LA LIBERTAD La libertad es un tema sumamente complejo que aún - TopicsExpress



          

LA LIBERTAD La libertad es un tema sumamente complejo que aún muchísimas personas no tienen idea de lo que es. Las filosofías materialistas y positivistas, como negadoras del Espíritu, así como los dogmas religiosos, la han hecho ininteligible. Incluso, algunas de esta filosofías sostienen que si existe Determinismo la libertad no existe; otras la confunden con el libre albedrío y, aun, con el libertinaje; pero la libertad es una cualidad inmanente a los seres humanos que sólo puede ser entendida a través del conocimiento metafísico de la Fenomenología del Espíritu; sintetizada en la concepción de espíritu subjetivo de Hegel, quien lo define de la siguiente manera: “El espíritu subjetivo consiste en el hundimiento del espíritu en la naturaleza y su reascenso como sujeto moral y cognoscente”. En esto consiste la libertad; es un Determinismo o predestinación divina que mediante un proceso dialéctico, que a través del tiempo, la experiencia, el conocimiento y la voluntad, permite al hombre constituirse a sí mismo en el que realmente es; es decir, el espíritu no logra algo adicional, sino que logra restablecer su situación originaria. ¿Cómo y por qué el espíritu perdió su libertad? Esto lo explica la Fenomenología del Espíritu y consiste en lo siguiente: sólo existe una Substancia única, absoluta, infinita, eterna e inmutable, denominada Espíritu, que se despliega por todo el Universo dando origen a todas las cosas que en él existen, son sus emanaciones, que las religiones llaman la Creación. Del seno del Espíritu Universal emanan chispas divinas, constitutivas de su propia esencia que son los espíritus humanos, que para poder tomar “individualidad” se envuelven en el alma universal y, al envolverse, quedan prisioneros y esclavos de los instintos animales; pero que su destino final (Determinismo) es dominar estos instintos y retornar nuevamente a su situación originaria, pero con la sabiduría del mundo sensible o material. Todos los procesos tienen un fin o finalidad al cual tienden de manera natural, el del hombre es la felicidad o moralidad (eudemonismo) que es lo que determina la libertad. Este destino final es lo que los hindúes denominaron nirvana; Heráclito, eterno retorno; el Gnosticismo, apocatástasis panton; Aristóteles, entelequia; Hegel, aufhebung (superación dialéctica); el Maestro Joaquín Trincado lo asigna al hombre denominándolo trino consciente; y la filosofía moderna lo denomina Determinismo, como: “realización de una necesidad”. Utilizando la frase de Sartre, podemos decir: “Estamos condenados a ser libres”. Pero esa condena divina no la impone ningún Dios externo, por el contrario, se la impone el hombre a sí mismo cuando ha hecho consciencia, porque dentro de él mora la Ley Universal, representada en su espíritu, que es el verdadero hombre, como decía Platón. De manera, que el hombre al imponerse la libertad a sí mismo lo que busca es restablecer su propia esencia, porque eso es lo que él quiere, porque siempre ha sido libre. Por eso es que los Filósofos hablan de “Autodeterminación”. Esta es la metafísica de la libertad. Obviamente que para lograr la libertad es indispensable el conocimiento y la voluntad, así lo podemos apreciar en el Génesis cuando Moisés dice: “El día que comiereis del árbol de las ciencias ese día se abrirán tus ojos y descubriréis que sois como Dios”. Y el Maestro Jesús de Nazareth, cuando dice: “Sólo la verdad os hará libres”. Las tendencias materialistas y positivistas, que desconocen absolutamente la espiritualidad, aducen que si hay un Determinismo fatal para el hombre, no puede haber libertad ni libre albedrío, mucho menos responsabilidad, ya que su actuación sería el reflejo de las leyes externas a la cual obedece como títere. Obviamente que esta tesis materialista se refiere a la Ley del Dios religioso que impone su voluntad; en la que nada puede hacerse sin su autorización porque, de lo contrario, se incurre en el pecado. Así lo tiene internalizado el creyente, cuando dice: “Si Dios quiere”, “Si el Padre Creador quiere”, “Con el favor de Dios”, etc. Es una heteronomía, el creyente vive enajenado, no es libre. Por el contrario, el hombre libre es autónomo, como dice Kant. La autonomía (auto=por sí mismo; gnomo=ley) es la capacidad que tiene el hombre de darse reglas por sí mismo, en función de la Ley Universal, tal como lo plasmó Kant en su famoso Imperativo Categórico, que dice: “Haz que la norma de tu conducta pueda coincidir con una ley universal”. En conclusión, podemos sintetizar la concepción de libertad en los siguientes pensamientos: “Sé señor de ti mismo y esclavo de tu deber” (Joaquín Trincado). Y “En la medida en que el hombre tiene consciencia de que todo es Uno y de que todo está determinado, goza de libertad” (José Ferrater Mora).
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 01:05:40 +0000

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