EL TESORO DE BENAMAHOMA, cuento infantil de Carmen de la - TopicsExpress



          

EL TESORO DE BENAMAHOMA, cuento infantil de Carmen de la Rosa Fiestas de Moros y Cristianos en Benamahoma, Grazalema, Cádiz. "(...) Los secuestradores tenían orden de Hassan de mantener a Murtaza alejado de Grazalema hasta que Nora regresara a su alquería. Hassan lo quería vivo, bien que se lo advirtió a sus sicarios; quería hacerle confesar dónde se hallaba escondido el Tesoro. En cuanto el cortejo de Nora enfiló el camino a Sevilla, Hassan mandó un heraldo a sus esbirros con la orden de trasladar al prisionero, cuanto antes, al castillo. Mientras tanto, y tras un largo día a caballo, Rodrigo, Gonzalo, los hijos del molinero y el mercenario que les dio la información, llegaron a los montes de Antequera. Montaron vigilancia en la calzada real. Y al poco divisaron un veloz jinete que corría monte arriba. Lo siguieron con sigilo hasta cerca de la entrada de una cueva. Allí tenían prisionero a Alonso. Cayó la noche. Los Herrera y los molineros decidieron esperar al amanecer para el ataque, tenían miedo de herir a Alonso en la refriega. De pronto, el claro sonido de un tan-tan rasgó la negrísima noche. —Callad, ¿no oís un tambor? —dijo Rodrigo asombrado. —Sí, hay un beduino del Atlas entre los guardianes —contestó el chivato. —¡Un momento! —habló Gonzalo—. Alonso nos manda un mensaje. —¿Qué? ¿Está loca su merced? Ese es Alí, el tamborilero, se pasa la vida aporreando el at-tabal. —No, no es el Alí que dices. Es Alonso... ¡Callad! Se hizo un largo silencio mientras Gonzalo escuchaba alerta el insistente tan-tan. —Dice que son cuatro. Que los caballos están a dos leguas, sin guardas, que son peligrosos, que van bien armados. —Alonso mandaba un aviso cifrado a Gonzalo en el lenguaje que inventaron de niños. De modo que lo primero que hicieron al amanecer fue ir en busca de los caballos, que amarraron a un árbol de un bosquecillo cercano. Y en un estrecho barranco, sorprendieron a los dos secuestradores cuando iban a ensillarlos. En un tris tras los desarmaron y amordazaron. Gonzalo y Rodrigo cambiaron sus vestimentas con las de los capturados. Y con capas negras, turbantes y enormes alfanjes a la cintura, se dirigieron a la cueva. Los amigos de Alonso y el soplón les guardaban la espalda con ballestas listas para ser disparadas en caso de que fracasara el plan. Aparecieron, pues, los hermanos en la gruta; el beduino del Atlas y su compinche preparaban el té en la hoguera. Alonso, que estaba sentado sobre una manta, tenía el brazo izquierdo amarrado a una argolla. Reconoció a sus primos, les hizo un guiño y les dejó actuar.(...)"
Posted on: Sun, 28 Jul 2013 06:33:09 +0000

Trending Topics




© 2015