"Clara trabajaba en una floristería. De pequeña quiso ser - TopicsExpress



          

"Clara trabajaba en una floristería. De pequeña quiso ser doctora, salvar vidas, ganar lo suficiente como para poder viajar por el mundo, tener un título del cual sentirse orgullosa. Tenía el sueño, el promedio y la voluntad necesaria para lograrlo… Pero también tenía a Daniel. Él chico que la saco de su mundo, llevándola al cielo para luego dejarla caer en el infierno. Lo conoció a finales del bachiller, ya lo tenía todo planeado; La universidad a la que asistiría cuando se graduara, los horarios, los tutores que le explicarían lo que no entendiera, incluso pagó el transporte que la llevaría de la universidad a su apartamento todos los días. Fue el día de su graduación. Daniel no debía haber aparecido; Debió haber dejado que las cosas siguieran fluyendo justo como lo habían hecho hasta ese momento, pero apareció. - Clara Flaery –Llamó el profesor, el corazón de Clara saltó dentro de su pecho mientras se levantaba, rodeada de los vítores de sus compañeros— - ¡Esa es la futura madre de mis hijos! –Gritó Mateo en el momento en que le estaban colocando la medalla a Clara— Ella volteo, le sonrió sonrojada. Mateo era uno de sus mejores amigos, sólo que a veces se pasaba de payaso. Abrazó a unos cuantos profesores, y en cuanto finalizaron todas las formalidades se dirigió a la escalerilla, henchida de orgullo por llevar ya su título de bachiller en las manos. Allí estaba el fruto de todos sus desvelos, de todo el estrés, de todos los días que pasó encerrada en su cuarto haciendo resúmenes y resaltando párrafos antes de un examen. Estaba tan hipnotizada con su título, que no se dio cuenta de los cables al frente de sus pies. Iba en la mitad de las escalerillas cuando sintió cómo se enganchaban, mandando todo su equilibrio al carajo. Estiro las manos, dejando caer el título, y espero poder evitar que el golpe lo recibiera su rostro. Pero el golpe no llegó, abrió los ojos; Su titulo rodó por la escalerilla hasta tocar el suelo. Levantó la mirada, y se encontró con dos ojos color chocolate que la dejaron sin habla. - Menos mal que mis reflejos son buenos; Sería una lástima que pasaras el resto de tu día de graduación esperando que te enyesen una pierna—Los brazos de aquel chico eran muy calientes, tanto que de repente Clara deseó tener un ventilador cerca— Ella recupero el equilibrio sin decir palabra alguna, él la soltó y se dirigió hacía el montón de cables. En la tarima cada profesor golpeaba su micrófono exasperado; al parecer Clara con su caída los había desconectado. El chico insertó un par de conectores, y el sonido de los micrófonos volvió a inundar la habitación. - Eh, creo que esto es tuyo—La señora sostenía el título de Clara en las manos. Ella se lo recibió con un rápido movimiento—Deberías ir a sentarte para que no seas un obstáculo cuando el próximo estudiante reciba su titulo y quiera bajar por la escalerilla. - Sí, claro, lo siento—Clara se apresuro en volver a su asiento— Acabó la graduación, todos lanzaron sus birretes al aire, y en cuanto cayeron al suelo Clara se dio cuenta de que el mismo muchacho que la ayudó estaba a un lado de la tarima, mirándola con detenimiento. Ella le sonrió, y lo saludo con una mano tratando de ser amable. Se sentía algo mal por no haberle dado las gracias así que pensó que con ese gesto compensaría un poco las cosas. - ¿Quién es él? Grrr—Ronroneó Laura a su lado. Clara arrugo la Nariz, ella no era precisamente su amiga, le sorprendía que se atreviera a hablarle— - ¿Qué voy a saber yo? Ve y pregúntale, cotilla. Laura la fulminó con la mirada, pero siguió su consejo. Clara observó cómo le hacía ojitos al muchacho, algo ardió en su interior. A los minutos Laura regresó con cara de mala leche, y al pasar por el lado de Clara no dijo ni pío, sólo la choco a propósito con su hombro y siguió de largo. El resto de la noche fue pura fiesta; Empezaba a terminarse la madrugada cuando, ya muy cansada, decidió marcharse a su apartamento. Los pies le escocían por las horas que paso levantada. Cuando estaba entrando al estacionamiento alguien gritó su nombre. Se volteó con un fastidio que borro de su cara en cuanto se dio cuenta de quién era el que la llamaba. - ¿Cómo sabes mi nombre?—Le preguntó Clara al muchacho, quien esbozo una encantadora media sonrisa— - Lo dijo el profesor cuando te entrego el título, sería pecado no recordarlo—Se acercó un poco más, Clara empezó a sentirse algo incomoda—De todos los que mencionó, fue el único bonito. El rubor coloró sus mejillas, pero la obscuridad lograba disimularlo. Ella no era una chica ligona, era una chica estudiosa, por lo que no pensaba seguirle el coqueteo al muchacho. Sin embargo era verdad que le llamaba mucho la atención, tanto que le habría gustado seguirle el juego. - Gracias—Murmuro—Por evitar que cayera. Me sentí muy culpable por no agradecérselo en el momento, pero ahora que ya lo hice me voy tranquila. - ¿Tienes quién te lleve? –Clara negó con la cabeza; Ella siempre se iba con el transporte, pero debido a las tempranas horas en que acabo la fiesta, se veía obligada a llamar un taxi—Puedo llevarte, si no le temes a las motos. - Le temo a los extraños, así que si me permite debo llamar un taxi—Abrió su cartera para buscar su celular, pero el muchacho le agarro la mano impidiendo que lo hiciera. De nuevo sintió aquel calor, ahora directamente sobre su piel, y fue estremecedor— Ella abrió los ojos como platos. Jamás sintió eso con ningún chico. Ella no era una muchacha alborotada. ¿Qué le pasaba? - Soy Daniel—Dijo con voz queda, como si no quisiera que nadie más que ella lo escuchara. Alzó la mano de Clara, que aún tenía entre las suyas, y la beso—Ya no soy un extraño, ¿Sigues teniéndome miedo? Las piernas le temblaban a Clara, y ella libero sus manos antes de que él notara que temblaba. - Buenas noches—Se despidió Clara con rapidez. Aquel chico era un atrevido. Seguro acostumbraba a hacer ese tipo de cosas con las chicas…Pero a Clara le parecía tan dulce…-- - No saques ese celular de tu cartera, ¿Si le digo a todos en la fiesta que vas conmigo, te sentirás más segura? Así si te pasa algo sabrán a quien deben meter tras las rejas. Ella asintió. Daniel entró en la fiesta, y unos cuantos minutos más tarde volvió a salir, él la agarro de la mano y la guió hasta su moto. Clara volteo un momento a mirar la escuela, y pudo apreciar como Laura le sacaba el dedo corazón. Eso la hizo sonreír. Daniel colocó un gran casco sobre su cabeza, y lo ajusto con delicadeza. Se pusieron en marcha, y durante todo el camino Clara se preguntó cómo era posible sentirse tan segura con un extraño. Después de eso, Daniel se convirtió en una presencia constante en su vida. Pasaron prácticamente todos los días de las vacaciones juntos, haciendo las típicas cosas que hacen las parejas enamoradas, sólo que para ellos dos era especial. La confianza entre ambos creció tanto que Clara fue capaz de contarle hasta el último de los secretos que guardaba en su alma, cosa que no había hecho con nadie. - Mis padres murieron cuando era muy chica—Empezó Clara, envuelta entre los brazos de Daniel, habían pasado todo el día acostados uno al lado del otro, viendo una maratón de películas—Mi abuela se hizo cargo de mi hasta que cumplí los catorce años, pero entonces empezó a sufrir Alzheimer y decidieron que no era apta para cuidarme. Así que me enviaron con Luis y Leila, mis padres adoptivos. Desde el primer día supe que estábamos destinados a odiarnos, yo no los comprendía, y ellos no me comprendían a mí. La verdad les daba mucha pelea, estaba molesta porque en ese entonces no creía que fuera justo que me separarán de mi abuela… - Y pediste que te dejaran mudarte a este apartamento sola—Completó Daniel, metiéndole un chocolate en la boca a Clara. Ella asintió, y tragó rápidamente para poder seguir con la historia antes de que las lagrimas empezarán a salir de sus ojos— - Ellos pagaron las primeras cuotas, pero pronto tuve que buscar trabajo para poder mantenerme por mi cuenta. De vez en cuando me envían pagos, y vienen a verme, pero no es muy seguido que digamos. Ellos prácticamente se desentendieron de mi, y yo de ellos. - ¿Cómo la vida puede ser tan dura con algo tan bello? –Se quejo Daniel, enojado. Ella le metió un chocolate en la boca antes de que empezara a despotricar contra el mundo— - Me ha hecho fuerte, y ahora te tengo a ti, así que creo que la vida al fin está empezando a sonreírme—Clara se acercó, y le dio un rápido beso en los labios, saboreando el chocolate que había sobre ellos— Si antes había sentido ganas de llorar, ese beso no dejo rastro de ellas. Daniel le demostraba su amor todos los días. También tenía un pasado difícil; Se fugó de casa, y para mantenerse trabajaba prestando un sofisticado equipo de sonido a quienes preparaban distintos actos y celebraciones. Se lo regalaron antes de que se fugara, y si no fuera por ese equipo de sonido seguramente habría muerto de hambre. Clara, entre más lo conocía, más se enamoraba. Daniel tenía sus espinas, es cierto, pero ella lo amaba con todo y eso. Estaban empezando el último mes de sus vacaciones cuando Clara empezó a enfermar. Se enojó muchísimo, pues se suponía que debía aprovechar ese mes adelantando el contenido que vería en la Universidad. Daniel cuidó de ella como si se tratara de su hija; Con todo el amor, la delicadeza y la preocupación del mundo. Vomitaba todos los días después de cada comida, durante el resto del día se encontraba tan mareada que apenas si podía levantarse de la cama para bañarse, cepillarse los dientes y usar el baño. Pero no fue hasta que Clara noto el atraso de su ciclo menstrual que empezó a sospechar lo que le sucedía. Sospechas que se confirmaron el día en que Daniel llego con el test de embarazo de la Farmacia. Clara pasó toda la noche llorando, y Daniel se mantuvo a su lado, tratando de consolarla. - Mis estudios, Daniel, tendré que dejar mis estudios. ¿Qué va a pasar conmigo?—Daniel la acunó contra su pecho, y le besó la frente— - Nada les va a faltar ni a ti ni a nuestro hijo, te lo juro—Clara negó con la cabeza, ella no quería tener un hijo, no deseaba estar embarazada—Tú seguirás tus estudios. - Pero…--Daniel la calló colocando uno de sus dedos sobre sus labios— - Me aseguraré de que no tengas que abandonarlos. A la mañana siguiente, Clara cayó en la cuenta de que debía renunciar a su orgullo puesto que ella, Daniel y el bebe necesitaban toda la ayuda que pudieran recibir. Llamó a sus padres adoptivos en busca de ayuda, pero si antes habían estado alejados, luego de esa llamada no volvieron a dar señales de vida. Se desentendieron por completo de Clara. Eso le dejo en claro que sólo podía contar con Daniel. Daniel siguió con el negocio de prestar el equipo de sonido, sólo que con lo que ganó empezó a formar un criadero de animales exóticos. Los criaba y los vendía a un precio que le permitía pagarle a Clara las consultas con el obstetra, y también todos los productos que ella necesitaba para que el bebe creciera sano. Clara empezó a asistir a la universidad, todos los días trataba de disimular su embarazo lo más que podía; No deseaba tener que soportar los comentarios insensibles que sus compañeros podrían hacer si se enteraban. Sigo asistiendo a sus trabajos a medio tiempo hasta que cumplió los cinco meses de embarazo, y Daniel preocupado le aconsejo que descansara y lo dejara a él ocuparse de todo. Pasaban las semanas, y la joven pareja empezaba a tener fe en que de verdad podrían salir adelante. - Sí, esta es la dirección—Daniel le pasó un trozo de papel a Gabriel—Ten mucho cuidado con el equipo de sonido… - Tranquilo, Daniel, no le pasará nada. Todo lo que he llevado en esta camioneta siempre ha llegado en perfecto estado—Daniel asintió. Gabriel era uno de sus mejores amigos, sabía que podía contar con él— Era la primera vez que no se encargaría en persona del equipo de sonido. Tenía que acompañar a Clara al obstetra, y quienes habían pedido prestado el equipo harían la fiesta exactamente a la misma hora que era la cita, así que tuvo que pedirle a Gabriel que le hiciera el favor de encargarse de todo por él. - Gracias—Dijo. Gabriel encendió la camioneta, Daniel entró en el apartamento y empezó a alistar las cosas que Clara necesitaría en la cita— Media hora después sonó su teléfono, era Gabriel, el equipo de sonido le estaba dando problemas. - No te preocupes, saldremos en cuanto tu vuelvas—Clara lo beso en los labios—No pasa nada porque lleguemos un poquito tarde. Daniel se agachó, y se despidió del bebé besando la barriga de Clara. Salió a la calle, levantó la mano y se subió en el primer Taxi que se detuvo. Iba con prisa, cosa que le hizo saber al chofer. Al bajarse del taxi empezó a llover; No una suave llovizna, sino una tormenta ruidosa. Gabriel lo recibió a la entrada de la casa y empezó a contarle cual era el problema. Clara, en el apartamento, caminaba de un lado a otro angustiada. Ya habían pasado cinco horas desde la partida de Daniel, y por más que trataba de comunicarse con él para saber que sucedía nadie atendía. Entonces buscó el número de Gabriel y lo llamó, pero si hubiera sabido lo que le diría jamás lo hubiera llamado. - Daniel se nos fue—Dijo, con la voz quebrada por el llanto— Los detalles llegaron después; Sufrió una descarga eléctrica mientras arreglaba el equipo de sonido. Eso dijo Gabriel, pero Clara ya no escuchaba; El teléfono chocó contra el suelo, y ella cayó de rodillas, enloquecida de llanto. Su corazón se rompió en mil pedazos. A la mañana siguiente despertó en un cuarto de hospital, una enfermera arreglaba las cosas a su alrededor, pero lo que la sorprendió fue ver a Luis y Leila sentados cerca de su camilla. Gabriel la encontró desmayada en el apartamento, los llamó y ellos la trajeron al hospital. Durante el los rezos y el entierro la mantuvieron lo más medicada que permitió el obstetra, pero Clara ni siquiera estando dopada podía aliviar su dolor. Sin Daniel a su lado, Clara debía hacer frente a su situación sola. Dejó los estudios, sus padres adoptivos la ayudaron a montar una sofisticada floristería, ella empezó a trabajar allí, combinando la venta de flores con la venta de animales exóticos que había empezado Daniel. Mediante esos ingresos logró salir adelante, pero a duras penas, con un gran hoyo atravesándole el pecho. Unos años después, mientras Clara terminaba de armar los ramos que le encargó la familia de dos jóvenes que se iban a casar, una pequeña silueta corrió hasta abrazarla por detrás. Tenía los ojos chocolate de Daniel, y los rizos dorados de Clara. - ¡Mami!—Clara dejo a un lado lo que hacía, y con una gigantesca sonrisa en la cara alzó a la pequeña hasta sentarla en su regazo—Mi abuelo de nuevo me está asustando, dice que aquí aparecen fantasmas de noche. - Daniela, tu abuelo es un loco inventa cuentos—La consoló Clara, acobijándola entre sus brazos con el mismo cariño con que Daniel solía acobijarla a ella—Aparte, ya sabes que tu padre jamás dejaría que un feo fantasma pusiera sus manos sobre ti. El nos protege de todo eso ¿Lo sabes, verdad? La niña asintió, Clara la beso en la frente y la bajo de su regazo. - Ve y le dices a tu abuelo que si sigue con esas historias esta noche lo dejo sin postre—Daniela sonrió y salió corriendo mientras le gritaba a su abuelo que le iban a dar su postre a ella— En cuanto estuvo sola, suspiro. Daniela era la única razón por la que sacaba fuerzas para seguir adelante. Cada vez que la miraba a los ojos, era como si estuviera mirando a Daniel, y eso provocaba que sintiera que él no se había ido del todo. Terminó de armar los ramos, se levanto, y sacó de su bolso el grueso libro dónde tenía marcado el contenido que saldría en la prueba final. Tardo un tiempo, pero en cuanto reunió las suficientes fuerzas volvió a la universidad. Planeaba terminar sus estudios, los terminaría por Daniel". -Loly.
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 03:43:58 +0000

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