Cuenta una leyenda que hace mucho tiempo una ballena regresaba del Ártico con su ballenato recién nacido a los parajes de la laguna Ojo de Liebre, en Guerrero Negro. Una noche, la inquieta cría se separó de su madre para explorar una misteriosa gruta en los riscos de Punta Banda y permaneció allí durante toda la noche; como los ballenatos crecen muy rápido, alrededor de 25 kg diarios, a la mañana siguiente había crecido tanto que no pudo salir. Un día después los balleneros se percataron que pequeños chorros de agua salían misteriosamente de la cueva, para enseguida oír los asustados sollozos del ballenato atrapado. Con el paso de los años, los chorros se hicieron mayores y los lamentos más fuertes.
Posted on: Mon, 26 Aug 2013 04:49:25 +0000
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