Domingo XX del Tiempo Ordinario - Ciclo C CONTEXTO DE LAS - TopicsExpress



          

Domingo XX del Tiempo Ordinario - Ciclo C CONTEXTO DE LAS LECTURAS Jer: 38, 4-6. 8-10: El texto está ubicado dentro del llamado trozo ‘pasión de Jeremías’ y más exactamente el acontecimiento del profeta en la cisterna como consecuencia de la persecución del rey, pues no quería escuchar la predicación de Jeremías que denunciaba los delitos del pueblo y la posterior ruina del reino. Los acontecimientos se pueden ubicar en el contexto del reinado de Sedecías entre el 588-587 a.C., inmediatamente posterior a la caída del reino y destierro en Babilonia. El mensaje de Jeremías pretendía ante todo definir la verdadera religión Yavista y proclamar las guerras inminentes como consecuencias del pecado. Salmo 39: El salmista presenta su plegaria al Señor, en quién pone toda su confianza, ante la persecución del malvado. En cambio de hablar a los malvados, el orante habla con Dios y le presenta su situación, con la esperanza de su auxilio y fortaleza en medio de la angustia. Heb: 12, 1-4: Jesucristo se convierte para el cristiano en el modelo de entereza y perseverancia en medio de las dificultades. El motivo de permanecer con ‘gozo’, en la carrera es la vista final triunfante al final de la carrera, puesto que ya Cristo ha vencido el poder del mal y del pecado mediante su resurrección, la cual aguarda a los cristianos. Luc: 12, 49-53: El presente trozo del evangelio (perícopa), continúa con el discurso de Jesús iniciado en el v. 1., que tiene por objetivo persuadir a los discípulos respecto a las oposiciones internas y externas que se experimentan en el cumplimiento de la misión. La misión encuentra incluso oposiciones al interno de los más cercanos al discípulo. HOMILÍA Sin lugar a duda el tema fundamental para nuestra reflexión de este fin de semana veinte del tiempo ordinario es la perseverancia en medio de las dificultades. Ya desde la primera lectura se nos está poniendo como testimonio la misión del profeta Jeremías, a quien no pudieron opacar las dificultades vividas en un tiempo como el siglo V a.C., de las cuales se nos menciona una en el capítulo treinta y ocho, puesto en una cisterna. Seguramente el profeta por la convicción de que era llamado, las implicaciones de la respuesta y la claridad de la meta. Quisiera pues hoy que reflexionásemos en estos tres aspectos, que considero importantes para el robustecimiento de nuestra fe y la certeza de que aún en medio de nuestras aparentes derrotas, ya tenemos asegurada la victoria final. Había una vez Un hombre decidió cavar un pozo en un terreno que poseía. Eligió un lugar y profundizó hasta los cinco metros, pero no encontró agua. Pensando que aquel no era el sitio idóneo, buscó otro lugar y se esforzó más, llegando hasta los siete metros, pero tampoco esta vez halló agua. Decidió probar una tercera ocasión, en distinto lugar, y cavar aún mucho más, pero cuando llegó a los diez metros, concluyó que en su terreno no había agua, y que lo mejor era venderlo. Un día fue a visitar al hombre al cual había vendido el terreno, y se encontró con un hermoso pozo. - "Amigo, mucho has tenido que cavar para encontrar agua. Recuerdo que yo piqué más de veinte metros, y no encontré ni rastro". Pero dijo el recién llegado: "te equivocas", contestó el aludido. "La verdad es que yo sólo cavé doce metros, pero a diferencia de ti, siempre lo hice en el mismo sitio." Dios es el que nos llama: El terreno es de Dios y es por eso que a nosotros no nos corresponde ver brotar el agua. Es así como debemos enfrentar siempre cierta incertidumbre en la predicación de la Palabra y estar muy atentos para no cansarnos de hacer el bien, persistir en él en contra de todas las voces que quizás pretenden quitarnos la fuerza del Espíritu. Ante la sociedad actual y frente al indiferentismo o en oposición, frente a las persecuciones, corremos el riesgo de atender a quienes son proclamadores de desaliento y desesperanza, o pretenden contemporizar con el mundo. Dios es que el que nos llama y a Él solamente nos corresponde complacer. El profeta Jeremías lo tenía muy claro ante las acciones del rey Sedecías o ante las situaciones políticas, sociales y religiosas de su pueblo que quizás lo hubiesen hecho desanimar. La convicción de su llamado aparece al comienzo de su libro y es el mismo que nosotros debemos tener, ya que los seres humanos a menudo nos fallan o el mundo se presenta contrario a nuestros buenos deseos y acciones, pero no es ni el ser humano, ni el mundo el que nos llamó y no son los consuelos humanos los que nos alientan. No confundamos el medio, o los medios que Dios ha utilizado para llamarnos a una misión particular, con el fin u objetivo de la misma. ¡Qué desgraciada sería nuestra vida y vocación si ella estuviese motivada por los seres humanos, que como nosotros mismos, tienen limitaciones y a menudo nos fallan! 4 El Señor me dirigió la palabra: 5 –Antes de formarte en el vientre te elegí, antes de salir del seno materno te consagré y te nombré profeta de los paganos. 6 Yo repuse: –¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho. 7 El Señor me contestó: –No digas que eres un muchacho: que a donde yo te envíe, irás; lo que yo te mande, lo dirás. 8 No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte –oráculo del Señor–. (Jer 1:4-8 BNP) No esperemos reconocimientos o ‘plaquitas’ para colgar en la pared para felicitarnos por nuestra perseverancia y ni mucho menos hagamos depender nuestra fe y testimonio de la respuesta de los demás o nos escudemos de lo que los demás hagan para poner medida a nuestra respuesta, como el autor de la carta a los Hebreos ‘2 fijos los ojos en el que inició y consumó la fe, en Jesús.’ (Heb 12:2 BNP) La misión implica enfrentar obstáculos: Cada vez hay que estar dispuestos a cavar más y más hondo sin desfallecer. Cuando en la carta a los Hebreos se nos anima a ‘correr sin desfallecer’, es porque el autor, y al comienzo de la actividad misionera de la iglesia y del testimonio de los cristianos, hubo obstáculos y dificultades. Pensaría yo que si no los hubiese, sería signo de que algo anda mal o estamos acomodando nuestras acciones o pensamientos, a los cambios fluctuantes de los seres humanos o al querer de quienes nos rodean. La vida del cristiano está marcada por la cruz y sin ella no podemos experimentar la resurrección. El sentido concreto del evangelio de San Lucas, cuando se refiere a las Palabras de Jesús: “51 ¿Piensan que vine a traer paz a la tierra? No he venido a traer la paz sino la división. 52 En adelante en una familia de cinco habrá división: tres contra dos, dos contra tres. 53 Se opondrán padre a hijo e hijo a padre, madre a hija e hija a madre, suegra a nuera y nuera a suegra” (Luk 12:51-53 BNP); es ante todo un llamado de atención para estar atentos a mantener los compromisos hechos con Dios y a asumir nuestra misión por encima de todo y de todos. Aún ante los deseos de los más cercanos, si éstos no están acorde a nuestra respuesta en conciencia a Dios, deben de ser desacatados y dicha actitud de nadar contra la corriente, nos traerá problemas y dificultades. Es importante, con recta conciencia, revalorizar nuestras acciones a la luz del ‘buen consejo desinteresado y no contaminado’ de los demás; pero debemos estar muy atentos para seguir cavando aún en medio de la aridez de la respuesta o de la ausencia de frutos. Caminantes hacia el encuentro con Cristo Resucitado: Tenemos que tener bien claro que tarde o temprano brotará el agua de la vida si confiamos en Dios, en medio de las dificultades y haciendo siempre el mejor esfuerzo, porque como dice Ruth Renkel “No hay que temer a las sombras. Solo indican que en un lugar cercano resplandece luz.”. En este punto no me voy a explanar mucho ya que tangencialmente hemos dicho todo lo que debíamos decir al respecto de nuestras motivaciones y nuestra seguridad de la victoria final ha de tenerse presente como ‘punto de partida y de llegada’ de todas y cada una de nuestras acciones. Una canción tradicional que seguramente muchos conocemos me viene a la memoria y qué mejor que para terminar esta reflexión: Caminamos hacia el sol esperando la verdad. La mentira, la opresión, cuando vengas cesarán. /Llegará con la luz la esperada libertad./ (bis) Construimos hoy la paz en la lucha y el dolor, nuestro mundo surge ya a la espera del Señor. Te esperamos, Tú vendrás a librarnos del temor. La alegría, la amistad, son ya signos de tu amor. Así sea.
Posted on: Sun, 18 Aug 2013 03:35:37 +0000

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