Emma Gunst, un nombre detrás de un blog Ella se esconde detrás de un nombre, detrás de otro nombre, detrás de un blog que escribe desde Córdoba, para quién sabe por qué y para qué. Están los que abren su vida sin censura a cualquiera que se cruce a su paso. Están los que se aseguran de que casi nada de lo que les ocurre se filtre en alguna mirada. Están los que intentan decirlo de otras maneras: pintando, escribiendo, leyendo, actuando o cualquier artilugio que permita que algo de su ser se anime a tomar alguna forma perceptible para el mundo. Y está Emma Gunst. Ella tal vez diría: “Es mentira que mi intención sea difundir poesía. Esta soy yo, todo lo vivido, lo sentido y ellas hablan por mí. Logré encontrar todas las voces que hablan del mundo complejo que me habita, soy una mujer como lo somos todas. Ellas escriben, yo leo y armé el rompecabezas, siempre incompleto, siempre hay más…” Si eso dijese Emma Gunst, su intención se interrumpiría cuando entrara a jugar el lector y se enfrentara con la frase que casi titula su blog: “El amor siempre nos quema. Hablar de él, aunque sea después, no es posible más que a partir de esta quemadura...” (Julia Kristeva). Qué es el blog de Emma Es un blog de una mujer donde hablan las mujeres de todo el planeta a través de la poesía. Donde cada día, el universo se convierte en un poema que escribió alguna mujer en algún lugar del mundo. Seguramente las respuestas puedan ser infinitas. Barthes dice: “Impotente para enunciarse, para enunciar, el amor quiere sin embargo pregonarse, exclamarse, escribirse por todas partes…” O La rochefoucauld: “Hay gentes que no habrían estado jamás enamoradas si no hubiesen jamás escuchado hablar del amor”. O Novalis: “El amor es ciego. Sólo la poesía lo hace hablar”. O como cada cual piense o sienta. Miles de personas visitan día a día ese blog que nos hace viajar por las palabras de alguna poetisa* de cualquier país y nos permite tener la certeza de que las mujeres, sin distinciones geográficas ni de tiempo, vivimos el amor de manera similar. En esta multiplicidad se hace evidente que muchas recurren a la palabra que vuela para levantar las voces de las mujeres en nombre del amor, del desamor, del odio, de la guerra, del maltrato, de la esperanza y de la desesperanza. Y a eso nos lleva cada día Emma Gunst a través de su búsqueda profunda por los laberintos del sentir, de los miedos, de las revanchas, de lo que hicimos y de lo que aún no pudimos, a través de esa palabra que se cuelga de la belleza poética, para hacer del cruce entre el amor y el dolor, un encuentro menos cruento. Al fin y al cabo, la cultura no puede ser ni más ni menos que eso: el recolectar y desparramar aquello que comienza a escribir alguien; y el fin, como la propia muerte, pertenece a otros. Quienes seguimos el blog de Emma Gunst somos los que, cada día, terminamos sus poemas desenterrados del mundo con nuestras propias palabras secretas. Tal vez Emma Gunst, sin saberlo, ofrece una forma de amistad invisible: “se habían ayudado juntas a estar solas en la vida”. Marina Fanin *Jorge Guillén es de la opinión que no debemos negar jamás la palabrea “poetisa”, que hay que decirla. Sin embargo, Miriam Tesore afirma que “a ninguna poeta le gusta que la nombren poetisa”. Dejaremos la última palabra de esta discusión a criterio de lxs lectorxs.
Posted on: Mon, 18 Nov 2013 15:07:17 +0000
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