Esta vivencia la escribió Esteban Amado desde el hospital. DESDE ALLÍ Desde allí podía ver como pasan las horas, como pasan los días, vi jugar al viento soplando nubes, días claros, lluvias, lloviznas y como el sol trepaba cual amigo silencioso para traerme su brillo y su tibio calor; pájaros revoloteando en el umbral de mi ventana, con los cuales creo hicimos amistad, tan solo me costo unas miguitas de pan o galletitas y ellos generosamente me regalaban sus trinos que alegraban mis mañanas desdichadas por compases de esperas, por un diagnostico que aun todavía no llega. Y entre tanta distracción desde allí pude ver a dos hombres que entrenaban un par de cachorros galgos, que sus estampas y color seducían; pero lo que no me gusto fue cuando soltaron una liebre viva, para que los perros la corrieran... la desesperación me invadió como así la impotencia que podía hacer?, asustada ella corría, es que la muerte la acechaba en cada amague con el ladrido de los perros; de pronto me sentí escapando, no se de que, fantasmas que me perseguían y dije: como esa liebre soy yo escapando, no se de que cosa, el que un día regalaba salud, poemas y canciones de la vida, hoy estaba como en una cuerda floja o cruzando un puente muy débil en el precipicio de la vida; pobre liebre tanto corrió que al final termino entre arañazos y mordiscos expirando los últimos sorbos de aire de su vida, mientras que los rostros de los hombres, como ganadores se veian. Todo eso vi.... que tristeza me invadía. Hay ventanita de hospital, cuantas cosas veo y otras que nunca querría. Esteban Amado.
Posted on: Thu, 14 Nov 2013 12:59:10 +0000
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