Feliz jueves, amigos y amigas. No olvidemos de manera especial en este día sacerdotal de pedir al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Hoy la Iglesia recuerda a san Benito abad o de Nursia, quien es el patrono de Europa y padre del monaquismo occidental, él es quien primero escribió la regla de vida para una comunidad religiosa en el occidente cristiano, en ella se han inspirado casi todas las reglas de vida de las comunidades que hoy trabajan en nuestras parroquias. San Benito es un modelo de fidelidad a Dios, de obediencia y coherencia; la piedad popular ha difundido mucho su devoción, especialmente por medio de la reproducción del crucifijo que portaba el santo y luego con la medalla que la orden benedictina elaboró en recuerdo de su fundador; hoy se ha difundido mucho algunas creencias erróneas en torno al crucifijo y la medalla de san Benito, por eso es importante que aprendamos que son instrumentos para recordar como la obediencia a Dios y la coherencia de vida son el mejor instrumento para alejar el mal y el pecado de nuestra vida, pero que no es por tener la cruz o la medalla como me voy a librar de todas las asechanzas del maligno, como san Benito nos toca: orar y laborar, ocupándonos en las cosas del Señor y dejando a un lado las propuestas del mal. Continuando con nuestra caminata de fe, buscando bases para una paternidad sabia y fiel al designio del Señor, quiero invitarlos a volver los ojos hacia los esfuerzos espirituales a los que están llamados los esposos a la hora de la paternidad. La primera tarea que tienen que hacer los esposos cristianos, fieles al Señor y que desean responder a la vocación de la paternidad, es alejarse de toda pretensión soberbia, Dios es el dueño de la vida, Él es su fuente y su fin, es Él quien da la vida y quien pone su término terrenal. Por eso todo proyecto sobre la paternidad debe estar basado en la voluntad de Dios, pues muchas parejas dicen, aun antes de casarse: “nosotros si al caso dos niños y ya” “no, no, no piensen que yo me voy a llenar de chinitos”, “ah, es que nos vamos a casar, no a montar guardería”, “con lo difícil que están estos tiempos…” y así sucesivamente. La sociedad actual acusa a la Iglesia Católica de promover una explosión demográfica, por no estar de acuerdo con los métodos anticonceptivos químicos y de barrera, y con cálculos proyectados anuncian un caos por la sobrepoblación. Esta mentalidad a contaminado a muchas familias cristianas, pero la realidad con seguridad es otra, pues porque no dicen nada de la religión musulmana, allí no solo no se permiten los métodos anticonceptivos, se condena a quien los use y es una maldición no tener todos los hijos que lleguen, o porque no se mira a las sociedades europeas donde se vive la crisis porque los esposos posponiendo la paternidad, hoy son padres que parecen abuelos y la gran mayoría de crisis de los jóvenes esposos es a causa de la raza del perro o si mejor tienen un gato. Todo este discurso no es para otra cosa sino para mostrar que el problema no es si se usan o no ciertos dispositivos, la estabilidad de la humanidad no depende de números. Con todo esto no les estoy diciendo que tendrán, al estilo de nuestras abuelas, 15 y hasta 25 hijos, lo que quiero es hacer evidente la urgencia de volver a creer en la voluntad de Dios para la vida y en su providencia para con las familias. Descubrir esa manera de actuar de Dios en la vida familiar es una tarea de fe, dedicarse a ello hace parte de la misión de los esposos, es lugar de encuentro con Dios y lugar de santificación. Por eso ya les compartiré algunas herramientas que les puedan servir para esta misión. Feliz día
Posted on: Thu, 11 Jul 2013 05:14:20 +0000
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