Las Fuerzas Armadas en la "larga noche triste" del Gobierno de - TopicsExpress



          

Las Fuerzas Armadas en la "larga noche triste" del Gobierno de Boris Iván Miranda (Notas) el lunes, 17 de junio de 2013 a la(s) 17:12 Boris Miranda borismiranda.info Evo reunió a todo su gabinete. Había llegado el momento de la amarga confesión. “Sólo podemos contar con los ‘plomos’”, les dijo. Corría septiembre de 2008. La ofensiva autonomista vivía su hora más pletórica y en la plaza Murillo la moral estaba por los suelos. El Presidente compartió el diagnóstico con el gabinete: la Fuerza Aérea y la Naval eran imprevisibles y apenas se podía confiar en algunas facciones del Ejército (los plomos). El Gobierno vivía su hora más difícil. Fue cuando realmente pensaron que todo podía acabar. Nunca se sintieron tan vulnerables como en ese momento. Quebrados moral y geográficamente. Aislados. Prisioneros en el altiplano y sin pisada en la “media luna”, los ministros comenzaron a renunciar. Algunos le sugirieron a Morales “dar un paso al costado”. “Por ahora”, le dijeron. Hace tres semanas, durante la promulgación de la ley que habilita al binomio oficialista a buscar un tercer mandato, Álvaro García Linera calificó ese difícil momento de hace cinco años como “la larga noche triste”. Relató una parte de la historia, pero no contó toda. Confesó que las secretarias lloraban y que los ministros renunciaban. También admitió que la seguridad presidencial se preguntaba a qué hora llegaría la ofensiva autonomista hasta el Palacio. Incluso deslizó las íntimas debilidades que en aquel momento mortificaban a Evo Morales. Sin embargo, no contó que, en esa hora decisiva, el Gobierno no podía contar con sus Fuerzas Armadas. El Vicepresidente reveló una vez que existía un plan de contingencia concebido junto al Alto Mando e incluso habló de una ación virtuosa de los uniformados en alianza con los movimientos sociales. Sin embargo, todavía evita recordar que en las evaluaciones hechas por él, junto a Evo y Juan Ramón Quintana, no descartaban la posible insubordinación de algunas unidades militares. Nada se dijo nunca de la simpatía y cercanía de la Fuerza Aérea con el movimiento autonomista debido a que buena parte de sus miembros pertenecía a familias de buena posición económica. Tampoco de la desconfianza en la Naval, dado que la mayoría de sus oficiales provenían de Santa Cruz, Beni y Pando. De eso nadie quiere comentar. Es mejor seguir con el libreto al que nos tiene acostumbrados Evo Morales. Enaltecer a las gloriosas FFAA hasta dimensiones inverosímiles y absolverlas de toda culpa o responsabilidad sin importar el peso incuestionable de la evidencia histórica. El Presidente ya eximió de culpa a las Fuerzas Armadas por las muertes y desapariciones durante las dictaduras. Con el mismo argumento que usó en Argentina Carlos Memen en los 90, hace un par de años dijo que los militares sólo obedecieron órdenes y que estaban influenciados por políticos de la época y el imperialismo estadounidense. A más de siete años del inicio de su Gobierno, ya ninguno de nosotros abriga la esperanza de que el Movimiento Al Socialismo haga justicia con las víctimas del oscuro periodo 1964-1982. Sucede todo lo contrario. El Ejército, autoproclamado socialista y antiimperialista, recibió nada menos que la Medalla al Mérito Democrático Marcelo Quiroga Santa Cruz, que otorga la Cámara de Diputados en 2011. El oficialismo quiso que el hecho pase desapercibido y, por eso, aprobó la distinción en una madrugada cualquiera. Sucedió apenas 30 años después del asalto en el que los uniformados desaparecieron al líder del PS-1. Y hay mucho más que distinciones. El arribo de militares a embajadas y consulados es cada vez más frecuente. El cuerpo diplomático es todo un botín de guerra. No sólo los uniformados son premiados con puestos en el servicio exterior, también se benefician esposas, hijas, hijos y hermanos de oficiales. Basta dar una revisión a las nóminas de las representaciones del Estado Plurinacional en Buenos Aires, Santiago, Caracas, Lima, Tokio, Beijing, Washington o Nueva York. Apenas son unos cuantos ejemplos. Dos casos paradigmáticos. En nuestras oficinas de China y Argentina, dos integrantes del guevarista Ejército de Liberación Nacional fueron relevados por nuevos embajadores miembros de la institución que persiguió y asesinó al Che. Los privilegios no acaban ahí. Hace no mucho las Fuerzas Armadas recibieron un nuevo premio. La Agencia de Desarrollo de las Macrorregiones y Zonas Fronterizas (Ademaf) ahora está en manos de un general. ¿Cuánto cuesta la lealtad? Es imposible hacer el cálculo. Hasta ahora tenemos un paquete que incluye perdonazos históricos, impunidad, distinciones, puestos en el exterior e instituciones del Estado. Mejor no hablar de los bonos, incluso algunos apadrinados desde otro país, y demás privilegios (jubilaciones, por ejemplo) que tienen o tuvieron los miembros de las FFAA durante el último septenio. Hace una semana, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Edwin La Fuente, declaró a El Deber que la institución castrense “siempre fue de izquierda”. Ahora los militares gritan al unísono la consigna de guerra del Che Guevara y la Revolución Cubana que combatieron con tanta tenacidad. Es ingenuo suponer que estas manifestaciones sean producto de un arranque de honestidad ideológica y que no tengan que ver con las verdades enumeradas más arriba. Hace un par de semanas, Evo Morales le pidió a las FFAA que lo ayuden a identificar a los “enemigos internos” del proceso de cambio. Recordar la retórica de la doctrina de seguridad nacional del siglo pasado es inevitable. El Presidente está lejos del imperialismo y el gorilismo, los militares no tanto. En su enésima denuncia de intento de golpe, esta vez con la “aristocracia salarial de la COB” en el rol de la conspiración, el Presidente volvió a referirse a la institución castrense como garantía de la continuidad de la democracia. Menudo reconocimiento si tomamos en cuenta el antecedente de 2008, de la "larga noche triste" de la que habla el Vicepresidente. Cuando sí vivimos peligro, cuando el Gobierno necesitó -de verdad- a las Fuerzas Armadas, los militares no fueron un bloque monolítico comprometido con la democracia y la unidad territorial de Bolivia. En la hora más difícil, una vez más, no estuvieron a la altura del momento histórico; aunque desde el Ejecutivo quieran que pensemos lo contrario.
Posted on: Wed, 19 Jun 2013 16:44:36 +0000

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