EGIPTO PARTE 5 El Nilo es vida................El Nilo es muerte. - TopicsExpress



          

EGIPTO PARTE 5 El Nilo es vida................El Nilo es muerte. Todo lo escrito hasta ahora es el resumen de cinco años de trabajos en Egipto, de idas y vueltas a Argentina, estadías más o menos prolongadas en Egipto, dependiendo del trabajo a desarrollar, y del subsidio obtenido. Fui y vine por doquier, viví con los egipcios, me adapté a sus costumbres y me sentí como en mi casa, un poco más ruidosa eso sí, hasta que llegué a LUXOR. Salimos , la primera vez, en un noviembre invadido por la bruma y la neblina, un factor climático poco frecuente nos retuvo en el aeropuerto más de lo debido, cuando se estaba por cancelar el vuelo, se despejó el cielo, Ra nos iluminó con sus rayos comenzando el avión su carrera hacia los cielos. A mitad de camino los motores se silenciaron, las azafatas blancas como muñecas de cera nos miraron con lástima compartida y se sentaron enlazándose en los cinturones de seguridad, pues se sostenían como si en ello se les fuera la vida. El avión comenzó a descender bruscamente, a pesar de lo trágico de la situación había magia, todos al unísono, cada cual a su Dios y en su lengua, nos pusimos a orar, no hubo gritos, ni llantos no hubo nada, solo oración. No sé cuánto duró, imagino que habrán sido segundos, tal vez escasísimos minutos, el avión caía y nosotros con él, no pensé en nada, solo oré. A mi retorno a Argentina, me enteré que mi mamá se levantó ese día con un malestar, sabía que viajaba a Luxor, sin pensarlo llamó a la madre de mi colega y compañera de viaje, una historiadora, y ambas oraron por nosotras, mi mamá en Buenos Aires y la mamá de mi colega en Rosario, oraron y le pidieron a la Virgen que nos protegiera con una campana de cristal. Sin darnos cuenta, ni saber cómo, los motores reiniciaron su rumor y el avión comenzó a ascender. Tutankhamón me esperaba. Luxor es magnífica, los tiempos de Nasser dejaron una impronta indeleble de refinamiento, buen vivir, limpieza, magníficos hoteles, el nuestro Gaddis un cuatro estrellas con ascensor pintado con un Tutankhamón bastante americanizado en diferentes posturas, en una con sombrero de vaquero y pistolas al cinto, un estilo bien, Las Vegas. El Nilo divide la vida de la muerte, de un lado se encuentra Luxor y Karnak ciudades fundamentales en la historia egipcia. Cruzando en ferry el Nilo, llegamos al culto de los muertos, desierto y tumbas. Tomamos un taxi y a las 5 de la mañana nos preparamos para visitar a quien me esperaba desde hacía tantos años Tutankhamón, el rey joven. En un recodo del camino se ven las casas, a lo alto, de Howard Carter y Lord Carnarvon, color terracota y amarillo en mitad de un desierto cada vez más ambarino. Nos detuvimos en Deir El- Bahari, Templo- Funerario con varias rampas de acceso, y muchísimas columnas, en su momento de gloria debió de haber sido imponente. En 1997 ese acceso, recorrido por turistas europeos, fue el escenario de un atentado fundamentalista, los terroristas esperaron en las tumbas que circundan las montañas ubicadas detrás del mismo, cuando vieron descender del micro los 67 turistas los arrinconaron sin dar posibilidad de huída, al acabárseles las balas siguieron cortando miembros y cabezas, solo un niño sobrevivió, las rampas quedaron con la mancha de la sangre durante mucho tiempo por más infructuosos que fueron los deseos y esfuerzos porque estas desaparecieran. El gobierno egipcio mandó ese mismo día a los guías de turismo del sector a ver lo sucedido para que supieran que en cualquier momento les podía suceder a ellos, así se enseña en Egipto, así se aprende. Este Templo-Funerario, en terrazas, hermosamente decorado perteneció a Hatshepsut, reina-faraona de la XVIII Dinastía, esposa y hermana de Tutmosis II reinó como hombre masculinizando su imagen. Se pueden ver imágenes de la misma con su barba y su abultado vientre, madre de Neferura. Su reinado fue fructífero, su recuerdo borrado parcialmente por su sobrino Tutmosis III y llevado al olvido por Ramsés II, práctica frecuente en toda cultura, borrar cualquier indicio de los que vinieron antes, nombres y jeroglíficos, así no descansarían sus sueños eternos. Nuevamente en el taxi (medio de transporte frecuente y económico) nos encontramos con los Valles de los Reyes y de las Reinas, infinidad de tumbas algunas con largos corredores, otras más cortos, unas arriba otras abajo, un laberinto de arte y de muerte. Entre todas ellas una bastante insignificante y sin embargo tan importante que tanto dio para hablar TUTANKHAMON. Cuando entré (siempre digo que tengo un Dios aparte cada lugar que recorrí lo hice sola o con poquísima gente, pudiendo disfrutarlo como si fuera la única invitada a un banquete minuiciosamente preparado, en el Partenón solo éramos cinco, pero esa es otra historia) el corazón me latía con fuerza, me encontraría con quien signó mi destino a través de las páginas de un libro, sabía de memoria cada particular de la misma, muy rudimentaria, no hubo tiempo para hacer de ella una obra maestra, de medidas minúsculas, en el centro estaba él, su momia y uno de sus sarcófagos en oro con incrustaciones de piedras preciosas. Lo observé largamente era una asignatura pendiente y él se dejó observar sin oponer resistencia. Las paredes decoradas escondían en sí mismas una maldición, un hongo bioquímico que sumado a la pintura se volvió tóxico, esporas respirables altamente tóxicas, todos las respiramos cuando entramos a la tumba pero, si se está enfermo o vulnerable pueden ocasionar la muerte. Esa es parte de la maldición, no hay que molestar a los muertos, hay que respetarlos. El calor dentro es demencial. A Tutankhamón lo observé largamente grabando en mi memoria cada detalle, no toqué ninguna pared, es peligroso y algunos lo hacen, en las prohibiciones siempre hay justificaciones. Fue un encuentro largamente esperado, por él fui arqueóloga y a él fui a rendirle tributo. La maldición, prefiero hablar sobre imprudencia, se abren sitios que se han mantenido cerrados durante milenios, con gases tóxicos, en un ambiente muy propenso para reforzar la toxicidad, en una época en donde no se tenían los conocimientos de hoy. Fueron 52 las víctimas de la maldición, la sugestión, junto al desconocimiento tuvieron su festín. Creo que cuando uno entra a lugares sacros debe ser conciente de ello y respetar. Tutankhamón pidió respeto y se hizo escuchar, el miedo, el miedo logró lo demás. El nos regaló un descubrimiento único pues fue la única tumba no violada en la historia de Egipto, hasta el momento. Nefertari nos esperaba. En Egipto todos me llamaban Nefer, por mi parecido con ella. Nefertari, la más amada, su tumba, la más bella, su templo único, el amor que despertó en Ramsés II, digno de ser narrado.
Posted on: Mon, 09 Sep 2013 15:23:19 +0000

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