En los años sesenta, se dice que había una sociedad - TopicsExpress



          

En los años sesenta, se dice que había una sociedad alocéntrica, es decir, que se pensaba como colectivo, que cada decisión que podía tomar un individuo tenía un efecto directo en el otro, que habían patrones de fraternidad desinteresados, muy distintos a los que existen hoy en día. En este momento se aceleran los procesos de investigación psicológica, de marketing, de publicidad, y comienzan a intervenir en el modo de consumo de las personas, intervienen en una reducción del ser, es decir ya no es la sociedad que piensa en todos, sino una sociedad egocéntrica. Ves como las familias ya no cenan juntas, cada quien con su televisor, su computadora en su cuarto, ¿cuántos televisores hay en una casa? Cada quien está alejado, el consumo cultural, el patrón capitalista está construido en función de un imaginario de la individualidad, es decir, pienso sólo en mi, como dice un amigo, si hablo de amistad no es amistad, es mi mitad, yo pienso en mi mitad; esos son los patrones culturales inducidos de individualidad. Por ejemplo, me pasa con mis amigos que compramos todos el mismo libro, pudiendo comprar uno solo y compartirlo con todos. Hay otro gran problema, el parque automotor que no deja de crecer. Un joven promedio va a la universidad, y va no ha prepararse a instruirse para ver cómo puede él instruirse para ayudar a transformar la sociedad, para mejorarla, no, piensa es en tener una certificación, un papel que le pueda avalar vender su fuerza de trabajo, para comprarse un carro, un teléfono de última generación y su casa, pero así, de él solo, sin pensar siquiera en el colectivo, en la comunidad, como por ejemplo puedo colaborar para ser capaz de romper esos patrones para generar por ejemplo, modos de transporte que sean capaces de solventar las necesidades más inmediatas, sino todo lo contrario, el sistema siempre busca romper esa característica del pensar colectiva, del poder social, del poder de todos, del poder plural, precisamente para ampliar los patrones de producción y consumo, para seguir legitimándose haciendo valedero y construir su lógica como una verdad irrefutable y absoluta, en donde trabajo solamente para mi mismo, en donde no pienso en mi hermano, que llamo primitivos a las comunidades indígenas que no necesitan ni un pitillo ni un celular de última generación para sobrevivir. Hay un cuento bien interesante, en Burkina Faso iban unas ONG a actuar allá, porque la población no utilizaba zapatos. Iban a la escuela descalzos, a sus trabajos, toda su vida era así, eran por decirlo de alguna forma, una “cultura descalza”, y formaba parte de su día a día, era normal, formaba parte de su concepción del mundo. Se dice que la ONG llegó y regaló zapatos a todo el mundo, y así todos tuvieron sus zapatos. La ONG se retira del lugar, pasa el tiempo y a unos seis meses vuelven, ya todo el mundo con sus zapatos desgastados, y se los cambian por unos nuevos, pasa el tiempo y se repite la operación. A un año de volver a cambiarlos, nadie volvió, pero llegó un extranjero y abrió una tienda de zapatos en la ciudad, ya estaba creada la necesidad, ya había mercado para vender el zapato, ya el hábito de consumo cultural estaba instalado en un lugar donde no se necesitaba. Eso busca el sistema, construir esas necesidades y conductas para desarraigarnos, construyendo una conducta voraz de consumir por consumir, allí radica esa necesidad de transformación de la sociedad, simplemente el planeta no da para seguir con esa dinámica de vida, con ese consumo desenfrenado de recursos; hay que transformar a la sociedad a partir de nuevos modelos, en función de celebrar la diversidad de pensamientos, en función de ese pensar colectivo de la sociedad.
Posted on: Thu, 03 Oct 2013 01:00:21 +0000

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