En una ocasión se encontraba Jesús enseñando su doctrina en una - TopicsExpress



          

En una ocasión se encontraba Jesús enseñando su doctrina en una sinagoga, había conseguido atraer la atención del pueblo en sus palabras como ningún escriba conseguía hacerlo, y cada vez ganaba más seguidores para sí (lo cual de ninguna manera convenía a quienes ostentaban el poder del sistema religioso que existía en ese entonces entre los judíos), por ello, las autoridades religiosas sentían celos de él; entonces de pronto, en ese momento en el que el discurso de Jesús se acercaba a su clímax, alguien lo interpeló: se trataba de un fariseo, es decir, de un militante de una de las sectas religiosas con mayor prestigio y poder en la estructura social judía; este fariseo, antes de que Jesús terminara de decir lo que estaba explicando, le preguntó: "¡Maestro!, si eres el Mesías, dime: ¿qué tengo en la mano?", y el mismo fariseo añadió: "dentro de ella guardo un pequeño colibrí, dime si el colibrí que guardo en mi puño está muerto o está vivo", y volvió a exigirle: "¡dime que tengo en la mano! ¿vida...o muerte?, dinos, para que veamos y creamos en ti señor"...pero decía esto hipócritamente, porque de manera previa, este fariseo se había puesto de acuerdo con otros de su secta para tentar a Jesús: habían acordado lo siguiente: "guarda dentro de tu puño el colibrí con vida...si a tu pregunta te responde que en tu mano tienes vida, entonces sutilmente aprietas tu mano para asfixiar al colibrí y matarlo, de esa manera cuando abras tu puño, todos verán que falló y la gente dejará de creer en él; si por otra parte, te dice que en tu mano tienes muerte, entonces simplemente abres tu puño y dejas escapar al colibrí volando, para que de esa forma también todos vean que no acertó en su dicho, y dejen de creer en el." Jesús, que sabía cuáles eran las intenciones que habitaban en el corazón de aquel hombre, después de escuchar su pregunta le miró fijamente a los ojos sin decir palabra alguna...en ese momento el fariseo sintió por primera vez en su vida que alguien realmente lo veía de verdad, que alguien realmente le ponía atención, una sensación extraña recorrió todo su cuerpo, sintió confusión, por un momento olvidó todo su plan...por un momento olvidó todo lo que él era: ese respetable fariseo perteneciente a la secta de más elevado rango de entre todas las existentes, digno de honores y autorizado para despreciar a todo aquel que no se encontrara a su nivel; por un momento se sintió conectado a la vida, al universo, a Dios, ese dios al que supuestamente él servía con sus complicados ritos, con su estricta disciplina religiosa y con su desprecio hacia los hombres que no pertenecían a su secta (los fariseos pensaban que tenían derecho a despreciar a quienes consideraban pecadores, mientras ellos se consideraban salvos gracias al cumplimiento de numerosas leyes y normas); al experimentar esa conexión tan intensa con la vida, que en nada se parecía a todo lo que su formación le había permitido conocer, el fariseo sintió deseos de llorar, porque un extraño y genuino placer que nunca antes había sentido, lo invadía ahora, aunque fuera sólo por unos segundos...y justo en ese momento, Jesús le dijo: AMIGO: EN TU MANO TIENES…LO QUE TÚ ELIJAS TENER... El fariseo entonces, comprendiendo que Jesús le había contestado con la verdad, simplemente bajó la cabeza, se dio media vuelta y se retiró sin decir palabra alguna, y no hubo nadie de entre la multitud que había asistido a aquel episodio, que pudiera refutarle algo a Jesús... LBPJ
Posted on: Sun, 15 Sep 2013 19:44:22 +0000

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