Después de que con Galileo empezara la separación entre ciencia y filosofía, con la llegada de la Ilustración, la ciencia se separó en distintas ramas que no dialogaban entre ellas. Estos hechos marcaron la mentalidad que ahora conocemos como viejo paradigma. Un viejo paradigma durante la vigencia del cual perdimos de un lado el sentido de hermandad, i del otro el sentido del por qué vivimos y para que hacemos lo que hacemos. La consecuencia directa de estas pérdidas fue que perdimos también la pasión humana innata por el descubrimiento, así como la necesidad de compartirlo y celebrarlo. De modo que uno de los finales de esta historia de desaciertos es que hemos perdido la energía y la creatividad que nacen espontáneamente cuando compartimos y celebramos nuestras ideas y nuestros descubrimientos. Por suerte, durante el siglo pasado, paulatinamente pero totalmente y definitivamente, las ciencias se han unido en una visión entera y holística del universo, la naturaleza y el factor humano. Ahora nos damos cuenta de que la falta de motivación, la falta de sentido personal y colectivo, el miedo extremo a la incertidumbre que nos lleva a la no actuación, el stress y la angustia, así como a la poca creatividad e innovación, no existen por ellas mismas. La “falta de” no existe en el universo. Si esto es así, ¿por qué no podemos contactar con la plenitud y con la creatividad que son la base de todo proceso viviente? El hecho de que no podamos contactar con ellas es porque todavía observamos, preguntamos y actuamos de acuerdo con los modelos mentales del viejo paradigma. El nuevo paradigma nos dice que la vida es como un juego de pistas cuyo objetivo es que manifestemos nuestra esencia a través de las relaciones y las actividades que emprendemos en este mundo. Para saber más contrata nuestras conferencias: Las empresas sabias consiguen lo que celebran ¡Feliz Vida!
Posted on: Tue, 02 Jul 2013 09:29:21 +0000
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