La enfermedad recuerda nuestra inherente vulnerabilidad humana, la vida cotidiana se suspende para sanar el cuerpo, aliviar el dolor y mantener el espíritu vital encendido. Cuatro días después de la emergencia médica de mi hijo, verlo reír nuevamente me convierte en espejo de su alegría. Seguimos caminando gracias a las manos que actuaron y las voces de aliento y ánimo que nos sostuvieron.
Posted on: Fri, 22 Nov 2013 22:17:24 +0000
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