El presidente Maduro es un haz de nervios. Los fantasmas de su imaginación lo acosan. No asistió a la Asamblea General de la ONU ni tampoco a Bolivia. De Rusia se devolvió corriendo a calmar las aguas agitadas de la maltratada Venezuela. Le aconsejaron agitar conspiraciones. Todos quieren sabotearle su gobierno. Las irritantes fallas del Metro, los apagones, las protestas obreras y populares y hasta las 31 maletas repletas de cocaína son provocadas por saboteadores diestramente dirigidos por el imperio. ¿Quién puede creer semejantes fantasías? La verdad, cada vez habrá menos, pero eso tampoco importa. Con que las proclamen Maduro y Cabello es suficiente. La consigna de los miedos es impedir las elecciones del 8D: la radiografía profunda del decadente cuerpo gubernamental. Es una sobrada razón para que se concurra masivamente a votar. No hay pretexto para no hacerlo o hacerlo a medio brazo. Esas elecciones se alimentan de cuantas quejas broten en el atormentado país. Votar no excluye, incluye.
Posted on: Sat, 05 Oct 2013 17:36:07 +0000
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