DOMINGUITO DEL VAL, SANTO Patrono de los monaguillos, 31 de agosto Acólito. Mártir. Año 1250. Por el año 1250 el rey Alfonso el sabio escribió: ""Hemos oÃdo decir que algunos seres muy crueles, el Viernes Santo, en recuerdo de la Pasión de Nuestro Señor, roban algún niño cristiano y lo crucifican"". Esto fue lo que hicieron con Santo Dominguito del Val. Nació este niño en Zaragoza, España, y por sus especiales cualidades de gran piedad y pureza y por su hermosa voz, fue admitido como acólito y cantor de la catedral. Cada dÃa iba de su casa al templo a ayudar a misa, a aprender cantos y a estudiar en la escuela parroquial. En su viaje de ida y vuelta tenÃa que pasar por entre un barrio de estrechas callejuelas, y algunos de quienes allà habitaban se disgustaban mucho cuando Domingo y sus compañeros cantaban canciones a Cristo por las calles, al pasar por allÃ. Y dice las antiguas tradiciones que un adivino anunció que si echaban a las aguas del rÃo el corazón de un cristiano y una hostia consagrada, todos los seguidores de Cristo que bebieran de esas aguas morirÃan. Entonces algunos de aquellos fanáticos valiédose de tretas consiguieron una hostia consgrada. Luego fueron donde un hombre muy pobre que estaba pasando mucha hambre y le ofrecieron una bolsa de oro si les entregaba el corazón de un niño cristiano, pero lo que les dio ese hombre, a cambio de la bolsa de oro, fue el corazón de un cerdo (el cual es muy parecido al del ser humano) a cambio de la bolsa de oro. Y siguen diciendo las crónicas que aquellos fanáticos echaron el corazón del cerdo y la santa hostia consagrada, al rÃo que pasaba por la ciudad, y que a los pocos dÃas se produjo una terrible epidemia entre los cerdos de los alrededores y muchos murieron. Y con esto se dieron cuenta los criminales de que el hombre del corazón los habÃa engañado. Entonces se propusieron conseguir ellos personalmente el corazón de un niño cristiano para no equivocarse. Ya habÃan obtenido de manos de un sacristán una santa Hostia consagrada, y entonces el Viernes Santo se propusieron sacrificar a un niño repitiendo los tormentos con los cuales en otro tiempo otros crueles hombres mataron a Jesucristo. Y pasaba Dominguito del Val con su sotana de acólito y de pequeño cantor por enfrente de una de aquellas casas, cuando de pronto, sin tener tiempo ni siquiera de lanzar un grito, unas manotas grandes lo toman por el cuello y le cubren el rostro con un manto, tapándole la boca con una tela para que no pueda pronunciar palabra. Temblando de pavor por lo que le pueda suceder, siente que lo llevan ante un "tribunal". Le preguntan si persiste en querer seguir siendo seguidor de Cristo, y él exclama que sÃ, que prefiere la muerte antes que ser traidor a la religión de Nuestro Señor Jesús. Entonces le declaran sentencia a muerte, y asà con sus vestidos de acólito y cantor lo crucifican. Le sacaron el corazón y enviaron a uno de los del grupo para que se fuera con la Hostia Consagrada y el corazón del niño y los arrojara al rÃo para que todos los cristianos que de allà bebieran se murieran. Pero no imaginaban lo que ahora les iba a suceder. El que llevaba los dos tesoros para echarlos al rÃo, para que nadie sospechara de él, dispuso entrar a un templo y simular que estaba rezando. Y he aquà que de rodillas allà en una banca, abrió el libro donde llevaba la Santa Hostia. Pero unas señoras que estaban allà cerca vieron con admiración que de aquel libro salÃan resplandores. Se imaginaron que ese hombre deberÃa ser un santo y fuero a comunicar el prodigio a los sacerdotes. Llegaron estos y le pidieron que les mostrara el libro y allà encontraron la Hostia Consagrada. Luego llamaron a las autoridades y estas al revisarlo le encontraron el corazón del niño. Aquel bandido al verse descubierto se llenó de pavor y propuso que si no lo mataban denunciarÃa a todos los que habÃan cometido el crimen. Y asà lo hizo. Las autoridades fueron a la casa de los asesinos y los apresaron a todos, y murieron en la horca semejantes criminales (menos el que los denunció, que pagó su pecado con cadena perpetua). Y desde entonces Dominguito del Val ha sido invocado como patrono de los acólitos o monaguillos y de los pequeños cantores (modernamente se le invoca junto a otro Patrono de estos niños que es Santo Domingo Savio que también fue pequeño cantor y monaguillo). En estas lÃneas hemos narrado la historia - leyenda de este santo, sin mencionar razas o creencias de los asesinos, pues siempre es justo que el culpable cargue con su culpa, pero esta no puede ser cargada por aquellos que no son culpables, o lo que es lo mismo: es posible que una persona cargue con la culpa pero aquella no puede ser endosada a todo un pueblo. Usualmente se identifica a los mentalizadores del martirio de Dominguito de Val como miembros del pueblo judÃo, no existe ningún dato que confirme esta creencia. El pueblo católico no debe aceptar insinuaciones xenofóbicas de ningún tipo y mucho menos con los miembros del pueblo en el que nacieron Jesús, la Virgen MarÃa y todos los Apóstoles, odiar a los hijos de Israel serÃa no amar a Cristo y a su Iglesia. Los cristianos debemos amar a todos los pueblos y naciones, repetimos lo dicho ya: es posible que una persona cargue con la culpa pero aquella no puede ser endosada a todo un pueblo.
Posted on: Sat, 31 Aug 2013 15:34:06 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015