LA BIBLIA La Biblia es la piedra que dará contra el polvo de la filosofía; es la poderosa batería de artillería que desbaratará en pedazos todos los sistemas filosóficos; es también la piedra1 que una mujer arroja desde el muro sobre la cabeza de cada Abimelec (Jueces 9:53), para luego ser absolutamente destruidos. ¡Oh Libro de los libros! ¡Y fuiste escrito por mi Dios! Por tanto me inclinaré ante ti. Tú, libro de vasta autoridad, tú eres una proclamación del Emperador del Cielo; lejos esté de mí el ejercitar mi razonamiento en tratar de contradecirte. ¡Razón! tu lugar es permanecer y buscar lo que este libro encierra, y no suponer lo que debiera decir. Ven, mi razón, mi intelecto, siéntate y escucha; pues estas palabras son las palabras de Dios. Esta es la Palabra de Dios; venid, examinadla, críticos, y encontradle alguna falla; escudriñadla, desde su Génesis hasta su Apocalipsis, y hallad algún error. Esta es una vena de oro puro, sin aleaciones de cuarzo, o cualquier otra sustancia terrenal. Esta es una estrella sin puntos; un sol sin manchas; una luz sin sombras; una luna sin su palidez; una gloria sin oscuridad. Aquí, desde esta fuente, brota el aqua vitae - “agua de vida”, sin siquiera una partícula terrenal; aquí, desde este sol, se emiten rayos sin mezcla alguna de tinieblas. ¡Bendita Biblia! Tú eres la verdad. No nos volvamos de la Biblia porque no es un libro de sabiduría y conocimiento. Lo es. ¿Quiéres conocer de astronomía? Aquí hay: ella nos cuenta del Sol de Justicia y de la Estrella de Belén. ¿Quiéres saber de botánica? Aquí hay: nos habla de la Planta de Renombre (Ezequiel 34:29), el Lirio de los Valles, y la Rosa de Sarón. ¿Quisiéras saber de mineralogía y geología? Aquí aprenderás: en ella leerás de la Roca de los Siglos, y de la Piedra Blanca con un nombre grabado, que ningún hombre conoce, y que salva al que la recibe. Este volumen es el escrito del Dios viviente: cada carta fue escrita por el dedo Todopoderoso; cada palabra en ella se derramó desde los labios eternos; cada oración fue dictada por el Espíritu Santo. Aunque Moisés fue empleado para escribir de sus historias con la pluma vehemente, Dios guió la pluma. Puede ser que David con sus dedos tocó el arpa derramando dulces melodías y deliciosos salmos, pero Dios fue el que movió sus manos sobre las cuerdas vivientes de su arpa dorada. La Biblia es un libro de autoridad; es un libro autorizado, pues Dios lo escribió. Oh, temblad, temblad, que ninguno de vosotros la deseche; atended a su autoridad, pues es la Palabra de Dios. La Biblia es la Biblia de Dios; y cuando la veo me parece estar oyendo una voz que sale de ella diciendo: “Soy el libro de Dios: hombres, leedme. Soy el escrito de Dios; abrid mis hojas, porque fui escrita por Dios; leedme, porque Él es mi autor, y se te hará visible y manifiesto en todas partes.” Este no es un libro común; es el manuscrito de Dios; estas son las palabras de Dios. Atendamos a su fecha; está fechada desde los mismos cielos. Miremos a sus cartas; destellan gloria ante mis ojos. Leamos sus capítulos: están llenos de significado y de desconocidos misterios. Déjame volverme a sus profecías; están preñadas de maravillas impensadas. Extraño que algunos hombres sean tan viles que usan el cortaplumas de Joaquim, para arrancar pasajes desagradables de la Palabra. Oh aquellos que no gustan de ciertos pasajes del Escrito Sagrado, tened por cierto que vuestro gusto se ha corrompido, y que Dios no soportará vuestra poca opinión. ¡El mundo gusta de la religión que no puede comprender! ¿Pero no has notado cuán gloriosamente simple es la Biblia?
Posted on: Wed, 03 Jul 2013 18:00:00 +0000
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