Crítica a El teatro mata. Autor y Dirección: Edeberto “Pilo” - TopicsExpress



          

Crítica a El teatro mata. Autor y Dirección: Edeberto “Pilo” Galindo. Reparto: Salvador Baccio, Osvaldo Esparza, Adria del Valle, Christian Valenzuela, Laura Galindo y Abraxas Trías. (Una disculpa si está mal el elenco, me lo fusilé de un evento que estaba público). Sinopsis: Obra de teatro dedicada a todos aquellos que no pueden desprenderse del enfermizo matrimonio con el teatro. Pros: Si eres teatrero: te vas a identificar en algún punto, te vas a reír mucho y de pronto también la vas a sufrir. En definitiva si haces o hiciste teatro, debes verla. Si no eres teatrero ni hiciste teatro nunca, ni lo piensas hacer: también te vas a reír mucho. Pero hay muchos textos que no te pueden causar la misma identificación que a muchos. Destacaría la actuación de quien hace de El Pensamiento. Lleva el ritmo de la obra y es divertidísimo. (Perdón, no tengo programa de mano y no sé el nombre). La iluminación y el espacio escénico están muy bien cuidados. Me gustó mucho todo el manejo. Contras: Los actores protagónicos están en un muy buen nivel, mientras que las actuaciones secundarias se ven primerizas o modestas desde mi punto de vista, incluso con mala dicción. Hay personajes que caen en el estereotipo más simplón y gratuito. No cae del todo mal, pero pudo haber sido mejor. El detalle: Vi dos parodias sobre el tema de hacer teatro hoy: una fue la de La cena de los dramaturgos (próximamente subo la crítica) y ésta. Sin abordar planos estéticos sólo puedo decir que la diferencia que se vio entre quien sí sabe lo que es hacer teatro y quién sólo pretende saber fue muy notoria. Clasificación: Para teatreros que conservan la esperanza. ¡Pinchi teatro! La Crítica: Debo confesar que hay obras que espero con más ansias que otras, y esta fue una de ellas. No sólo por su director, sino por conocer su versión de cómo nos mata el teatro. Y si digo su versión es porque creo que todos los que lo hacemos sabemos morirnos en él; tomar hasta el último aliento de la función final al final de la última escena, volver a tomar aire con un nuevo montaje o escribir teatro en un intento por sentirnos vivos mientras somos ahorcados por él. Pilo Galindo también lo entiende y nos lo recordó de una brillante manera. Primero habría que resaltar la construcción escénica. Me pareció muy acertado “desnudar” las varas de iluminación y mostrarlas en escena, además de usarlas como símbolo de vida. ¡No me apaguen la luz! Gritaba un frustrado personaje que no quería morir una vez más cuando se acababa el libreto. La aparente sencillez de sólo tener una banca en escena da muestra de que se puede ser muy teatral desde la convencionalidad de un objeto tan común como es la banca de un parque. Las actuaciones en general están a un nivel aceptable (aunque algunos de los personajes secundarios me parecieron flojos o sobreactuados), sin embargo se destacan los protagonistas. Quien hace el personaje de Pilo… digo, del Actor está en un tono neutral que mantiene el eje de la historia satisfactoriamente. Sin embargo, mención aparte merece El Pensamiento de este actor (personaje también), que da muestra de ese sentido primitivo que explota constante en la cabeza de quienes hacemos teatro y no podemos sacar por las normas sociales. Entiende perfecto el sentimiento y lo transmite de excelente forma, entre una vorágine de intensos arrebatos y frustraciones que fácilmente identifica el espectador. Puede que la obra resulte dirigida a un público demasiado específico, pero no creo que el autor tuviera otra intención. Funciona como catarsis tanto para él como para quienes la miramos. Es una parodia inteligente, realista y, aunque un tanto pesimista, pone sobre la mesa una realidad que se debe aceptar: hacer teatro mata, a veces literal, a veces metafóricamente, pero es un veneno muy peligroso si se toma con mucha enjundia. El teatro mata nos hace revalorar el trabajo del hacedor del arte escénico y del artista en general, cuestionarnos de nuevo por qué hacemos lo que hacemos y si vale la pena el viacrucis diario que significa llevarlo a cabo. Pienso que lo vale; que gritar mil veces al aire ¡pinchi teatro!; que sufrir porque la obra no queda, porque el texto no acaba de cuajar, porque los actores se quejan; sufrir por no entender para qué pasar tanta pena si pudimos ser ingenieros; pero llegar al final de la función, ese donde la luz se apaga y, a pesar de tener un final triste, decir: ¡Pinchi teatro, vales la pena! Hasta la próxima vez que se abra este Telón Digital.
Posted on: Fri, 30 Aug 2013 06:55:47 +0000

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