“Los Fantasmas de Goya” (Miloš Forman – 2006) Javier Bardem: Hermano Lorenzo Casamares - Natalie Portman: Inés/Alicia Bilbatúa - Stellan Skarsgård: Francisco de Goya y Lucientes. A pesar de tratarse solo de una ficción cinematográfica, entabla un discurso profundo sobre la personalidad de uno de los mayores genios pictóricos de la historia, y en ese sentido es importante para mí establecer una pequeña reflexión acerca del trabajo del artista y de su postura como testigo de su tiempo. Denunciante de los horrores de la Inquisición a través de sus “Caprichos” no le tembló el pulso para retratar las arbitrariedades eclesiásticas e incomodar al Tribunal del Santo Oficio. En contraste, con la invasión napoleónica de España, con el auge de las ideas de la Revolución Francesa y embanderados con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, tampoco cesaron los atropellos a la dignidad humana, las matanzas y los abusos de poder de los ocupantes, que fueron documentadas minuciosamente en las obras del gran pintor. Los viciosos extremos del fanatismo ciego aparecen retratados de manera acentuada en la figura de uno de los protagonistas, Un monje del santo Oficio devenido en fiscal napoleónico. La inocente víctima de los abusos del poder, la figura principal del argumento, para mí representa la alegoría de la conciencia social, torturada, violada, preñada y finalmente, demente, metafóricamente resucitada como prostituta. Y en su infierno, el artista, que sufre todas las laceraciones anímicas como testigo de los crueles arrebatos de la época que le tocó vivir. El director checoslovaco, nos habla de su propia experiencia como víctima de las dictaduras Nazi y Comunista y de la hipocresía criminal de las ideologías. Al margen de todo lo cinematográfico, agradezco la oportunidad que me otorga una cinta como esta de acercarme a uno de mis héroes artísticos, el atormentado genio que nos legó aquellas obras de una carga emocional electrizante. Y por sobre todas las cosas, considero que las obras de Francisco de Goya y Lucientes son una lección de ética artística que deben ser tomadas en cuenta por los que aman las artes y las profesan, un consejo que invita a no tomar partido en los debates de nuestros tiempos, sino a captar objetivamente tanto las bellas luces como la más sórdida oscuridad del espíritu humano.
Posted on: Mon, 01 Jul 2013 22:02:29 +0000