DE ADORADORES DEL FUEGO, MAZDEISMO.., INDOEUROPEOS... EL ORIGEN DE - TopicsExpress



          

DE ADORADORES DEL FUEGO, MAZDEISMO.., INDOEUROPEOS... EL ORIGEN DE LAS CREENCIAS. Algun@s de l@s aquí presentes conocéis mi devoción, (si es que así se la puede llamar) por todo lo que es de raíz indoeuropeo, ese gran "pastel" del que yo he tomado, solo, una muy ínfima porción, que es el estudio del Cromlec, hoy afirmo, mal llamado Pirenaico (básicamente porque queda demostrado que esta presente en zonas prepirenaicas; reafirmando aquello de que, "el que no se haya descubierto, no quiere decir que no exista" y por lo tanto, una vez más, hemos de ser cautos con las tesis/conclusiones). Pues bien, dicho esto, y antes de dejaros algo, mucho más, sobre esta tan apasionante como antigua cultura, -y dado que llevo horas intentando colgar mi mega escrito, cosa que no he conseguido, os dejo unos fragmentos de copi y pega, pero que son y sirven de resumen de todo cuanto yo quiero transmitir... Se admite pregunta, debate.... para quienes, aunque seáis pocos, os pueda interesar el tema. ------Ojo, con la interpretación de la palabra -Esotérico- aquí, que nada tiene que ver con su aplicación a ese conjunto de creencias presentes en algunos sectores, y de los que yo siempre me he mostrado no solo escéptica, sino incluso algo detractora, (porque entiendo que no todo cuanto existe a nuestro alrededor es susceptible a explicación, no, cuando se desconoce su origen, o finalidad). Digamos que la mía, es otra mirada, ni mejor ni peor, pero definitivamente otra mirada, mucho más respetuosa. Esotérico aquí, a lo largo de todo este texto, es sinónimo, de sustrato iniciatico, no profano, y es en esa línea, y no otra, en la que debemos entender el termino Esotérico; guardando la pureza de su génesis, para la que fue creado el término; para definir todo aquello que nace desde el interior y que permanece cerrado, hermético, diría yo, de difícil acceso. Dicho esto, os dejo una parte, de este fascinante link, la que yo deseaba tratar, el resto, os lo dejo, por si hay, por aquí, alguna alma caritativa que me lea y se sienta atraid@ por una de las antiguas religiones, madre de otras tantas, de su espiritualidad primigenia, y de todos sus misterios... ahí va eso, que no es poco. E, insisto, si alguien desea algún tipo de aclaración, y yo -humildemente- puedo servirle de ayuda, que no dude en hacérmelo saber, que yo haré lo que buenamente pueda por aclarar y responder. AOC ----- "Zend Avesta (o Zen Dawasta) es el nombre general de los libros sagrados de los parsis, adoradores del fuego o del sol, como se les llama por ignorancia. Tan poco es lo que se ha comprendido de las grandes doctrinas que se hallan todavía en los varios fragmentos que componen todo cuanto ha quedado ahora de la colección de obras religiosas, que el Zoroastrismo es llamado indistintamente Culto del Fuego, mazdeísmo, o Magismo, Dualismo, Culto del Sol, etc. El Avesta, tal como está ahora coleccionado, tiene dos partes, conteniendo la primera el Vendîdâd, el Vispêrat y el Yazna; y la segunda, denominada Khorda Avesta, estando compuesta de breves oraciones llamadas Gâh, Nyâyish, etc. Zend significa “comentario” o “explicación”, y Avesta (del antiguo persa âbâsthâ, “ley”). El Avesta es una colección de textos sagrados de la antigua Persia, pertenecientes a la religión zoroastriana y redactadas en avéstico. El Avesta conservado hasta nuestros días es una colección de textos litúrgicos que apenas alcanza la cuarta parte del Avesta completo, tal y como fue compilado en la época sasánida. Una descripción del Gran Avesta, compuesto por 21 nask (libros), se nos ha trasmitido en los libros octavo y noveno del Denkard (enciclopedia de la religión). Ya en el siglo XIX se descubrió que entre los textos llegados hasta nosotros hay una pequeña parte, que constituye el corazón de la liturgia, escrita en una lengua más antigua que el resto del Avesta. Estas partes son los gathas (cantos), en un tipo de versificación similar a la de los himnos védicos, y el Yasna Haptanhaiti, escrito en la misma lengua, pero en prosa. Estas partes más antiguas se vienen atribuyendo tradicionalmente a Zoroastro, pero la realidad histórica de este personaje es cuestionable y su autoría de las gathas no se ha podido probar. No hay ninguna edición completa del Avesta. La más utilizada y mejor es la de Geldner, aunque la más antigua de Westergaard es algo más completa, si bien sólo utiliza los manuscritos disponibles en bibliotecas europeas. Traducciones fiables más o menos completas son sólo la de Darmesteter al francés y la de Wolff al alemán. No hay ninguna traducción fiable al español. Según el Zend Avesta, Zoroastro preguntó a Ormuzd, el gran creador: “¿Quién es el primer hombre que habló contigo?”. Ormuzd respondió: “Es el hermano Yima, el que estaba a la cabeza de los Valientes. Yo le he dicho que vele sobre los mundos que me pertenecen y le di una espada de oro, una espada de victoria. Y Yima avanzó por el camino del Sol y reunió los hombres valerosos en el célebre Airyana-Vaéja, creado puro”. Zoroastro (en griego) o Zarathustra (en avéstico), castellanizado Zaratustra es el nombre del profeta fundador del mazdeísmo (o zoroastrismo). Se sabe poco o nada de él de manera directa, y las pocas referencias que se conocen están rodeadas de misterio y leyenda. Hay discrepancias sobre el lugar de nacimiento de Zoroastro. Según algunas corrientes nació en Rhages (cerca de Teherán, en Irán), según otras en Afganistán o Kazajistán. Otras fuentes argumentan que Zaratustra es más bien un título dado a una serie de maestros (hasta cuatro), más que el nombre de uno concreto de ellos, y que el hombre al que solemos referirnos como Zoroastro habría sido el último de la serie. Mediante cálculos indirectos sobre vagas referencias a otros personajes coetáneos o posteriores, se estima que nació entre el principio del primer milenio y el siglo VI a. C. De cualquier manera, Zoroastro llegó hasta el rey Guhtasp, que gobernaba una tribu situada posiblemente en Balkh (al noroeste de Kabul), en Afganistán. Zoroastro convenció al rey y a su tribu de sus creencias. De esta manera llegó a religión oficial una de las primeras religiones monoteístas—aunque en un marco dualista— de la Historia, denominada mazdeísmo (o zoroastrismo). El nombre de mazdeísmo procede del nombre de la deidad Ahura Mazda, que está enfrentado a un ente maligno que recibe el nombre de Angra Mainyu o Ahrimán, hermano gemelo de Ahura Mazda. El conflicto entre el Bien y el Mal marca la vida de los hombres. Como base escrita del mazdeísmo, Zoroastro dejó una obra, el Avesta, redactado en avéstico. Fue transmitido durante mucho tiempo de manera oral. En tiempos del Imperio sasánida se recopilaron los textos que pasaron al Avesta. Los más importantes son los cánticos sagrados, llamados gathas. Es posible que date de tiempos de los sasánidas, entre el siglo IV y VI d. C., aunque recogen una tradición oral mucho más antigua. Durante su vida, Zoroastro se mostró fuertemente en contra de las religiones politeístas presentes en la zona del valle del Indo, la meseta oriental del Gran Irán y las márgenes y oasis del río Oxus. Si bien logró algunos éxitos, no fue hasta después de su muerte cuando el mazdeísmo alcanzó una gran expansión en buena parte de Asia Occidental y Central, convirtiéndose en religión oficial de los aqueménidas o de los sasánidas hasta bien entrada la Alta Edad Media. Las bases sentadas por el mazdeísmo y la polarización total del Bien y del Mal ejercieron una influencia importante en el judaísmo y a través de él en las religiones monoteístas surgidas en el Oriente Próximo a finales de la Edad Antigua (el cristianismo y el islamismo). La expansión del islam erradicó por completo el mazdeísmo, que pervivió de manera meramente testimonial en algunas comunidades ocultas de Persia y en la isla de Ormuz (en el Golfo Pérsico), y en la región de Bombay (en India). Zaratustra fue empleado como figura literaria por el filósofo Friedrich Nietzsche en textos como Así habló Zaratustra o Ecce Homo, pero se trata de un simple álter ego del autor a la hora de exponer sus teorías, y no tiene ningún vínculo riguroso con la figura histórica. Según Plinio el Viejo, sólo un hombre en el mundo, Zoroastro, había nacido con una sonrisa en los labios, lo que auguraba su sabiduría divina. Ormuzd o Ahura Mazda es un término empleado en el Zend Avesta. Es el dios de los zoroastrianos o parsis modernos. Está simbolizado por el sol, por cuanto es la Luz de las luces. Esotéricamente, es la síntesis de sus seis Amshaspends o Elohim, y el Logos creador. En el sistema mazdeísta exotérico, Ahura-Mazda es el Dios supremo, y uno con el Dios supremo de la edad védica, Varuna, si leemos los Vedas literalmente. Ormuzd significa literalmente: “Gran Rey”, o según Burnouf, “Maestro sabio”. Es el Principio del Bien, en contraposición a Ahrimán, su sombra, que es el Principio del Mal. Por corrupción, el nombre de Ormuzd se ha cambiado a Oromazes u Oromasio. Según un Himno védico, “ ¡Oh, Agni!. ¡Fuego sagrado!. ¡Fuego purificador!. Tú que duermes en el leño y subes en llamas brillantes sobre el altar, tú eres el corazón del sacrificio, el vuelo osado de la plegaria, la chispa escondida en todas las cosas y el alma gloriosa del Sol”. Y he ahí lo que cantaba, hace cuatro o cinco mil años, delante de un altar de tierra donde flameaba un fuego de hierbas secas, un poeta védico “El Cielo es mi Padre, él me ha engendrado. Tengo por familia todo este acompañamiento celeste. Mi Madre es la gran Tierra. La parte más alta de su superficie es su matriz; allí el Padre fecunda el seno de aquélla, que es su esposa y su hija”. Una adivinación profunda, una conciencia grandiosa respira en esas extrañas palabras. Ellas encierran el secreto del doble origen de la humanidad. Anterior y superior a la tierra es el tipo divino del hombre; celeste es el origen de su alma. Pero su cuerpo es el producto de los elementos terrestres fecundados por una esencia cósmica. Los besos de Uranos y de la gran Madre significan, en el lenguaje de los Misterios, las lluvias de almas o de mónadas espirituales, que vienen a fecundar los gérmenes terrestres: los principios organizadores, sin los que la materia sólo sería una masa inerte y difusa. La parte más alta de la superficie terrestre, que el poeta védico llama la matriz de la Tierra, designa los continentes y las montañas, cuna de las razas humanas. En cuanto al cielo, Varuna, el equivalente hindú del Urano de los griegos, representa el orden invisible, hiperfísico, eterno e intelectual, que abraza todo el Infinito del Espacio y del Tiempo. Vemos los orígenes terrestres de la humanidad según las tradiciones esotéricas confirmadas, en parte, por la ciencia antropológica y etnológica de nuestros días. Las cuatro razas que comparten actualmente el Globo son hijas de tierras y zonas distintas. Por creaciones sucesivas, lentas elaboraciones de la tierra en su crisol, los continentes han emergido de los mares a intervalos de tiempo considerables, que los sacerdotes antiguos de la India llamaban ciclos antediluvianos. A través de millares de años, cada continente ha engendrado su flora y su fauna, coronada por una raza humana de color diferente. El continente austral, tragado por el último gran diluvio, fue la cuna de la raza roja primitiva, de la que los Indios de América no son más que los restos, derivados de los trogloditas que se salvaron en los picos de los montes, cuando el continente se hundió. El África es la madre de la raza negra llamada etiópica por los griegos. El Asia ha elaborado la raza amarilla que se conserva en China. La última en nacer, la raza blanca, salió de los bosques de Europa, entre las tempestades del Atlántico y las brisas del Mediterráneo. Todas las variedades humanas resultan de las mezclas, de las combinaciones, de generaciones o selecciones de esas cuatro grandes razas. En los ciclos anteriores, la roja y la negra han reinado sucesivamente por medio de potentes civilizaciones que han dejado huellas en las construcciones ciclópeas y en la arquitectura de México. Los templos de la India y Egipto tenían acerca de esas civilizaciones desvanecidas, cifras y tradiciones escasas. En nuestro ciclo la raza blanca domina, y si se mide la antigüedad probable del Egipto y la India, se hará remontar su preponderancia a siete u ocho mil años. Esa división de la humanidad en cuatro razas sucesivas y originarias, era admitida por los más antiguos sacerdotes de Egipto. Ellas están representadas por cuatro figuras de tipos y tez diferentes en las pinturas de la tumba de Setis I en Tebas. La raza roja lleva el nombre de Rot; la raza asiática, de piel amarilla, el de Aruc; la africana o negra, el de Halasiu; la líbico-europea o blanca, de cabellos rubios, es de Tamahu. Según las tradiciones brahmánicas, la civilización ha comenzado sobre la Tierra hace cincuenta mil años, con la raza roja, sobre el continente austral, cuando Europa entera y parte del Asia estaban aún bajo el agua. Esas mitologías hablan también de una raza de gigantes anterior. Se han encontrado en ciertas cavernas del Tibet, osamentas humanas gigantescas, cuya conformación semeja más al mono que al hombre. Ellas se relacionan con una humanidad primitiva, intermedia, aun vecina de la animalidad, que no poseía ni lenguaje articulado, ni organización social, ni religión. Porque estas tres cosas brotan siempre a la par: y ese es el sentido de aquella notable tríada bárdica que dice: “Tres cosas son primitivamente contemporáneas: Dios, la luz y la libertad”. Las tríadas bárdicas o galesas (en galés, Trioedd Ynys Prydein, literalmente “Tríadas de la isla de Bretaña“) son un grupo de textos relacionados que se encontraron en manuscritos medievales que preservan fragmentos de folclore, mitología e historia tradicional galesa en grupos de tres. El texto incluye referencias al rey Arturo y a otros personajes semihistóricos de la Britania posromana, figuras míticas tales como Bran el Bendito, personajes innegablemente históricos tales como Alan IV de Britania, duque de Bretaña (quien es llamado Alan Fyrgan) e incluso caracteres de la Edad del Hierro como Casivellauno y Carataco. Algunas tríadas simplemente dan una lista de tres caracteres con algo en común (como “los tres bardos frívolos de la isla de Bretaña“), mientras que otros incluyen una explicación narrativa sustancial. La forma de tríada probablemente se originó entre los bardos o poetas como una ayuda nemotécnica al componer sus poemas e historias y, más tarde, se convirtió en un recurso retórico de la literatura galesa. El cuento medieval galés Culhwch ac Olwen tiene muchas tríadas incrustadas en su narrativa. Con el primer balbuceo de la palabra nació la sospecha vaga de un orden divino. Es el soplo de Jehovah en la boca de Adán, el verbo de Hermes, la ley del primer Manú, el fuego de Prometeo. Un Dios palpita en la fauna humana. La raza roja, ya lo hemos dicho, ocupaba el continente astral, hoy sumergido, llamado Atlántida por Platón, según las tradiciones egipcias. Un gran cataclismo le destruyó en parte y dispersó sus restos. Varias razas polinésicas, al igual que los Indios de la América del Norte y los Aztecas que Hernán Cortés encontró en México, son los supervivientes de la antigua raza roja, cuya civilización, perdida para siempre, tuvo sus días de gloria y de esplendor materiales. Todos esos descendientes llevan en sus almas la incurable melancolía de las viejas razas que mueren sin esperanza. Después de la raza roja, la raza negra dominó sobre el globo. Hay que buscar su tipo superior en el abisinio y el nubio, en quienes se conserva el molde de esta raza llegada a su apogeo. Los negros invadieron el sur de Europa en tiempos prehistóricos y fueron rechazados por los blancos. Su recuerdo se ha borrado completamente de nuestras tradiciones populares. Sin embargo, han dejado dos huellas indelebles: horror al dragón que fue el emblema de sus reyes y la idea de que el diablo es negro. Los negros devolvieron el insulto a la raza rival haciendo blanco a su diablo. En los tiempos de su soberanía, los negros tuvieron centros religiosos en el Alto Egipto y la Judea. Sus ciudades ciclópeas coronaban las montañas del Cáucaso, de África y del Asia central. Su organización social consistía en una teocracia absoluta. En la cima, sacerdotes temidos como dioses; abajo, tribus revoltosas, sin familia reconocida, las mujeres esclavas. Esos sacerdotes tenían conocimientos profundos, el principio de la unidad divina del universo y el culto de los astros que, bajo el nombre de sabeísmo, se infiltró entre los pueblos blancos. Véanse los historiadores árabes, así como Abul-Ghari, historia genealógica de los Tártaros, y Mohammed-Mosen, historiador de los Persas. El sabeísmo es una antigua religión de la Península Arábiga preislámica surgida en la región de Saba (actual Yemen) en el sur. El sabeísmo era una religión que rendía culto a los astros, especialmente al Sol y a la Luna, aunque afirmaba adorar a un solo Dios denominado Alá Taala, asistido por siete ángeles que custodiaban el firmamento llamados al-Illat. Cada tribu sabea rendía culto a diferentes deidades planetarias como el Sol, la Luna, Júpiter, Mercurio y Venus (que tenía un templo en Sanaa). También creían en espíritus totémicos de cada tribu y en los djins. Sus profetas eran Sabi y Henoc, y rendían culto haciendo tres oraciones diarias hacia el sur o hacia el astro de su propia tribu. Los sabeos también aducían que su religión era la verdadera religión practicada por Noé antes de que fuera alterada, y practicaban el bautismo igual que sus primos mandeos. En la Kaaba, el altar de La Meca, habían muchos ídolos sabeos que fueron destruidos tras la conquista islámica de la ciudad. Los sabeos se dispersaron por todo el Medio Oriente e incluso se afirma (especialmente por parte de la Fe Bahai) que esta era la religión de Abraham antes de su conversión al monoteísmo. Mahoma estableció la tolerancia hacia la “Gente del Libro” en el Corán, aduciendo que estos eran los judíos, cristianos y sabeos (es decir las religiones monoteístas), los cuales tenían derecho a practicar su credo aunque pagando un impuesto. Los teólogos musulmanes tuvieron siempre dudas sobre la identidad exacta de los sabeos, y el estatus de Gente del Libro fue asignado tanto a los practicantes del sabeísmo como a los mandeos y los zoroastrianos. Sin embargo, a diferencia de los mandeos y zoroastrianos que se mantuvieron ininterrumpidamente, los sabeos antiguos desaparecieron gradualmente siendo absorbidos por el Islam". En algún punto de todo el escrito os encontrareis con la presencia del 3, puesto que la Trinidad es recurrente.., algo que adopto, y reciclo el cristianismo. .... ¿Más? os invito a que naveguéis por sus mares: oldcivilizations.wordpress/2011/10/27/los-origenes-esotericos-de-los-pueblos-indoarios/
Posted on: Mon, 02 Sep 2013 13:00:59 +0000

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