El hecho ocurrió a mediados de los años noventa. Para aquél entonces yo cursaba mis estudios en el prestigioso IPVCE Lenin, crema y nata de la juventud capitalina y la escuela favorita del comandante Fidel Castro, inaugurada por él en 1974, por el presidente ruso Leonid I Brezniew, el cantante Amaury Pérez y Celia Sánchez Manduley que era la secretaria personal de Castro para aquél entonces. La cuestión fué que me dejaron sin pase por alguna estupidez de esas que se inventaban. Quizas fué porque dejé mi cubiculo sin limpiar, quizas dejé algo regado por ahí, dije algo indebido, falté a clases o quizas me cogieron vestido de marine norteamericano con una cantimplora y un M-16 al hombro. La verdad que el motivo no viene al caso pero de que me jodieron me jodieron. Fué triste y desvastador ver a mis compañeros de grupo partir. Las guaguas se iban repletas de estudiantes alegres, cantando, porque finalmente el dia del pase habia llegado, podian estar con sus familias, dormir , comer en sus casas, bañarse con privacidad y beber agua fría aunque solo fuera por el tiempo efímero de dos dias. Cuando abandonaron la escuela las últimas guaguas repletas de estudiantes el silencio y la soledad cayeron sobre mí como el peso de un martillo golpeando un yunque. Los pasillos, albergues y aulas estaban completamente vacías, no se escuchaban ni siquiera el cantar de los pájaros, solo el ladrido lejano de algún perro callejero. Por suerte ese fin de semana se habian quedado unos alumnos de algún grupo del bloque B . Yo conocía a algunos porque jugaba fútbol con ellos. Todos muy buena gente, amistosos , que se compadecieron de mi desgracia. Aquella noche, con un enjambre de mosquitos acribillandome sin piedad,me designaron a vigilar un grupo de malditas ocas que el comandante nos habia regalado Pero para mi gran fortuna me acompañaron dos chicas guapas y simpáticas y lo que hubiera sido una noche infernal bajo una nube de mosquitos se convirtió en una tertulia agradable con dos chicas hermosas. Imagínense ustedes a ése muchacho,tímido, bajito y flacucho que era yo en aquél entonces a la interperie bajo una noche estrellada conversando y riendo por horas con dos caras bonitas , populares y codiciadas por muchos varones. Fué una velada inolvidable, las chicas no paraban de preguntarme sobre mi vida, se compadecieron de mi desgracia, me dieron palabras de aliento, en fin, me trataron como a un dios. Cuando me encontré con mis amigos nuevemente el lunes siguiente y les relaté el incidente me felicitaron , me alabaron y me dieron hasta palmaditas en el hombro. Ha pasado mucho tiempo ya, pero mientras estoy tecleando delante de la pantalla de mi computadora no puedo dejar de invocar en mis difusos recuerdos el rostro de esas chicas y les deseo lo mejor donde quiera que estén. Dios las bendiga, deben ser mujeres hechas y derechas ya, casadas y con hijos.
Posted on: Sun, 22 Sep 2013 00:32:13 +0000
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