doctor y Leila por fin llegaron cerca a la sala; pero oyeron una discusión entre Mark (quien se había mudado a la casa por un tiempo para ayudar a Leila) y sus padres, se paró en seco para escuchar. El médico que le acompañaba parecía querer continuar; pero ella le detuvo.-Espere un momento – le dijo, aguzando los oídos para oír la discusión más claramente.-Debemos decirle! – Se escuchaba la voz de Mark – me pregunta sobre eso todos los días…-No, no, no se lo diremos – negaba la voz del padre.-Taylor, creo que de todas formas lo tendrá que saber – decía la voz de la madre.-No quiero que mi hija sufra ese dolor me entiendes?? – insistía el hombre.-Pero señor… si Leila hasta sueña con ella, casi todo el tiempo!! Me lo pregunta y hasta me dijo que quiere encontrarla porque quiere saber si es real o sólo aparece en sus sueños… - agregaba el muchacho.-Taylor… piénsalo – apoyó la madre – nuestra hija debe saberlo…-Y cómo quieres que se lo diga?!! – Estalló el padre fingiendo una voz sarcástica – hija hace tiempo tenías una relación con una chica; pero esa chica se fue hace más de cuatro años! El tiempo que estuviste en coma!!-Qué? – Leila miró al doctor, horrorizada - ¿Cu-cuatro años? – el médico parecía sentirse culpable, todo el mundo sabía del tiempo que había pasado; pero nadie le había dicho, habían esperado demasiado para prepararle psicológicamente. La muchacha se separó del hombre y fue al encuentro de sus padres, para enfrentarlos, aunque realmente no sabía lo que ocurría y por qué era que su corazón se había fruncido tan dolorosamente. Los padres y Mark le miraron asustados – Cuatro años… ¿han pasado cuatro años?-Hija… – musitó Taylor Emerson, sin habla.-Quieres decir que – la chica caminó lentamente hacia el espejo de la sala, ayudada por sus muletas, observó su rostro y el pelo que estaba largo, bien cortado y peinado, las manos… la cicatriz en el brazo y esa horrible marca cicatrizada en su pecho – quieres decir… que tengo… veinticinco años??-Leila… - comenzó Mark.-Ustedes me dijeron que tenía veintiuno…-No hija no lo malinterpretes… no queríamos que te sintieras así – se excusó la mujer – por eso te lo dijimos…-¿Y hasta cuándo iban a ocultarme la verdad? – se enojó aún más la chica – por siempre??-Hija… - llamó el padre.-No!! – negó con la cabeza mientras se alejaba lo más rápido que le permitían sus enfermas piernas – ni siquiera sé quién soy en verdad… ni siquiera sé qué hago… no recuerdo nada aunque lo intente...Tuvieron que pasar muchas semanas para que Leila pudiera tranquilizarse y aceptar la idea que sus padres lo habían hecho nada más por su bien. Lo único que aún no tenía claro, era lo de esa muchacha de ojos verdes con la que soñaba casi siempre. Poco a poco y más seguido había empezado a ver imágenes cada vez más claras de ella; pero nunca oía lo que le decía en sueños, pues eran silenciosos.-Leila – habló un día Mark, llevando una cajita, la había encontrado en el granero del rancho, sentaba en un cubo de paja con sus muletas a un costado, mirando los hierbajos atentamente - ¿qué haces?-No sé – respondió la muchacha – de repente quise venir aquí.-Oye, debo mostrarte algo – le dijo mostrándole el pequeño cofre.-¿Qué es?-Mira – se sentó al lado de Leila – tus papás no querían que te lo mostrara; pero… es necesario.-¿Qué es?-Es acerca de todas las preguntas que me haces sobre esa chica de ojos verdes – respondió el muchacho abriendo lo que llevaba.-¿Eh? ¿Esa chica existe?-Claro que sí, aunque ahora no sé dónde está, no la vi hace más de cuatro años, cuando dejó el país…-¿Y por qué lo dejó?El muchacho le explicó de la vez en que se habían conocido en la universidad y todas las cosas que habían hecho. Prefirió no contarle sobre Vanessa pues sólo sería un mal recuerdo.Leila sólo le escuchaba sorprendida y poco a poco una pequeña luz de algún recuerdo se hacía presente pero no lograba distinguirlo.-Pero después… te diste cuenta que ya la conocías – explicaba Mark.-¿Cómo?-Por la red de internet…-Dios…-Y que empezaste a amarla desde esas veces; pero por una serie de sucesos, dejaron de hablar…-Fue mi culpa… - dijo con el ceño fruncido – dejamos de hablar por mi culpa…-Eso no fue tu… - abrió los ojos muy sorprendido pues Leila recordó eso - ¿Qué dices?-Yo le jugué la broma… no sé cómo pero… yo le jugué esa broma… - seguía con el ceño fruncido, mientras comenzaba a sentir un poco de dolor de cabeza – mi cabeza…-Si quieres continuamos mañana o más tarde – propuso el joven.-No, no… quiero saber más… - observó el cofre - ¿qué hay ahí?El joven sorprendentemente sacó el sobre que le había entregado esa muchacha de ojos verdes a Leila, el día de su despedida. Luego sacó un chip de celular…-Lo que nos dijeron a tus padres y a mí, es que al parecer, un auto te atropelló; pero un taxista encontró tu cuerpo abandonado en la carretera, por lo cual… te llevó a un hospital cercano del campo, cuando la policía se enteró de que tú eras Leila Emerson, en seguida llamaron a tus padres y a la vez que te llevaron a un hospital más capacitado, comenzaron a investigar tu desaparición. En tu ropa encontraron estas cartas y el chip de tu celular – explicó el joven – me tomé la libertad de quedarme con la carta para dártela cuando te encontraran – le mostró el chip, sacó su celular, lo apagó y lo abrió, sacó el suyo y le puso el chip de Leila. Colocó la batería y encendió – mira… – le entregó el sobre a Leila, quien al observarlo sintió una terrible aflicción, rompió a sollozar - ¿estás bien? – preguntó Mark muy preocupado.-No sé… no sé por qué estoy llorando – murmuraba desesperada la muchacha mientras se limpiaba las lágrimas.-Leila continuaremos después si quieres…-No, no… - negó la chica– muéstrame… ¿qué hay en el chip?Mark le mostró los mensajes que se mandaban entre ellas que aún yacían guardados en el celular. Leila sentía tristeza al leerlos al recordar lo que le habían dicho “Se fue hace cuatro años y no volvió”.“te amo Leila… más que nadie” 5 likes y sigo
Posted on: Mon, 16 Sep 2013 12:41:29 +0000

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