DORTMUND. LA ESPADA DE TYRAEL Y LOS GUARDIANES DEL SOL. CAPITULO - TopicsExpress



          

DORTMUND. LA ESPADA DE TYRAEL Y LOS GUARDIANES DEL SOL. CAPITULO 19 - ¿Entonces, trato hecho majestad? - Si… te llevaras las almas de los caídos. Espero que cumplas tu palabra Nigromante – dije desconfiada - Oh, ¿acaso lo dudáis? Yo, Criónidas, os doy mi palabra Acto seguido, el nigromante desapareció de nuevo entre una masa de niebla, disipada poco a poco entre las columnas de la gran sala. Desde dentro, se escuchaba como los guerreros que nos acompañaban en nuestro viaje, entrenaban entre ellos, estaban decididos a luchar por mí. - Majestad, ¿estáis segura de esto? Sigo pensando que un trato con un nigromante no es lo más viable para alcanzar la victoria – replicó Arthur - Lo sé, pero es lo único que tenemos. Con vuestros propios ojos pudisteis ver las tropas de Diablo, numerosas criaturas despiadadas a merced de un impresentable rey corrupto. ¿Y que tenemos nosotros? Poco más de cincuenta hombres, muchos de ellos campesinos que jamás han blandido una espada. Nadie me asegura que las tierras hostiles me tiendan su mano, el nigromante era una apuesta casi segura, y ya la tenemos. - Y ahora que tenemos al nigromante y su ejército de muertos de nuestro lado, ¿Qué es lo siguiente? – preguntó Hernes - Esperar la respuesta de las tierras hostiles, si deciden ayudarnos, no tardaran en llegar. Mientras tanto, vosotros os encargareis de los guerreros. Yo me ocupare de Esperanza… necesitamos descansar. Efectivamente, llevaba razón, las tierras hostiles no demoraron en hacer acto de presencia. Al día siguiente sus tropas, un elevado número de guerreros de especies que jamás había visto se presentaron a las puertas del castillo en el que nos resguardábamos. Salí de inmediato con Esperanza entre mis brazos, puesto que recibirles personalmente era una obligación. - Bienvenidos esperados aliados. Os agradezco enormemente que halláis aceptado venir a mi socorro. Me gustaría hablar con los líderes de cada tierra, hay temas que debemos tratar. Por favor, acompañadme. Entré de nuevo en el castillo, seguido de 5 líderes muy diferentes entre ellos. Decidí llevar a cabo la audiencia en una sala con una mesa enorme, hecha con piedra. - Bien, lo primero de todo, las presentaciones. Como ya sabéis, mi nombre es Lilith, reina del infierno y madre del heredero de Diablo, en este caso… heredera. - Mi nombre es Morphón, líder de los Minotauros. Nuestras mazas están a su disposición – dijo tras colocar su gran maza de acero forjado sobre la mesa - Yo soy Visteria, líder de la tribu de las Harpías – se trataba de una mujer con una gran belleza, vestida con seda semi transparente - No pareces fue feroz encanto – dijo un hombre con una barba perfecta y con cierto atractivo tras una carcajada Tras esto, Visteria alzó sus brazos y los bajó con rapidez, impulsándose en el aire hacia aquel hombre, cuando en décimas de segundo, dejo de ser una bella mujer y se convirtió en un enorme ave de plumas negras con los extremos de sus alas y cola, de un color rojo brillante, intimidando a aquel hombre, que saltó hacia atrás del susto. La harpía volvió a su sitio recobrando su forma humana. - Nuestras garras son ahora vuestras, majestad – concluyó con respeto - Thuzán, líder de los metamórfos, conocidos como, cambia formas. La ferocidad de mi ejercito hará temblar a Diablo - Mi nombre es Minestra, líder de las Valquirias. En aire y tierra, combatiremos hasta la muerte Por último, ya solo quedaba aquel misterioso hombre de barba perfilada, que tranquilamente se levantó de su asiento. - Bueno, pues solo quedo yo por lo que veo, mi nombre es Elder, Sir Elder. Jefe de los guerreros más letales de todo el inframundo. Puede que no seamos grandes pájaros de afilado pico, ni capaces de transformarnos en feroces lobos, puede que no podamos montar animales capaces de volar sin necesidad de alas. Pero con nuestras espadas atravesaremos el corazón de Diablo como si de aire se tratase. Ya nos conocíamos todos, lo que facilitaría el entramar una estrategia de batalla. Me dejé aconsejar por ellos, y los puse al tanto de la situación del porqué me perseguía Diablo, junto con Arthur y Hernes, a los que no iba a dejar fuera del asunto. Tan solo faltaba el Nigromante en nuestras filas, que sería llamado muy pronto de nuevo. La batalla, estaba a punto de comenzar.
Posted on: Thu, 25 Jul 2013 10:29:38 +0000

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