LEYENDA DE LA SALADA En los ramblones junto al Cerro - TopicsExpress



          

LEYENDA DE LA SALADA En los ramblones junto al Cerro Huayquería moraba una tribu Huarpe, que vivía de recoger hierbas, los frutos y de cazar choiques, vizcachas y quirquinchos. Hasta allí se acercó Renqui, de origen Puelche (grupos que tenían buena relación) y que atraído por la bella Kinday, pronto se desposaron con el beneplácito general. Al año tuvieron un hijo, el que desgraciadamente nació con una enfermedad, que con el tiempo supieron no tenía remedio y que iba degenerando. Desesperados no dejaron de intentar salvarlo, hasta que supieron del chamán (curandero), que en un lugar al norte existían unas aguas curativas, que eran las únicas que podrían curarlo. Una mañana provistos de agua, se lanzaron por un desconocido desierto; llevando a ese hijo hacia la esperanzada meta. Duro y difícil fue el viaje de fríos, lluvias, vientos y hasta que ya careciendo de alimento y agua, avistaron un albardón de huaycos ( elevación del terreno que toma el nombre de huaquería) por el que vertía un pequeño caudal de agua, en el que encontraron cobijo y con que mitigar su sed. Apenas amaneció y pensando que esas podrían ser las aguas curativas, sumergieron al niño en ellas. Volviendo a hacer lo mismo en días siguientes, confirmaron con desencanto que ellas no surtían efecto alguno en el enfermo. Así fue que Renki temeroso de un desenlace fatal en el hijo amado y devoto de sus dioses optó por encomendarse a ellos; mientras Kinday arropaba con su calor al niño, él invocó hora tras hora a sus espíritus, mientras socavaba con sus manos la dura arenisca de la pequeña cueva donde estaban. Siguió en ello hasta el agotamiento, más de repente junto a sus manos ya sangrantes, brotó un resplandor al tiempo que surgía allí un manantial, que poco a poco fue haciéndose mayor. Rápido buscó al hijo y lo expuso a esas aguas novedosas, las que en forma notable dieron un claro efecto en el desvalido niño. Los efectos se fueron acentuando en los días siguientes, la recuperación del enfermo fue rápida y se transmitió a su estado de ánimo. Sus padres se asombraron de verlo correr y reir. Así, mientras recorrían el sendero de regreso a la tribu no dejaban de elevar su mirada al cielo. agradeciendo a los dioses por la recuperada salud de su hijo. Han pasado muchos años pero en la Barda de la Salada sigue fluyendo la salobre agua, trayendo el poder curativo de la tierra; un lugar a siete kilómetros de la ciudad de San Carlos. Lugar que sigue atrayendo a quienes creen en ese poder y van a los Baños de la Salada o simplemente a La Salada. Autoría de Alfredo Vicente (propied. regist.)
Posted on: Wed, 16 Oct 2013 04:38:38 +0000

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