LA VIDA DEL AMOR Primavera Ven, amada mía; caminemos entre - TopicsExpress



          

LA VIDA DEL AMOR Primavera Ven, amada mía; caminemos entre las cumbres, Que la nieve es agua, y la Vida ha despertado de su Letargo y vaga por montes y valles. Sigamos las huellas de la Primavera hasta los Campos lejanos y trepemos las cuestas para elevar la Inspiración por encima de las húmedas y fértiles praderas. La Primavera ha desplegado al alba sus adormecidos ropajes invernales Y los ha colocado en los melocotoneros y los citros, Y parecen novias en el rito ceremonial de La Noche de Kedre. Los retoños de las vidas se enlazan como Amantes, y los arroyos irrumpen con su danza Entre las rocas, entonando la canción de la alegría; Y las flores surgen súbitamente del corazón de la Naturaleza, como la espuma surge del corazón pródigo del mar. Ven, amada mía; bebamos en copas de lilas las Ultimas lágrimas del Invierno; aquietemos el espíritu Con una cascada de trinos y vaguemos Extasiados por la brisa embriagadora. Sentémonos junto a esa roca, donde se ocultan las violetas, Contemplemos el tierno encuentro de sus besos. Verano Internémonos en los campos, amada mía, que se Aproxima el tiempo de la cosecha, y los ojos del sol Maduran las mieses. Brindémonos a los frutos de la tierra, como el Espíritu alimenta los granos de Dicha de las Semillas del Amor en lo profundo del corazón. Colmemos nuestras alforjas con los frutos de la Naturaleza, como la vida colma pródigamente los Dominios de nuestras almas con infinita bondad. De flores hagamos nuestro lecho, y de Cielo nuestra manta, y reclinémonos, juntas las cabezas Con suave heno por almohada. Descansemos de nuestra diaria labor, y escuchemos El exasperante murmullo del arroyo. Otoño Vayamos a recoger las uvas de los viñedos Para el lagar, y guardemos el vino en antiguos Toneles, así como el espíritu guarda la Sabiduría De las eras en eternas vasijas. Regresemos a nuestra morada, que el viento Ha arrancado las hojas cenicientas y amortajado las Mustias flores que susurran elegías al Verano. Ven a casa, eterna amada, que las aves Peregrinas emigraron hacia el calor y abandonaron Las heladas praderas solitarias. El jazmín Y el mirto se han quedado sin lágrimas. Retirémonos, que el fatigado arroyo ha Cesado de cantar; y las burbujeantes vertientes Desbordan de copiosos gemidos; y las Viejas y cautelosas montañas han ocultado Sus vívidas vestiduras Ven, amada mía; la Naturaleza está ya fatigada Y dice adiós al entusiasmo Con su apacible melodía satisfecha. Invierno Ven a mí, oh compañera de toda la vida; Ven a mí y no dejes que el invierno se Interponga. Siéntate conmigo junto al hogar, Que el fuego es el único fruto del Invierno. Háblame de la dicha de tu corazón, pues Es más sublime que los encolerizados elementos Tras nuestra puerta, Asegura la puerta y las ventanas, que el Colérico semblante de los cielos me deprime, Y la visión de nuestros campos cubiertos de nieve Hace lagrimear mi alma. Alimenta la lámpara con aceite y no dejes que su luz se desvanezca, y Colócala junto a ti, para que pueda leer con lágrimas lo que Tu vida a mi lado ha escrito en tu rostro. Trae el vino del otoño. Bebamos y cantemos la Canción del recuerdo a la azarosa siembra de la primavera, Y a los afanosos desvelos del verano, y a la recompensa Del otoño en tiempos de cosecha. Acércate a mí, oh amada de mi alma; el Fuego se extingue y huye bajo las cenizas. Abrázame, pues me siento solo; la luz es Mortecina, y el vino que destilamos nos entrecierra Los ojos. Contemplémonos uno al otro antes De que se cierren por completo. Búscame con tus brazos y rodéame; deja Que el sueño funda nuestras almas. Bésame, amada, que el Invierno nos ha despojado, Pero aún nos quedan trémulos nuestros labios. Estás junto a mí, Eterna mía. ¡Qué profundo y vasto ha de ser el océano del sueño; Y que cercano está el amanecer! L
Posted on: Fri, 12 Jul 2013 00:52:35 +0000

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