La Alianza antigua y su ley se acabaron. Sólo nos salvamos por la fe en Cristo y por la práctica de su Evangelio. Una es la fe, ya que Jesucristo es el único Redentor universal al cual debemos el obsequio pleno y total de nuestra fe. Supremo y eterno sacerdote de la nueva Alianza, Cristo sigue presente en su Iglesia y, por ella y con ella, continúa ofreciéndose al Padre en sacrificio puro y santo. Los cristianos formamos un solo cuerpo, el Cuerpo Místico de Cristo. Por ello, debemos vivir unidos y en forma digna. Nuestro conducta debe ser la misma de Cristo esforzándonos en cumplir con sus enseñanzas y en seguir su ejemplo. Es necesario crecer en la perfección, sobre todo, en la humildad en la abnegación y en la caridad y, como cristiano, hay que perdonar siempre y a todos. Nuestras miradas deben dirigirse al futuro, al premio que nos espera y prepararnos con buenas obras para el encuentro con Cristo al final de nuestra vida y al final de los tiempos. Quienes presiden en la Iglesia deben ser ejemplo de vida santa y de segura doctrina, procurando el bien de todos con prudencia y misericordia. CARTAS A LAS IGLESIAS.(SAN PABLO APÓSTOL).
Posted on: Sun, 30 Jun 2013 23:50:32 +0000