EL REBELDE (duramente) Mi apellido: ofendido; mi nombre: - TopicsExpress



          

EL REBELDE (duramente) Mi apellido: ofendido; mi nombre: humillado; mi estado civil: la rebeldía; mi edad: la edad de piedra. LA MADRE Mi raza: la raza humana. Mi religión: la fraternidad. EL REBELDE Mi raza: la raza caída. Mi religión… Pero no serás tú quien la prepares con tu desarme… soy yo con mi rebeldía y mis pobres puños cerrados y mi cabeza hirsuta. (Muy tranquilo). Me acuerdo de un día de noviembre; no tenía seis meses [mi hijo] cuando el amo entró en la casucha fuliginosa como una luna de abril y palpó sus pequeños miembros musculosos, era un amo muy bueno, paseaba en una caricia sus dedos gruesos por la carita llena de hoyuelos. Sus ojos azules reían y su boca le decía cosas azucaradas: será una buena pieza, dijo mirándome, y decía otras cosas amables, el amo, que había que empezar temprano, que veinte años no eran demasiados para hacer un buen cristiano y un buen esclavo, buen súbdito y leal, un buen capataz, con la mirada viva y el brazo firme. Y aquel hombre especulaba sobre la cuna de mi hijo, una cuna de capataz. Nos arrastramos con el cuchillo en la mano… LA MADRE ¡Ay! tú morirás. EL REBELDE Muerto… lo he matado con mis propias manos… Sí: de muerte fecunda y fértil… era de noche. Nos arrastramos entre las cañas. Los cuchillos reían bajo las estrellas, pero no nos importaban las estrellas. Las cañas nos pintaban la cara de arroyos de hojas verdes. LA MADRE Yo había soñado con un hijo que cerrara los ojos de su madre. EL REBELDE Yo he decidido abrir bajo otro sol los ojos de mi hijo. LA MADRE … Oh, hijo mío… de muerte mala y perniciosa. EL REBELDE Madre, de muerte vivaz y suntuosa. LA MADRE por haber amado demasiado… EL REBELDE por haber amado demasiado… LA MADRE Evítame todo esto, me asfixian tus ataduras. Sangro por tus heridas. EL REBELDE Y a mí el mundo no me da cuartel… No hay en el mundo un pobre tipo linchado, un pobre hombre torturado, en el que no sea yo asesinado y humillado. LA MADRE Dios del cielo, líbralo. EL REBELDE Corazón mío, tú no me librarás de mis recuerdos… Era una noche de noviembre… Y súbitamente los clamores iluminaron el silencio. Nos habíamos movido, los esclavos; nosotros, el abono; nosotros, las bestias amarradas al poste de la paciencia. Corríamos como arrebatados; sonaron los tiros… Golpeamos. El sudor y la sangre nos refrescaban. Golpeamos entre los gritos y los gritos se hicieron más estridentes y un gran clamor se elevó hacia el este, eran los barracones que ardían y la llama lamía suavemente nuestras mejillas. Entonces asaltamos la casa del amo. Tiraban desde las ventanas. Forzamos las puertas. La alcoba del amo estaba abierta de par en par. La alcoba del amo estaba brillantemente iluminada, y el amo estaba allí muy tranquilo… y los nuestros se detuvieron… era el amo. Yo entré. Eres tú, me dijo, muy tranquilo… Era yo, sí soy yo, le dije, el buen esclavo, el fiel esclavo, el esclavo esclavo, y de súbito sus ojos fueron dos alimañas asustadas en días de lluvia… lo herí, chorreó la sangre: es el único bautismo que recuerdo.
Posted on: Sun, 07 Jul 2013 03:27:25 +0000

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