El tonal y el nagual El tonal empieza en el nacimiento y acaba en - TopicsExpress



          

El tonal y el nagual El tonal empieza en el nacimiento y acaba en la muerte." El tonal construye el mundo sólo en un sentido figurado. No puede crear ni cambiar nada, y sin embargo construye el mundo porque su función es juzgar, y evaluar, y atestiguar. Digo que el tonal construye el mundo porque atestigua y evalúa al mundo de acuerdo con las reglas del tonal. En una manera extrañísima, el tonal es un creador que no crea nada. O sea que, el tonal inventa las reglas por medio de las cuales capta el mundo. El tonal es una isla explicó. La mejor ma¬nera de describirlo es decir que el tonal es esto. Pasó la mano sobre la superficie de la mesa. Podemos decir que el tonal es como la superficie de esta mesa. Una isla. Y en la isla tenemos todo. Esta isla es, de hecho, el mundo. "Hay un tonal que es personalmente para cada uno de nosotros, y hay otro que es colectivo para todos nosotros en cualquier momento dado, al cual llamamos el tonal de los tiempos." Señaló las hileras de mesas en el restaurante. ¡Mira! Cada mesa tiene la misma configuración. Hay ciertos objetos presentes en todas. Sin embargo, son individualmente distintas entre sí: algunas mesas están más llenas que otras; tienen diferente comida, diferentes platos, diferente atmósfera, pero tenemos que admitir que todas las mesas en este restaurante son muy semejantes. Lo mismo pasa con el tonal. Podemos decir que el tonal de los tiempos es lo que nos hace semejantes, en la misma forma en que hace se¬mejantes todas las mesas en este restaurante. No obstante, cada mesa por separado es un caso individual, lo mismo que el tono personal de cada uno de nosotros. Pero el factor importante que hay que tener en cuenta, es que todo cuanto conocemos de nosotros mismos y dé nuestro mundo está en la isla del tonal. ¿Ves lo que quiero decir? Si el tonal es todo cuanto conocemos de nosotros mismos y de nuestro mundo, ¿qué es entonces el nagual? El nagual es la parte de nosotros mismos con la cual nunca tratamos. ¿Cómo dijo usted? El nagual es la parte de nosotros para la cual no hay descripción: ni palabras, ni nombres, ni sensaciones, ni conocimiento. Ésa es una contradicción, don Juan. En mi opinión, si no puede sentirse ni describirse ni nombrarse, no puede existir. Es una contradicción nada más en tu opinión. Ya te lo advertí: no te rompas la crisma tratando de entender esto. ¿Diría usted que el nagual es la mente? No. La mente es un objeto encima de la mesa. La mente es parte del tonal. Digamos que la mente es la salsa picante. Tomó una botella de salsa y la puso frente a mí. ¿Es el nagual el alma? No. El alma también está en la mesa. Digamos que el alma es el cenicero. ¿Es el nagual los pensamientos? No. Los pensamientos también están en la mesa. Los pensamientos son como los cubiertos. Cogió un tenedor y lo puso junto a la salsa y el cenicero. ¿Es un estado de gracia? ¿El cielo? Tampoco es eso. Eso, sea lo que fuera, también es parte del tonal. Es, digamos, la servilleta. Seguí proponiendo formas de describir aquello a lo que él aludía: intelecto puro, psique, energía, fuer¬za vital, inmortalidad, principio vital. Por cada cosa que yo nombraba, él hallaba en la mesa un objeto que servía de contraparte y lo ponía frente a mí, has¬ta que todo cuanto había en la mesa quedó apilado en un montón. Don Juan parecía disfrutar enormidades. Soltaba risitas y se frotaba las manos cada vez que yo nombraba otra posibilidad. ¿Es el nagual el Ser Supremo, el Omnipotente, Dios? pregunté. No. Dios también está en la mesa. Digamos que Dios es el mantel. Hizo, en broma, el gesto de jalar el mantel para amontonarlo con los otros objetos que había puesto frente a mí. -Pero, ¿dice usted que Dios no existe? No. No dije eso. Sólo dije que el nagual no era Dios, porque Dios es un objeto de nuestro tonal personal y del tonal de los tiempos. El tonal es, como ya dije, todo lo que creemos que es parte del mundo, incluyendo a Dios, por supuesto. Dios no tiene otra importancia que la de ser parte del tonal de nuestro tiempo. Según yo lo entiendo, don Juan, Dios es todo ¿No estamos hablando de lo mismo? No. Dios es solamente todo aquello en lo que puedes pensar; por eso, propiamente hablando, Dios no es sino otro objeto en la isla. Dios no puede ser visto cuando uno quiere; sólo podemos hablar de Él. En cambio, el nagual está al servicio del guerrero. Puede ser visto, pero no se puede hablar de él. -Si el nagual no es ninguna de las cosas que he mencionado dije , quizá pueda usted decirme el sitio donde se encuentra. ¿Dónde está? Don Juan hizo un amplio ademán y señaló el área más allá de los confines de la mesa. Movió la mano como si, con el dorso, limpiara una superficie imaginaria que rebasara los bordes de la mesa. El nagual está allí dijo . Allí, alrededor de la isla. El nagual está, allí, donde el poder se cierne. "Desde el momento de nacer sentimos que hay dos partes en nosotros. A la hora de nacer, y luego por algún tiempo después, uno es todo nagual. En ese entonces, nosotros sentimos que para funcionar necesitamos una contraparte a lo que tenemos. Nos falta el tonal y eso nos da, desde el principio, el sentimiento de no estar completos. A esas alturas el tonal empieza a desarrollarse y llega a tener una importancia tan absoluta para nuestro funcionamiento que opaca el brillo del nagual, lo avasalla; y así nos volvemos todo tonal. Desde el momento en que uno se vuelve todo tonal, no hacemos otra cosa sino aumentar esa vieja sensación de estar incompletos; esa sensación que nos acompaña desde el momento de nacer y que nos dice constantemente que hay otra parte de nosotros que nos haría íntegros. "A partir del momento en que somos todo tonal, empezamos a hacer pares. Sentimos nuestros dos lados, pero siempre los representamos con objetos del tonal. Decimos que nuestras dos partes son el alma y el cuerpo. O la mente y la materia. O el bien y el mal. Dios y Satanás. Nunca nos damos cuenta, sin embargo, de que sólo estamos haciendo parejas con las cosas de la isla, algo muy semejante a hacer parejas con café y té, o pan y tortillas, o chile y mostaza. Somos de verdad animales raros. Nos creemos tanto y, en nues¬tra locura, creemos tener perfecto sentido." Don Juan se puso en pie y me apostrofó como un orador. Me señaló con el índice e hizo temblar su cabeza. El hombre no se mueve entre el bien y el mal dijo en un tono hilarantemente retórico, tomando el salero y el pimentero en ambas manos . Su verdadero movimiento es entre lo negativo y lo positivo Dejó la sal y la pimienta y cogió un tenedor y un cuchillo. ¡Lo dicho es un error! No hay movimiento ninguno -continuó como si se respondiera a sí mismo¬-. ¡El hombre es sólo mente! Cogió la botella de salsa y la puso en alto. Luego la dejó. Como puedes ver dijo suavemente , podríamos muy fácilmente reemplazar mente por salsa de chile y acabar diciendo: “¡El hombre es sólo salsa de chile!” El hacer eso no nos volvería más dementes de lo que ya estamos. Mucho me temo no haber hecho la pregunta correcta dije . Quizá podríamos llegar a una mejor comprensión si preguntara qué puede uno hallar, específicamente, en el área más allá de la isla. No hay manera de responder eso. Si yo te dijera: nada, sólo haría al nagual parte del tonal. Todo cuanto puedo decir es que allí, más allá de la isla, uno encuentra al nagual. Pero, cuando usted, lo llama nagual, ¿no lo coloca también en la isla? No. Lo llamé nagual solamente para que te dieras cuenta de él. ¡Muy bien! Pero al darme cuenta de él también he dado el primer paso para convertirlo en un nuevo objeto de mi tonal. Creo que no me comprendes. Yo he nombrado al tonal y al nagual como un par verdadero. Eso es todo lo que he hecho. Me recordó que en una ocasión, al tratar de explicarle mi insistencia en el significado, discutí la idea de que acaso los niños no fueran capaces de concebir la diferencia entre "padre" y "madre" hasta que no se desarrollaran lo suficiente en el manejo del significado, y que tal vez creerían que la diferencia estaba radicada en que "padre" usa pantalones y "madre" usa faldas, o en otras diferencias relativas al corte de pelo, o al tamaño del cuerpo, o a la ropa. Por cierto que hacemos lo mismo con las dos partes de nosotros dijo . Sentimos que en nosotros hay otro lado. Pero cuando tratamos de precisar cuál es ese otro lado, el tonal se apodera de la batuta y, como director, es un fracaso. Es tan mezquino y celoso que nos deslumbra con su astucia y nos fuerza a destruir el menor indicio de la otra parte del par verdadero: el nagual.
Posted on: Fri, 21 Jun 2013 19:01:02 +0000

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