Fragmento del mi libro (Delirio en las venas) «Vlad mi vampiro - TopicsExpress



          

Fragmento del mi libro (Delirio en las venas) «Vlad mi vampiro eterno, cuanto te deseo mi príncipe siniestro, cuanto es que te amo; el sentir a tu lado las ansias por matar, por la sangre drenar de sus frágiles cuerpos, el ver tus ojos tan serenos y apacibles, tu siempre supiste que no habría porque desencadenar una furia descontrolada, los humanos están en nuestras manos y no pueden escapar, son tan débiles, tan inocentes, tan amorosos cuando sienten un inmenso temor, muy probablemente es lo que dios siente cuando les castiga y con lágrimas en los ojos, sumisos, van de rodillas a pedirle perdón, amorosos y sumisos a toda petición, así estaban ahí todos frente a nosotros, resignados, con los ojos tan llenos de amor, dejando atrás su burda soberbia. Mi vampiro sé que a tu lado nada me faltara, sé que de tu mano podría caminar entre el fugo y no me quemare jamás, tu haz logrado que esos seres estúpidos cayesen ante nuestros pies, su sangre se rego en un manto que cubrió la tierra, aun así sus palabras no fueron lo que los mato, fue su arrogancia y su estupidez al actuar, no solo en esta ocasión, en las repetidas ocasiones que formaron su estilo de vida, su sangre aún vive en mis venas, su sangre escurre ahora en nuestros cuerpos desnudos, mas sin embargo el fuego que late en mi corazón es por ti mi amado vampiro; tu cuerpo es perfecto bañado en la sangre, tus fuertes brazos sosteniendo mi cuerpo, no puedo hacer más que adorarte, amarte, quiero ser parte de tu sangre y tu carne, porque justo de ahí es de donde provengo yo, eh nacido de ti, eh habitado en ti, ya lo que paso antes de ti, simplemente es como si nunca hubiese pasado jamás. Matare, asesinare sin piedad, si tú me lo pides, somos insensibles, arrogantes, destructores, en ningún momento la conciencia nos diría que paremos, que no matemos a más personas, nosotros no tenemos conciencia, nosotros matamos por placer, por la sangre, por teñir nuestros cuerpos con el dolor y el amor de nuestras víctimas, quizás alguna vez tuve conciencia, pero desde el momento en que me diste tu vida inmortal, deje de tenerla, la conciencia es inútil, lo bueno y lo malo, dicen, para nosotros no existe ni lo bueno, ni lo malo, porque nosotros somos lo bueno y lo perverso. Somos tú y yo el comienzo o el final, somos despiadados depredadores, y también si lo deseamos podemos crear un ambiente donde el amor reine, somos la eternidad y ahí no existe ni principio, ni tampoco el final. Prepárate mundo, prepárate para llenar nuestras venas con tu sangre fluctuante, porque hemos venido a matar a quien nos plazca, porque el caminar día con día entre ustedes es por el placer de hacerlo, no por la necesidad, ustedes vivirán por nuestro gusto, hasta que sea mayor el gusto que tengamos por su muerte. Y ahora lo único que quiero hacer, es besarte, perderme en tus ojos y hacerte mío, que no exista más el tiempo, que no exista ningún otro ser, solo tú y yo mi amado vampiro ». La sangre comenzó a desaparecer, los cuerpos palidos bajo la lluvia que producia la regadera, los labios deslizantes, cubiertos por el aroma del libido, el pelo escurriendo, las prendas destruidas en el suelo. «Sentir tu suave cuerpo, terciopelo que me cubre con su delicadeza, tu que eres ángel, mi más grande pureza, tu mi amada vampira, sanguinaria tal como yo mismo soy, tan sensual al hablar, con tu mirada perversa, dulce terciopelo que quiero acariciar por toda la eternidad, no puedo ni siquiera imaginar un instante en el que yo este sin ti. Tu sadismo, tu propia maldad, te pareces tanto a mí, el ver tus ojos llenos de furia, de ansias incontrolables por beber sangre, por matar, me recuerda mis propios arranques de juventud hace algunos muchos siglos ya, podríamos gobernar el mundo si quisiéramos, pero, ¿qué de divertido tendría? Masacramos esas jóvenes almas, miedosas, altaneras, su miedo las llevo a nuestros pies, su debilidad a nuestra adoración, aun así, no puedo negarlo, fue hermoso sin lugar a dudas, siempre eh sido amante de lo hermoso, y tener en nuestros brazos y labios todas esas almas a nuestra disposición, el abundante caudal de sangre que manaba en nuestras bocas hasta adrenalizar nuestras venas, sí que fue hermoso. Pero no hay duda de que lo más hermoso fue verte a ti, bañada en la dulce sangre de tantas creaturas, el rio de sangre bajo nuestros pies, el verte ahora así, desnuda frente a mí, mirarnos con tanto deseo, no puedo dejar de añorarte, de querer besarte sin parar jamás, de sentir tu dulce piel de terciopelo. Recorrer cada milímetro de tu suavidad es mi delirio inmortal, besar tus delicados labios pálidos me eleva hasta el cielo infernal de pasión, recorrer con mis labios tu cuello hasta levantar un inmenso suspiro al viento que llega a mis oídos y se pierde en los latidos de mi corazón. Recorreré ahora con las yemas de mis dedos, desde tus hombros hasta tus manos, recorriendo también tu espalda alrededor de tu columna vertebral que se muestra levemente en medio de tu delineada silueta, ver tus ojos fijamente con total pasión, y tomar tu mejillas con mis dos manos, ver los huesecillos que saltan debajo de tu cuello, paralelos a tus suaves pechos, no me perdería jamás de besarlos y sentir cada milímetro de esa hermosa textura, deslizar de nuevo las yemas de mis dedos a través de tu abdomen, seguir por tu ombligo y más abajo sentir la dulzura de nuestro delirio pasional, sentir el calor de nuestros cuerpos. Sentirte a ti sobre mis brazos, el cómo me besas desesperadamente, volar hasta lo más alto con tus besos picaros, sentir tus puntiagudas garras aferrarse a mi carne, como acaricias mis brazos, ver en tu mirada deseosa lo que tu cuerpo me enseña. Tu mano que baja también hasta donde el calor de mi cuerpo en apariencia muerto, arde, tu sabes muy bien cómo hacerme suspirar en las nubes de tu deseo, sabes perfectamente cómo abordar mi piel, conoces mi cuerpo, como mi alma haz visto, conoces mi inmensa pasión, como mi sadismo y el sarcasmo que suelo usar. Hundir mi piel en tu piel, sentir el agua caliente caer en nuestros cuerpos ardientes, volar con cada movimiento mutuo, respirar cuando tú respiras y dejar de respirar cuando tú dejas de hacerlo, sentir en mi alma el amor más grande, volar de tu mano. Impregnar en nuestra sublime fusión un poco más de pasión, colocarte tu delante de mí, sujetarte de la pared, y perderme de nuevo en la dulzura de un episodio que quedara marcado en mi memoria por siempre, así pase toda la eternidad sé que jamás lo eh de olvidar, en mi memoria, en mi piel, en las imágenes que siempre poseeré dentro de mi ser, cada segundo, cada caricia, el vapor del agua que no deja de caer ni un instante. Llegamos entonces al clímax más intenso, flotar entre tu piel y mi piel, arañar tu espalda con mis garras, abrirla lentamente de arriba hacia abajo, ver la sangre brotar de las líneas que se dibujaron, beberé tu sangre, mi lengua se deslizara y tu pides que no deje ni una sola gota, explotar en un gemido que vuela en el viento y permanecer abrazados así durante horas, ver en tu rostro dibujada una sonrisa me hace feliz. Y volver a comenzar, mi vampira Liv, la eternidad es demasiado poco tiempo para amarte. » Vlad y Liv fundieron sus cuerpos y almas para llevar a cabo sus más fervientes deseos, no dejaban de sentir deseo, sino todo lo contrario, cada vez su amor los llevaba al deseo mas insólito y efusivo. Después la regadera fue cerrada, el agua dejo de fluir, Vlad tomo a su vampiresa, la llevo a la cama, se recostaron y abrazados se quedaron durante toda la noche, comentaron todo lo sucedido en la escuela de modelos, las muertes atroces que cometieron, la sangre que hervía aun en sus venas. —Sabes Liv, nunca me cansaría de esta casería, jamás me cansaría de sentir la sangre fluctuante en nuestras venas, dijo Vlad con un tono suave; a lo que ella respondió: —Me ha encantado mi príncipe, jamás habíamos tenido un banquete tan espectacular, el beber su sangre, sentir su miedo, tener tu mano sujetando la mía, ver tus ojos infernales, pero sensuales, tus ojos fijos, no podía ser más perfecto mi amado. La plática duro toda la noche, el día se había hecho largo ya, pero las horas pasan rápido, una canción del vampiro inclusive habla de ello, el tiempo es lo único que no se puede controlar, aunque no es relevante, los inmortales no se acomplejan por su pasar rápido o lento, el tiempo no les afecta. Y un nuevo día comenzó, los ruidos de la ciudad comenzaban a dar su marcha, la plática continuaba, Liv decidió no salir de la habitación, decidió no ir a clases de nuevo, estaba tan clavada en los brazos del vampiro de la luna. Esta vez no irían de casería, suficiente sangre habían bebido ya, sus ansias podían controlar por un tiempo considerable. Salieron en el automóvil negro, viajaron a las afueras de la ciudad, en un cementerio antiguo bajaron, caminaron lentamente entre las tumbas, los lugares de descanso más tranquilo que pueda existir, no solo para los muertos. Algunas personas caminaban entre las tumbas lentamente, con el rostro frágil, recordando a sus seres amados quizás; debajo de un árbol tomaron asiento los seres inmortales, no tomaban ningún interés en los humanos que cerca se hallaban. El cielo nublado se encontraba, los arboles tiraban las primeras hojas del otoño que volaban lentamente en medio del viento, una rosa crecía cerca de sus pies, las flores ya marchitas morían lentamente con el pasar de los días, las hojas se caían una a una, Vlad se puso de pie, la corto, con una de sus espinas se pinchó el dedo índice de su mano izquierda, una gota de su sangre broto entonces y se esparció por toda la rosa, entonces aquella flor marchita y agonizante volvió a ser roja, radiante, con sus hojas de un color verde intenso, la rosa tenia ahora más vida que nunca, sus pétalos estaban ahí, cada uno de ellos íntegros como si el tiempo jamás se los hubiera arrebatado. Liv se sorprendió, ella podía hacer aquello también, por sus poderes de hada podía darle vida a la naturaleza, pero no tenía ni la más mínima idea de que la sangre de Vlad pudiera tener ese efecto, inclusive no sabía si ella misma con su poder vampírico podría hacerlo también, solo sonrió con la mirada atónita. Vlad dibujo una sonrisa en su pálido rostro también, con la rosa tomada por el tallo dijo: — Mi amor, te regalo esta rosa, tiene mi propia esencia, si gustas conservarla, te aseguro que durara para siempre donde quiera que la coloques. Liv estaba encantada, tomo la rosa entre sus manos, con las espinas pincho sus manos y su sangre también corrió entre los filamentos del tallo, y el brillo de los pétalos se tornó aún más intenso, de un guinda hermoso, la flor tenia ahora la esencia de ambos, la vampira guardaría ese obsequio cerca de sus aposentos por siempre, quería verla y recordar siempre a su amado, inclusive si estuviese enfrente. De pie, siguieron entonces su camino, tumba a tumba salieron despacio, caminaron por un sendero que parecía no llevar a ningún lugar, caminaron durante el día, sin hacer más que andar. Llegada la tarde volvieron por el mismo camino, volverían a donde el auto se había quedado, de pronto unas chispitas heladas comenzaron a caer del cielo, las chispas pronto se volvieron una fuerte tormenta eléctrica, relámpagos se veían entre las montañas retumbantes; a Liv no le gustaban los rayos, desde que habitaba en el mundo mágico, de la naturaleza era lo que nunca le había gustado ni siquiera un poco; se abrazó a Vlad, quien sorprendido la tomo, observo en sus ojos y entonces comprendió. El vampiro la abrazo más fuerte y con solo mirarla de nuevo el pavor al estruendo se fue, entonces la beso suavemente, ella dejo de sentir las gotas que caían en su empapado cuerpo, dejo de sentir el helado viento que soplaba, solo sentía aquellos labios suaves que la enamoraban todos los días y noches de su eternidad. Siguieron caminando, no levantaron el vuelo, decidieron disfrutar de la lluvia que se parecía mucho a lo que apenas la noche anterior habían vivido, los truenos seguían resonando, Vlad abrazando a Liv caminaba firmemente, el pelo les caía ya en el rostro, las gotas descendían por la barbilla, las prendas ya estaban empapadas, pero no existía frio, solo el calor de aquel abrazo. Vlad había abrazado a su Liv antes, la abrazo cuando le dio la vida eterna, siempre su abrazo la protegería, su sangre siempre los mantendría unidos, pero más que su sangre, el amor que se tenían era más que suficiente para guardarse y cuidarse. Paso a paso descendieron por el estrecho camino hasta que llegaron al cementerio, lucia completamente fúnebre desde afuera, la lluvia los invitaba a entrar a aquel siniestro lugar, el tétrico sitio los llamaba, para ellos era algo bellísimo ver la total obscuridad, ver las siluetas, ver los arboles negros al fondo. No esperaron más y la cerradura de la puerta rompieron con las manos, entraron en medio de las gotas que no paraban de caer. Al llegar a la mitad del cementerio, Vlad noto entre el aroma de la humedad producida por la lluvia, un aroma fétido, un aroma horrible. — ¿Lo sientes? Le pregunto a Liv — ¿Sentir que mi amor? Respondió de pronto. — En este lugar hay algo más que solo cadáveres, percibo su aroma fétido bajo la tierra, está oculto, quizás lleva siglos ahí; dijo Vlad con su rostro en completa seriedad. — ¿Pero que es lo que se oculta? — Él ya nos sintió, está escarbando la tierra, pronto va a salir, nuestra presencia lo despertó, y aunque odia que lo vean por su horrible aspecto, sé que va a salir, seguramente ya se hartó de alimentarse de ladillas y gusanos, su cerebro es inútil, la estupidez es parte de su propio sistema, será muy agresivo, es como una bestia, seguro estoy que no hay mucho que leer en su mente, tan seguro como que se trata de uno de los del clan Nosferatú; le contesto él. Liv recordó lo que su maestro le había enseñado, los clanes vampíricos; un ser del clan Nosferatú vivía muchos metros bajo la tierra y estaba por salir; era verdad su mente era tan simple que no había mucho que descifrarle. El aroma, ahora también para ella era perceptible, cada vez se notaba más, seguramente pronto aparecería aquel ser, nunca había visto a ningún vampiro de ese tipo, el clan de Liv era solo con su príncipe sangriento, ella no quería compartir con nadie más, el clan de Vlad era solo con su princesa eterna y hermosa, nada más le hacía falta, no necesitaba más que lo que tenía. Los clanes mismos no sabían de su existencia exacta, no sabían que él provenía de la diosa Lilith, no sabían tampoco que él tenía la sangre original justo como el padre obscuro Caín, del cual sus vástagos y los vástagos de sus vástagos fueron quienes formaron los antiguos clanes de vampiros. Lo que si sabían era que debían temerle, enfrentarle podía ser suicidio, solo los antediluvianos, antiguos vampiros, inclusive los fundadores de los clanes se atreverían, porque Vlad tenía en su mirada los siglos necesarios para ser aun antediluviano, pero más que ser de los primeros, él tenía la sangre original, era aún mucho más antiguo, pero no lo quería hacer saber. Y aunque antes que Liv hubo dos mujeres humanas que convirtió, ellas no eran parte de lo que él era, aunque en su sangre también hubiera un abrazo del vampiro. Liv tenía la sangre de Vlad en su ser, ella tenía toda la belleza y el poder que él había guardado por milenios. La creatura había salido ya, el aroma era penetrante y fétido, no se mostraba aún, las sombras lo guardaban de ser visualizado, pero su presencia para Vlad y Liv era completamente evidente.
Posted on: Thu, 25 Jul 2013 07:49:44 +0000

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