Hoy es el día de un santo grande entre los grandes: San Cucufato, - TopicsExpress



          

Hoy es el día de un santo grande entre los grandes: San Cucufato, o Cucufate, o Cucufat, o Quiquenfat, o Cugat. Patrón de los objetos perdidos, como muchos sabréis, se le invoca de la siguiente manera. Que has perdido, por poner un ejemplo, un códice calixtino, pues tomas un pañuelo y le haces un nudo mientras dices "San Cucufato, San Cucufato, con este pañuelo los cojones te ato, y hasta que no me encuentres el códice calixtino no te los desato". Y guardas el pañuelo anudado con los metafóricos testículos de San Cucufato en un cajón. Tendrás que buscar el códice calixtino, no aparecerá así por arte de birlibirloque, pon un poco de tu parte, apachorrado/a, y así lo encontrarás. Y cuando meses más tardes te encuentres un pañuelo en el fondo del cajón, recuerda que te has olvidado de Cucufato y que sus testículos estarán tan amoratados como tu alma. Os dejo un recortable para que os sea más fácil la ejecución del martirio. Y ahora vamos con su hagiografía, que no tiene desperdicio. Según una antigüísima tradición, San Cucufato vino a Barcelona con San Félix, su hermano, como misioneros desde Cartago. Nacidos de padres nobles y cristianos, fueron enviados a estudiar a Cesarea, y en lugar de ingresar en la tuna, decidieron hacer ejercicios espirituales. Y estos locuelos, con ganas de aventura, sintieron un intenso deseo de martirio, palabras textuales, y se vinieron a Barceloooona la música vibróóóó Barcelooooona y ella nos unióóóó, donde se celebraban las martiriolimpiadas contra los cristianos, con lanzamientos de cristianos, tiro al cristiano, salto de cristianos, ensartamientos de jabalinas al cristiano que huye, etc. Fueron las mejores martiriolimpiadas de la historia a juicio del patricio Juanus Antonius Samaranch. Cucufato se hizo dar a conocer como buenismo dando limosnas a pobres y porque rezaba por las esquinas como el que no quería la cosa. Tal era su ansia de martirio. Así que fue delatado por una vecina del quinto, y fue entregado al prefecto Galerio (me encanta lo de prefecto y lo de Galerio más). Le dijeron que hiciera un sacrificio a los ídolos romanos. Pero él, erre que te erre, rezando el rosario, para por fin lograr su sueño de vivir el martirio. Galerio, presa de una fiera rabia ante la insistencia del joven africano, lo entregó a doce maromos soldadotes, para que, por turnos, fuera azotado y despedazado con uñas de hierro y con escorpiones. Los seguratas le aplicaron al punto tan ansiado tormento, pero cuando ya estaba el cuerpo del mártir completamente dilacerado, llegó el despistado de Dios, y cegó a los verdugos mientras el prefecto caía fulminado por un colapso. Cucufato, milagrosamente, fue sanado. "¿Por qué, señor, por qué? ¡Llévame contigo, mátameeeee!", gritó entre sollozos. Mucha gente del pueblo, al ver el milagro, se abrazó a la fe cristiana, porque el pueblo es así, una veleta, que un día vota para que avancemos y otras para que haya recortes. Mandaron a un nuevo prefecto, Maximiano, que significa "de gran culo" y a quien llamaban cariñosamente "Paca, la culona". Este ordenó con voz aflautada a sus verdugos que asaran a Cucufato en unas parrillas y, para maximianar la tortura, untaran las carnes asadas con vinagre y lo salpimentasen. Que lo había visto en una receta que daba Chicotix en Pesadilla en el Convivium. Feliz Cucufato, se puso a desentonar salmos al Señor esperando que por fin fuera elevado a los altares. Pero ante tales desafines, se abrió el cielo y cayó una tormenta milagrosa, que apagó las llamas, curó al santo y mató a rayos y relámpagos a los verdugos. "¡Pero mátame, mátame! ", gritaba desesperado Cucufato. Paca la culona, indignadísimo de la muerte, mandó que encendieran una gigante hoguera para volver a quemar al chaval. Y cuando le atan los pocos verdugos que a esta altura quedaban (unos habían perecido y otros huido gallinejamente), en medio de la ingente llama vuelve a entonar sus salmos, porque el se creía el David Bustamante del martirologio. Yo que Dios, lo hubiera dejado ahí, pero es que Dios cuando se pone, se pone. Y Cucufate ahí seguía, sin una sola quemadura, dándole a la canción. El pobre prefecto se quedó estupefaciente y algo confundido. Mandó que lo encerrasen para planear los siguientes métodos de tortura. Cucufate, en la prisión, se puso a cantar El rock de la cárcel y los carceleros, convertidos a la causa, empezaron a hacerle los coros como las Supremas de Móstoles. Se cantaron por completo todo el musical de Jesucristo Superstar, y cuando llegaron a Getsemaní, imaginad lo que fue aquello. Paca la culona, que no podía dormir con tanto griterío, mandó flagelar con azotes de hierro incandescente hasta la muerte al que quería ser mártir y con él a las Supremas. No sabía MaximiAno lo felices que los hacía con su orden. En mitad de su sufrimiento, comenzaron a cantar Mamma Mía completito, y Dios, agradecido, en el momento culminante, hizo que ardiera la carroza en la que viaja Paca la Culona, que se dirigía al templo a agradecer con un sacrificio a sus dioses. Mientras ardía entre llamas y maldecía el teatro musical, los ídolos del templo se derrumbaron en el suelo hechos pedacitos. Y San Cucufato, que seguía canta que te canta, ahora dando el do de pecho con Chiquitita dime por qué. Finalmente, llegó el nuevo prefecto, de nombre Rufus, y acongojado por lo ocurrido a sus predecesores, no se atrevió a aplicar ningún tormento al mártir, sino que fue por el camino directo: que le cortaran la cabeza con una espada. A ver si así dejaba de cantar. Y de esa manera, habiendo superado los tormentos del fuego, del hierro y de las azotainas con zapatillas de andar por casa, cayó rodando su cabeza por el suelo marmóreo, y obtuvo la palma de oro del martirio, premio eurosivo donde los haya. Esto ocurrió a las afueras de Barceloooona, en el campamento militar denominado Castrum Octavianum, y le cambiaron el nombre por San Cugat del Vallés. Porque San Cucufato del Vallés como que no queda tan glamuroso. Lo de atarle los huevos no sé de donde viene, la verdad. Pero me imagino que sería de estar hasta los mismos de que no muriera de ninguna de las maneras. O quizá de estar hasta las colgajeras de oírle cantar alabanzas desafinadas al señor. O porque a nuestro santo le debe gustar que le sigan martirizando plenamente. Y os dejó la letra de la canción el gran Javier Krahe dedicó a Cucufato, para que recéis a este santo. He perdido el pudor, ya no tengo decencia y me exhibo desnudo con cierta frecuencia. ¿Qué será que este cuerpo gentil, visto así en cueritatis, por dinero está bien y molesta si es gratis? Yo no sé que será pero como no cobro por desvelar mi piel, está visto que sobro. Mi albornoz ¿dónde está mi albornoz, dónde está mi recato? Mi extraviado pudor dame, San Cucufato. San Cucufato, te enciendo esta vela. Devuélveme el pudor,hace un frío que pela. San Cucufato, los cojones te ato: si no me lo devuelves no te los desato. He perdido el amor, contraje matrimonio y la paz conyugal me ha matado el insomnio genital. Cumplo como varón porque aún tengo reflejos y mi buena mujer no va mucho más lejos. Yo solía pasar largas horas de fiesta... ahora, cuando ha lugar nos echamos la siesta y a dormir. ¿Dónde está la avidez, dónde está el arrebato? Mi dormida pasión dame, San Cucufato. San Cucufato, te enciendo este cirio. Devuélveme el amor, aquel viejo delirio. San Cucufato, los cojones te ato: si no me lo devuelves no te los desato. He perdido el humor, me deshago en suspiros viendo que fácil es, pero nunca es ni a tiros. ¡Que país! Uno, pobre infeliz, tan dispuesto al abrazo y la España Cañí va y le da un españazo. Miro a mi alrededor, no le veo la gracia pero la desgracia sí. De mi boca, reacia, sale un jé, pero un jé muy flojín, de media comisura. Cucufato: mi humor o caeré en la locura. San Cucufato, te enciendo esta bujía. Devuélveme el humor, permite que me ría. San Cucufato, los cojones te ato: si no me lo devuelves no te los desato
Posted on: Sat, 27 Jul 2013 09:44:33 +0000

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