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Compartir Hay una nueva normativa en Estados Unidos: el gobierno puede cerrar, pero las guerras continúan. El Congreso no puede ser capaz de aprobar un presupuesto, pero los militares de EE.UU. todavía pueden lanzar incursiones de comandos en Libia y Somalia. La guerra de Afganistán puede proseguir, Italia puede ser guarnecida por tropas estadounidenses (depositando el imperio de vuelta en Roma), África puede ser utilizado como un parque de deportes imperial (como en el siglo XIX pelea por África, pero con los EE.UU. y China dando la pelea en esta ocasión), el complejo militar-industrial todavía puede dominar el comercio de armas en el mundo. En los pasillos del Congreso y del Pentágono, la ocupación es la de siempre, si tu definición de ocupación es el poder y los beneficios que obtiene de la constante preparación y procesamiento de las guerras en todo el mundo. La guerra es una estafa”, la famosa declaración del General Smedley Butler, del año 1935, y hasta ahora es difícil estar en desacuerdo con un hombre que tenía a su favor dos Medallas de Honor del Congreso, y estaba íntimamente familiarizado con el imperialismo estadounidense. La guerra es política, ¿verdad? Alguna vez, siendo un oficial en servicio en la Fuerza Aérea de los EE.UU., me enseñaron que Carl von Clausewitz había definido la guerra como una continuación de la política por otros medios. Esta definición es, de hecho, una simplificación de su libro clásico y complejo, On War, escrito después de sus experiencias en la lucha contra Napoleón a principios del siglo XIX. La idea de la guerra como continuación de la política es a la vez moderadamente interesante y peligrosamente engañosa: interesante porque conecta la guerra con los procesos políticos y sugiere que se debería luchar por objetivos políticos. Es engañoso porque sugiere que la guerra es esencialmente racional y por lo tanto controlable. La causa del problema aquí no es de Clausewitz, sino los militares estadounidenses por interpretarlo mal y simplificarlo demasiado. Tal vez otro Carl podría echar una mano a la hora de ayudar a los estadounidenses a entender lo que la guerra es realmente. Me refiero a Karl Marx, que admiraba a Clausewitz, sobre todo por su idea de que la batalla es a la guerra lo que un pago en efectivo es el comercio. Sin embargo rara vez los combates (o los pagos) suelen ser la culminación y los árbitros finales del proceso. La guerra, en otras palabras, se resuelve por medio de matanzas, una operación sangrienta que imita la explotación del capitalismo. Marx considera esta idea a la vez sugerente y llena de significado. Así deberíamos hacerlo todos. Siguiendo a Marx, los estadounidenses deberían pensar en la guerra no sólo co
Posted on: Thu, 31 Oct 2013 23:57:39 +0000

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