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ESTA HISTORIA LA ESCRIBÍ CON AYUDA DE ESTA CANCIÓN youtube/watch?v=XJm2qV34sU4 DE ALGÚN MODO, ES LO QUE HE LLEGADO A SENTIR HASTA AHORA... Él la conquistó una tarde fría de invierno, días en las que la tristeza del cielo lo envolvía todo, causando pesar y algo de inseguridad en el ambiente pero… Ella se dejó conquistar, sentía curiosidad por él y le abrió su corazón, conociendo poco a poco la esperanza de su verdadero amor, ella sentía muchas cosas que no podía entender, recorriendo desde los celos hasta la tristeza de su ausencia. Él llego a amarla en poco tiempo y no aguantaba el paso rápido de su corazón, le dio cuanto pudo, aún más de lo que llego a tener, ella lo era todo para él y siempre se lo demostró… Ella aun no confiaba, temía equivocarse y soñar con un futuro que quizás jamás se cumpliría y se sentía confundida… Él llego a sentirse inútil, convivió con la idea de llegar a perderla y llego a destruirse mil veces, y esas mil veces, ella lo volvió a reconstruir… él la amaba, pero sus pensamientos lo traicionaban… Solo bastó una noche, una sola llamada para acabar con los miedos y declararon su amor eterno a los cuatro vientos… Empezó una nueva etapa en sus vidas, un amor prometido, a soñar cada tarde cuando se acercaba la noche, nació el poder de intentarlo, de equivocarse y aprender, o simplemente llegar a ser muy felices. Él descubrió la emoción de cada beso, de verla y no poder asimilar el destello que se convertía en suerte ante sus manos, tan solo se detenía a amarla cuando intentaba hallar la razón que perdió cuando se enamoró de ella. Ella llego a sentirse diferente, en cada parte de su vida, había al menos un gramo de él, era lógico, ella perdía la cordura al mirarlo, al sentirlo especial para ella y así, no quería perderlo, por más diferentes que llegaron a ser, ella deseaba su compañía. Él confiaba en ella y prometieron permanecer enamorados, a pasar el tiempo juntos y vivir el uno para el otro, ambos se amaban, y cada día era una buena oportunidad para demostrarlo. Su amor engaño al tiempo, a la adversidad y al imposible, derrotó a la envidia y reclamaron al mundo como parte de los testigos que ante sus ojos, jamás llegaron a conocer tanto amor. Maduraron juntos, la carne, la piel y el alma se compartieron… en cada beso, en cada mirada, ya lo eran todo, un par de sujetos que de tan solo ser conocidos, el destino los ayudó a ser más que novios… Él solo la quería a ella, habría dado su vida porque nunca le sucediera nada, él logró a conocerla demasiado y nunca quería perderla porque dentro de sus ojos, era lo único que se le permitía ver. Ambos permanecieron con la emoción de amarse, recordaban el invierno después de la escuela, cada tarde que se veían y asimilaban cada momento tan sensible como la de un beso. Se sentían plenos, tan felices que dependían el uno del otro, sus miedos e inseguridades, se ahogaron en la primera vez del que tan solo fue testigo una habitación. Las cosas sucedieron así para ellos y creían que todo les sería eterno, así lo juraban y confiaban mucho en el destino, en el futuro si lastimarse ni corromper lo bello de su amor, con insignificantes problemas que empezaron a acontecer… Una tarde fría, sentados en la banqueta de un parque, él llego a decir cosas, cosas tan tiernas que llegaron a entristecerla, eran palabras que se grabaron en el corazón de ella, como la propia de firma de su amor verdadero, pero lo triste era que era el inicio de una mala noticia que ella no quería oír. Él debía marcharse pronto y se lo dijo, ella no entendía muy bien, quizás fuese una broma o un indicio para provocar su reacción, pero las lágrimas que nublaron sus ojos, confirmaron la veracidad de sus palabras… Ella sentía morirse, lo abrazo fuerte, esperando quedar unida a él y nunca separase, pretendía aprovechar cada minuto con él desde ese instante, porque lo próximo solo era un trágico sufrimiento en su ausencia… Él, aquel día se hundió en la más honda depresión, sus sueños, su futuro y todo lo que había construido, se hundían junto con él. Ambos planearon con una boda, con una familia y con un envejecimiento de la mano, lo que nunca planearon fue en cómo actuar el día que lo perderían todo… A la mañana siguiente se oía un murmullo sollozo en el cielo, un amor enfermo, estaba agonizando… Semanas después de su partida y del más triste adiós que se haya dado una pareja tan unida, ella ya no podía, sentía que su vida había terminado y no encontraba algún sentido de vivirla sin él. La tristeza la consumió, como el fuego ardiente incendiando el papel. Se dio cuenta que tenía roto el corazón, que había gastado demasiado en él y lo trató de olvidar… La vimos beber su dolor poco a poco. Pero nunca llego a embriagarse lo suficiente como para olvidarlo, hasta anoche. Se bebió la botella entera, tiro de una soga, y finalmente pudo beber el resto de su recuerdo. La vida es tan corta, pero esta vez, fue más grande que la fuerza que necesito para levantarse. La encontramos inerte con el rostro hundido en la melancolía, en la mano apretaba una nota que decía: “lo querré hasta la muerte”. La enterramos con una foto de él sobre su ataúd, desde entonces cada noche no dejaba de llover… Los rumores fluyeron y nadie supo cómo se culpó a sí mismo. Lo vimos beber su estupidez poco a poco. Pero nunca llegó a perdonarse de lo que le hizo… hasta anoche. Se bebió la botella entera, tiró del gatillo, y finalmente el perdón llego con su muerte y el resto quedó en un recuerdo. La vida es tan corta, pero esta vez fue más grande que la fuerza que necesito para levantarse. Lo encontramos envuelto en lágrimas con el rostro hundido en la almohada, y una carta en la mano que decía: “Ya era tarde cuando quise volver…” Lo enterramos junto a ella, con una foto de ambos sobre su ataúd y desde entonces los ángeles entonaron una mezcla lúgubre y melancólica de sinfonías y lágrimas para la hermosa canción de cuna Lullaby.
Posted on: Sat, 21 Sep 2013 15:24:29 +0000

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