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Del segundo libro de Samuel 24, 1-4. 10-18. 24b-25 CENSO DEL PUEBLO Y EDIFICACIÓN DEL ALTAR En aquellos días, se encendió de nuevo la ira del Señor contra los israelitas, e incitó a David contra ellos, diciendo: «Anda, haz el censo de Israel y de Judá.» El rey dijo a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él: «Recorre todas las tribus de Israel desde Dan hasta Berseba y haz el censo para que yo sepa la cifra de la población.» Joab respondió al rey: «Que el Señor tu Dios multiplique el pueblo cien veces más de lo que es, y que los ojos de mi señor el rey lo vean. Mas ¿para qué quiere esto mi señor el rey?» Pero prevaleció la orden del rey sobre Joab y los jefes del ejército, y salió Joab con los jefes del ejército de la presencia del rey para hacer el censo del pueblo de Israel. Después de haber hecho el censo del pueblo, le remordió a David el corazón y dijo David al Señor: «He cometido un gran pecado. Pero ahora, Señor, perdona, te ruego, la falta de tu siervo, pues he sido muy necio.» Cuando David se levantó por la mañana, había sido dirigida la palabra del Señor al profeta Gad, vidente de David, en estos términos: «Anda y di a David: "Así dice el Señor: Tres cosas te propongo; elige una de ellas y la llevaré a cabo."» Llegó Gad a la presencia de David y le anunció: «¿Qué quieres que te venga, tres años de gran hambre en tu país, tres meses de derrotas ante tus enemigos y que te persigan, o tres días de peste en tu tierra? Ahora piensa y mira qué debo responder al que me envía.» David respondió a Gad: «Estoy en grande angustia. Pero caigamos en manos del Señor que es grande en misericordia. No caiga yo en manos de los hombres.» Y David eligió la peste. Eran los días de la recolección del trigo. Dios envió la peste a Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado y murieron setenta mil hombres del pueblo, desde Dan hasta Berseba. El ángel extendió la mano hacia Jerusalén para destruirla, pero el Señor se arrepintió del estrago y dijo al ángel que exterminaba al pueblo: « ¡Basta ya! Retira tu mano.» El ángel del Señor estaba entonces junto a la era de Arauná, el yebuseo. Cuando David vio al ángel que hería al pueblo, dijo al Señor: «Yo fui quien pequé, yo quien cometí el mal, pero estas ovejas ¿qué han hecho? Caiga, te suplico, tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre.» Vino Gad aquel día hacia David y le dijo: «Sube y levanta un altar al Señor en la era de Arauná, el yebuseo.» Y David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. Levantó allí David un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces el Señor atendió a las súplicas en favor del país, y la peste se apartó de Israel.
Posted on: Tue, 23 Jul 2013 12:05:47 +0000

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