Los obispos nunca fueron ajenos al mal llamado proceso de paz - TopicsExpress



          

Los obispos nunca fueron ajenos al mal llamado proceso de paz impulsado por ZP. No me refiero sólo a monseñor Uriarte yendo al Vaticano para que el papa emitiera – como, efectivamente, hizo – una declaración pública de apoyo al pacto entre una banda de criminales llamada ETA y los emisarios de ZP. Ésa fue sonada, pero no fue la única. Me consta porque, como detallo en mis memorias, sólo en dos ocasiones recibí consignas de la dirección de COPE en relación con La Linterna, el programa que yo dirigía a la sazón. La segunda tuvo que ver con Federico y la relato en No viene para quedarme con cierta extensión. La primera estuvo relacionada con María Teresa Fernández de la Vega. A la sazón, ETA había vuelto a matar en la T-4 del aeropuerto de Barajas y nos había llegado la información de cómo María Teresa Fernández de la Vega se había apresurado a viajar a Suiza, presumiblemente, para recabar información de los terroristas en relación con el atentado, atentado, por cierto, que ZP calificó de “accidente”. Unos minutos antes de comenzar el programa de La linterna, se me informó de que no podía abordar ese tema porque así lo había pedido un cardenal muy concreto que había llamado a la casa y que había señalado que la vicepresidenta estaba en Suiza, pero que, a efectos de COPE, se encontraba esquiando porque era período de vacaciones. Como puede imaginar el lector, a mi lo que ordenara el cardenal de marras y los tratos que mantuviera con el parachoques oficial de ZP me traía sin cuidado y además me encontraba libre de problema de conciencia alguno por desobedecer aquella orden. Esa misma noche, en el curso de la tertulia de análisis político, abordé el tema en profundidad y volví a arremeter contra un gobierno que no dudaba en pactar con una banda de asesinos. Como luego se ha sabido, me quedé corto en mis conclusiones porque libros como El triángulo de Loiola han sacado a la luz el papel esencial representado por la iglesia católica en aquellos encuentros donde se decidía no sólo la impunidad de ETA sino también la entrega de Navarra a los nacionalistas vascos. Comprendo que a algunos les podrá parecer que no me comporté de manera adecuada abordando aquel tema en la tertulia. Lo comprendo, pero, obviamente, no lo comparto y no puedo hacerlo porque para mi la verdad que tienen derecho a conocer los españoles - y más en una cuestión relacionada con el terrorismo – está muy por delante que los enjuagues peculiares de los obispos con el poder político de turno, sea del signo que sea. También es verdad que así nos ha ido a cada uno. A día de hoy, María Teresa Fernández de la Vega ocupa un más que bien renumerado puesto oficial para el que resulta, como mínimo, discutible que cuente con la adecuada formación jurídica. Unido a su pensión de antigua ministra, sus ingresos anuales son absolutamente escandalosos y superiores a los de la mayoría de los grandes ejecutivos de importantísimas empresas. Ni por su formación ni por su trayectoria los merece, con todo, su caso no es excepcional sino paradigmático ya que en España para llegar a ciertos puestos de enorme importancia para la vida de una nación no hay que contar con la cualificación profesional adecuada. Basta, por el contrario, con la disposición a inclinarse servilmente ante el poder, con repetir sin pestañear todas y cada una de sus mentiras por muy graves que sean, con no titubear a la hora de injuriar al adversario político y con arremeter contra la prensa libre. El cardenal también fue promocionado por la mismísima Santa Sede que aplaudiría oficialmente el mal llamado proceso de paz y no me extrañaría nada que aún sueñe con no haber llegado al final de su carrera. El Tribunal de Estrasburgo, tal y como ZP le prometió a ETA en 2006, ha tumbado la doctrina Parot, temo que en no escasa medida gracias a que el juez español lo colocó él y era contrario a la misma. Incluso ZP hace unas horas se dedicaba a propalar vaciedades desde una televisión como si fuera la pitonisa de Delfos. De aquel episodio, yo soy el único que ni cobro jugosos emolumentos previamente sacados del bolsillo del contribuyente ni he ascendido ni me he visto promocionado profesionalmente. Es un aviso a navegantes de lo que es rentable en España y, sin embargo… sin embargo, si hoy me viera en aquella situación haría exactamente lo mismo: diría la verdad al pueblo español y al señor cardenal que le fueran friendo un paraguas, de color púrpura a ser posible.
Posted on: Mon, 21 Oct 2013 20:49:40 +0000

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