EL 18 DE JUNIO DE 1955 EL GOBIERNO MILITAR HACE DETENER Y ASESINAR - TopicsExpress



          

EL 18 DE JUNIO DE 1955 EL GOBIERNO MILITAR HACE DETENER Y ASESINAR AL MILITANTE COMUNISTA JUAN INGALINELLA EN ROSARIO , ARGENTINA : Juan Ingalinella2 (nacio en Rosario, Argentina el 1911 - murio en Rosario, Argentina el 18 de junio de 1955)1 fue un médico y político militante en el Partido Comunista que fue detenido por la policía el 17 de junio de 1955 y murió al ser torturado sin que nunca apareciera su cuerpo, en un hecho que tuvo vasta repercusión conocido como el «caso Ingalinella». A raíz de la investigación realizada se condenó a quienes fueron autores materiales del hecho, pero el cuerpo nunca fue hallado, por lo que algunos lo consideran el primer desaparecido de la Historia argentina. Bayer hace referencia a un caso de desaparición forzada en perjuicio de los militantes anarquistas Miguel Arcángel Roscigna, Andrés Vázquez Paredes y Fernando Malvicini, que habría ocurrido en 1937, pero omite mencionar fuentes que referencien la información.Juan Ingalinella era hijo de inmigrantes sicilianos. Estudió medicina y tenía su consultorio en la misma casa donde vivía, en la calle Saavedra 667, del barrio La Tablada, en la ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe). Se casó con Rosa Trumper, que era maestra, con quien tuvo una hija.El 16 de junio de 1955 se produjo en la Argentina una rebelión militar con la finalidad de derrocar al presidente constitucional Juan Domingo Perón. Sin aviso previo alguno, aviones de la Marina bombardearon la Plaza de Mayo y otros sectores de la ciudad de Buenos Aires, y ametrallaron a la población civil en una acción sin precedentes en la Historia argentina, ocasionando unos 400 muertos y más de 2000 heridos.El comité Zona Sur del partido redactó e hizo circular de inmediato un volante de condena a lo ocurrido mientras Inga, como lo llamaban sus camaradas, llegaba de una localidad cercana adonde había ido por tareas partidarias, ya que en esa fecha era apoderado del Partido Comunista en Rosario.El mismo día 16 de junio la policía rosarina comenzó a detener dirigentes opositores y al día siguiente una comisión policial concurrió al domicilio de Ingalinella, quien había desechado la oportunidad de ocultarse, y lo condujo a la División Investigaciones de la Jefatura de Policía junto con unas sesenta personas entre las cuales estaban los abogados Guillermo Kehoe8 y Alberto Jaime.Los detenidos fueron retornando a sus hogares pero no Ingalinella. Ante las gestiones de su esposa y de sus camaradas, la Policía aseguró que había salido por sus propios medios de la jefatura.Movilizaciones : De inmediato hubo movilizaciones de profesionales y estudiantes, y se formó una comisión universitaria para presionar por la investigación. Casi un mes después, el 13 de julio de 1955, los trabajadores judiciales hicieron una huelga, y el 2 de agosto la Confederación Médica de la República Argentina dispuso un paro nacional de actividades.El 20 de julio de 1955 el interventor federal de la provincia, Ricardo Anzorena ―que hasta entonces había negado la veracidad de la denuncia― ordenó la detención del jefe y del subjefe de investigaciones y de otros policías, así como el reemplazo del jefe de policía de Rosario, Emilio Vicente Gazcón, por Eduardo Legarreta. Inmediatamente exoneró (destituyó) a los policías involucrados.El 27 de julio de 1955, el ministro de gobierno de Santa Fe dio un comunicado oficial:[Ingalinella] habría fallecido a consecuencia de un síncope cardíaco durante el interrogatorio en que era violentado por empleados de la sección Orden Social y Leyes Especiales.Investigación judicial : La legislación entonces vigente había establecido el «fuero policial», esto es que el personal de esa fuerza no era juzgado penalmente por la justicia común sino por un tribunal especial ―el Consejo de Justicia Policial―, el cual inicialmente trató de tomar el caso. Como el juez de instrucción Carlos Rovere también sostuvo la competencia, la Corte Suprema de Justicia de la provincia debió resolver el conflicto: el 3 de agosto de 1955 dio competencia al juez, argumentando que los policías habían perdido su estatus policial por haber sido exonerados.Con la investigación judicial se puso al descubierto la maniobra de encubrimiento que se había realizado, tal como la desaparición de numerosas fojas del libro donde se asentaban los ingresos y egresos de detenidos. Lo sucedido con Ingalinella se pudo reconstruir mediante el testimonio de otros detenidos, de lo que surgió que Lozón (el jefe de la sección Leyes Especiales) quería ubicar el mimeógrafo donde se habían impreso los volantes, para lo cual hizo torturar a varios detenidos ―incluyendo a Ingalinella― con la picana eléctrica.Tiempo después, uno de los acusados, el oficial Rogelio Luis Delfín Tixie, rompió el pacto de silencio y contó que Ingalinella había fallecido durante la tortura y que su cadáver había sido enterrado cerca de la estación de trenes de la localidad de Ibarlucea (a unos 17 km al noroeste de Rosario) y luego trasladado a otro punto, en un vehículo de la División Investigaciones.La Justicia comprobó que ―para borrar las huellas del traslado― se habían arrancado las 41 primeras fojas del libro de guardia del 19 de junio de 1955 del puesto de la policía caminera de la localidad de Pérez (a unos 10 km al sureste de Rosario). No obstante, se constató que el vehículo utilizado había regresado a Rosario a las 21:00 h de aquel día. Al hacerse excavaciones en la zona indicada por el policía, se halló una tela que habría correspondido al sobretodo del médico. Sin embargo, nunca se supo adónde fueron llevados los restos de Ingalinella.El oficial Tixie también involucró al exjefe de policía Emilio Gazcón, quien ―según dijo― había encomendado los procedimientos personalmente a Lozón, y le ordenó aplicar torturas.Sentencia : El 30 de mayo de 1961, el juez Juan Antonio Vitullo declaró que el hecho de no haberse encontrado el cadáver no era óbice para que con la abundante prueba rendida se tuviera por acreditada la existencia del homicidio. La defensa de los acusados había planteado que no podían suponer que la picana eléctrica fuera normalmente peligrosa dado que ninguna de las otras víctimas había sufrido consecuencias graves por lo que la muerte debía atribuirse a una condición anormal predisponente del doctor Ingalinella. En esta manera excluían el homicidio doloso y planteaban la hipótesis del homicilio culposo.El juez rechazó la hipótesis, afirmó que la muerte de Ingalinella pudo no haber sido planeada, pero estaba dentro de las posibilidades por el método de tortura y calificó el hecho de homicidio agravado. Lozón, Monzón, Tixie y Barrera fueron condenados a prisión perpetua, Serrano a dos años de prisión y el jefe de policía Gazcón al pago de una multa y la inhabilitación por un año.La defensa apeló y el 19 de diciembre de 1963 la sala II de la Cámara del Crimen de Rosario modificó la calificación a la de homicidio simple. Lozón fue condenado a 20 años de prisión como «promotor, autor material y responsable principal» de homicidio simple, privación ilegal de la libertad y apremios ilegales; Félix Monzón, Rogelio Luis Tixie, Fortunato Domingo Desimone, Arturo Lleonart y Santos Barrera a 15 años de prisión; Ricardo Rey y Héctor Andrés Godoy a 6 años, por encubrimiento, privación ilegal de la libertad y apremios ilegales; Francisco Rogelio Espíndola y Fernando Luis Serrano a dos años, por encubrimiento; Gilbert Silvestre Bermúdez ―exjefe de Investigaciones― y Emilio Gazcón fueron multados por violación de los deberes de funcionario público.10 Por otra parte, la misma sentencia declaró que a esos crímenes no se aplicaba la amnistía para delitos políticos que había aprobado la ley 14.436 porque ella excluía de sus beneficios «los delitos atroces cometidos de manera inhumana, carente de relación atendible con el móvil político o gremial alegados».
Posted on: Tue, 18 Jun 2013 10:00:03 +0000

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