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Estas son dos historias de dos amigos de face, vi que se publicaron algunas cosas de los saqueos en Cordoba Argentina, creo que esto también se tendria que saber, me parece importante que se vea esta otra cara de la violencia: I. En la madrugada de anoche, con una tranquilidad en mi cuadra que no se condecía con lo que pasaba en otros puntos de la ciudad, de pronto se escuchó una silbatina y gritos, muy cerca. Salimos al balcón. Vemos en la esquina una moto, dos changuitos. Obviamente, morochos y con gorra. Decenas de pibitos de Nueva Córdoba, RIÉNDOSE, emocionados, diría felices, como si estuvieran jugando a una especie de oscuro carnaval nocturno. Vi llegar algunos corriendo y sin preguntar absolutamente nada, empuñar golpes y clavar buenas patadas a estos dos changos. Después de destruirles la moto y de molerlos a palos, vemos que los dejan ir. Los chicos desfilaron por la San Lorenzo con el atento público saliendo de los balcones. Nos miraron. Nos buscaron los ojos. Se confundieron, venimos de trabajar(decían). De pronto, uno de los educados chicos bien de la cacería de negros, eufóricos, se acercan, habían encontrado los papeles de la moto tirados. Uy, gracias pa. En serio, se confundieron, te muestro el DNI, no soy choro, venimos de laburar. El amable hombrecito le contesta Dale, agarrá y tomatelas. Dueños y señores de la vía pública. Con los pedazos de la moto en las manos los chicos se alejaban. Se confundieron, repetían. Parados a mitad de calle, los valerosos vecinos organizados les gritan: Volvete a tu país, peruano, sorete de mierda. El chico tenía una tonadita inconfundible, pero cuando vivís en una burbuja, seguro no la podés identificar. Se escuchó una última frase: Soy de Jujuy Mi hermano bajó y se acercó. ¿Los encontraron haciendo algo?. Un chango le contesta: Naaa, pero viste esto de que no hay policía, es por las dudas. Esta es la otra cara de la violencia que nos invade. No seamos tan hijos de puta. ---------------------------------------------------------------- II. Hay que golpearlos por las dudas, gritaban varias voces en la esquina de mi casa (San Lorenzo e Ituzaingó). Escuché horrorizado desde mi ventana y bajé corriendo con mis hermanos a ver qué pasaba y ahí me encontré con el escenario más perverso: pibes de Nueva Córdoba festejando con aplausos y silbidos mientras otros 50 vecinos de este barrio cagaban a palos a dos muchachos portadores de rostro que pasaban en moto por acá. Yo no soy chorro, gritaba desesperado el conductor de la moto y, con la mano que le quedaba libre, mostraba su DNI a los patoteros enceguecidos. El salvajismo de una lucha de clases y la crueldad de un cordobesismo que no para, cosas que pienso y me duelen. Hay que golpearlos por las dudas, seguían gritando algunos mientras los otros destrozaban la moto de estos chicos. Negros de mierda, vociferaban desde los balcones desvelados algunos menos eufóricos. Otros gritaban pidiendo que los dejen ir pero no se metían demasiado. Estuve ahí, posta. Y me dolieron tanto las patadas en la cabeza de ese pibe que mostraba sus documentos, como si eso alcanzara, para que lo dejen seguir su camino. Sigo en mi departamento, en compañía de dos amigos que no pueden volverse a sus casas. Y, a pesar de que ahora una patrulla de vecinos se organizó para custodiarnos la cuadra toda la noche, el miedo no deja de sacudirme el cuerpo. Hay que golpearlos por las dudas, escucho que siguen gritando, y la tristeza que tengo me golpea la cabeza y el corazón con la misma fuerza con la que lincharon a ese pibe de barrio, tal vez culpable, tal vez inocente, pero vilmente atacado por las tensiones de una guerra que ya me está robando lágrimas y que no me va a dejar dormir esta noche. No puedo dejar de preguntarme: ¿Qué clase de monstruos tenemos durmiendo dentro de nuestras seguridades?
Posted on: Wed, 04 Dec 2013 21:53:27 +0000

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