DÉCIMA CARTA A UNA DESCONOCIDA Mi querida y desconocida ninfa del bosque, olímpica hija de Zeus, con cabellos del color del mar, que velas el destino de los mortales y danzas en el Olimpo, eres manantial de vida, oceánide transparencia del agua, náyade divina. Quiero nadar como un pez en el torbellino de tus brazos y beber en tu fuente para que me otorgues el don de la poesía, pues eres agua que amamanta al árbol, agua que resbala por la piedra saltando de alegría, agua que hace fluir en mí la sal dormida de la tierra y toda la lluvia del cielo. Quiero que tus ríos desemboquen en mi corazón, este corazón que estoy cansado de enterrar en la soledad y el silencio como si fuera un difunto, y remar hacia el sol en la barca de tu amor. Me alistaré en el bajel pirata de tu mágico hechizo y un viento de ternuras cálidas inflará las velas de mi destino. Latiré en tus mareas para salvarme de la hondura fría del naufragio que convoca a la muerte, porque eres mar que evapora todas las distancias y borra la hueca perspectiva del aire. Construiré un puente que una nuestras islas. Escanciaré el vino secreto de tu ser y, juntos, escribiremos una nueva antología en el cuaderno de bitácora de la eternidad. Septiembre 2013©Fernando Luis Pérez Poza Pontevedra. España. eltallerdelpoeta
Posted on: Fri, 20 Sep 2013 09:24:20 +0000