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MAS DENUNCIAS: sortilegioseducativos/2011/10/29/%C2%A1que-se-vaya-la-embajadora-de-venezuela-otra-denuncia-por-violaciones-laborales-y-contra-la-dignidad-humana/ ¡Que se vaya la embajadora de Venezuela! Otra denuncia por violaciones laborales y contra la dignidad humana Posted on octubre 29, 2011 by Sortilegios Educativos Rate This Estimados(as) amigos(as), El caso de la violación de derechos laborales y contra la dignidad humana en la Embajada de la Hermana República Bolivariana de Venezuela, cada vez es más complejo. Adjuntamos la denuncia de la compañera Angie Barrantes, otra persona despedida la semana pasada, en la cual denuncia una serie de hechos gravísimos y que parecen ser una constante de la relación de la Embajadora con los y las empleados(as). En este blog también se han expuestos otros casos, al menos 6 más, en comentarios al anterior sortilegio, donde se incluyen personas que colaboraban gratuitamente con la Embajada. Por el respeto y cariño al noble pueblo venezolano y a su heroico proceso revolucionario, no podemos permitir que esta señora siga representando a la Revolución Bolivariana causándole un daño, en su imagen e impacto, incalculable. Por todo esto, y ante la ausencia de medidas de la Cancillería Venezolana (notificada desde hace semanas de los problemas internos) surge la pregunta ¿será necesario realizar una manifestación frente a la Embajada de Venezuela para solicitar la renuncia o destitución inmediata de la embajadora? Algo es seguro, la Revolución Bolivariana, el Pueblo Venezolano y su gobierno democráticamente electo, no merecen esta indigna representante. Un abrazo César Toruño NOTA: solicitamos la lectura profunda de la siguiente denuncia así como su reenvió mediante Facebook, redes sociales y correos electrónicos como mecanismo de visibilización y solidaridad con las compañeras Eugenia, Angie y demás afectados(as). ………………. Martes 25 de octubre, 2011. Hago de su conocimiento la grave situación de hostigamiento laboral a la que hemos estado sometidas varias personas en la Embajada venezolana con sede en Costa Rica y que ayer lunes 24 de octubre del año en curso culminó con mi despido arbitrario, injustificado, al igual que el despido de otra compañera. La cadena de despidos y renuncias por acoso laboral es amplia y puede ser corroborada. Les informo de esta situación, pues agoté instancias internas, en primer lugar, y posteriormente y por lealtad inclusive esta situación fue del conocimiento de autoridades venezolanas, tiempo atrás, sin que haya habido cambios concretos. Varios compañeros costarricenses, ante el desamparo absoluto y las vejaciones constantes a nuestra integridad como personas, tuvimos que vernos en la obligación de informar a instancias oficiales venezolanas, poniéndonos a la orden para corroborar con documentos y testigos dicho hostigamiento y violaciones constantes a la normativa del Código de Trabajo de la República de Costa Rica. Situaciones tan delicadas como las que han sucedido no pueden ser calladas ni pasadas por alto, pues lamentablemente en este momento quien tiene la máxima representación venezolana en Costa Rica se ha alejado considerablemente de los principios que defiende el mismo proceso bolivariano, y pone en serio riesgo la imagen del Gobierno ante este país. Además hay situaciones sumamente delicadas que siguen en desarrollo en este momento. Hasta el día de ayer fui funcionaria local costarricense de la Embajada venezolana, para la cual laboré durante 5 años y algunos meses más de manera continua, comprometida, demostrando mi integridad ética, eficiencia y compromiso con mis labores, como pueden dar fe las personas que fueron testigos de mi labor tanto dentro como fuera de la Embajada. He laborado para tres Embajadores y diferentes Jefes de Misión y en todos estos años nunca recibí una amonestación ni llamados de atención verbal o escritos. Tengo recuerdos muy gratos de algunos de ellos, pues fueron dignos representantes de su gobierno y no nos faltaron el respeto nunca. Cuento con pruebas correspondientes en soporte físico y digital así como con testigos de la violación a los más elementales derechos laborales. Éticamente resulta agresivo refugiarse en la inmunidad diplomática para cometer atropellos a trabajadores y trabajadoras, cuando la historia de luchas por los derechos laborales en Latinoamérica es amplia y ha costado esfuerzo y sangre de muchos(as) compañeros (as). Dada mi condición de vulnerabilidad económica permanecí laborando en la Embajada durante mucho tiempo soportando abusos psicológicos y patrimoniales, en vista de que dependía hasta ayer de ese único ingreso para mi subsistencia, por lo que no me resultaba fácil renunciar y así perder mi única fuente de ingresos, además por lealtad e mantuve mucho tiempo a la espera de que la situación cambiara y las autoridades venezolanas intervinieran. Le expongo el caso por obligación ética y por defensa de mi dignidad, dada la gravedad de los hechos que han tenido lugar desde algún tiempo atrás hasta el día de ayer, en que se culminó con mi despido injustificado y el de otra compañera y de manera totalmente arbitraria. Este ambiente laboral abusivo se ha venido agravando últimamente, precisamente contra quienes no hemos cedido ante evidentes presiones y abusos de parte de la Jefatura y la encargada de Administración. Durante mucho tiempo observé con temor cómo varios compañeros y compañeras de la Misión Diplomática eran sometidos a acoso laboral constante, posteriormente el acoso laboral también se trasladó hacia mi persona de manera directa como pueden demostrar varios hechos (puedo aportar documentos al respecto) como los que expongo a continuación: • Traslado abrupto de mi puesto de trabajo habitual en la Oficina de Misión Milagro Internacional a la Recepción, por remoción abrupta de otro compañero (el asistente administración fue obligado a vacaciones abruptamente y la recepcionista pasó a ocupar su lugar) El día 29 de agosto del año en curso minutos antes de mi hora de salida recibí un memorándum interno donde se me indicaba que el día siguiente pasaría a ocupar el puesto de Recepción, en mi horario de 9:00am a 1:00pm, pues la recepcionista pasaba a ocupar “temporalmente” (como se me dijo) el puesto de Asistente Administrativo. Aún sabiendo que no se me podía separar de mi puesto de trabajo súbitamente pues había aún labores pendientes, se me ordenó acatar la orden y correspondí a la misma. • Durante ese periodo de tiempo que permanecí cubriendo el puesto de Recepción “temporalmente”, como se me dijo, contrataron a una nueva funcionaria que pasó a ocupar mi puesto en la Oficina de Misión Milagro. Cuando pregunté qué sucedería conmigo cuando regresara el compañero de vacaciones, se me mantuvo en zozobra y no se me dieron explicaciones claras. Se me dijo que había que “esperar a que decidieran dónde (me) iban a ubicar”. Días después me dijo el jefe directo que el propósito era trasladarme a una oficina del segundo piso contigua a la suya pues me dijo que el objetivo era que yo pasara a la Oficina de Cultura, y la nueva compañera se encargaría de la Oficina del Programa Humanitario Misión Milagro Internacional. • Al finalizar el periodo de tiempo en que tenía que prestar mis servicios en recepción, se me dijo que ya no me trasladarían a otra oficina, sino que debía de regresar a mi antigua oficina. Cabe señalar que ya para ese momento había otra funcionaria ocupando el escritorio y el equipo de cómputo que yo utilizaba habitualmente, por lo que tuve que ubicarme en una mesa que estaba dentro de esa oficina, ya desprovista de teléfono y sin equipo de cómputo alguno. Esa situación fue mantenida conscientemente por la Jefatura, a pesar de que reiteradamente y de modo respetuoso señalé la imposibilidad de realizar labores sin un equipo de cómputo mínimo. • Estando yo ocupando una mesa de trabajo sin acceso a equipo de cómputo, se me exigió aún así, realizar algunas labores que me solicitaba el Encargado diplomático de la Oficina de Cultura como archivar documentos o dar respuesta a solicitudes vía electrónica, a la vez, se me dijo que yo tenía que apoyar a la nueva compañera en las labores de la Misión Milagro, pues tenía que darle una inducción dado que ella venía entrando y desconocía cómo funcionaba esa oficina. Procedí como se me indicó. Esto me provoco un estado de tensión psicológica muy fuerte, pues los hechos daban cuenta de que era una evidente situación de hostigamiento laboral, generando un clima de mobbing con el fin de presionarme para que yo pusiera mi renuncia, por agotamiento psicológico ante esos hechos. • Para realizar mis labores después del día 13 de setiembre, tuve que solicitar permiso a la nueva compañera de oficina para poder acceder al equipo y de esa manera poder realizar algunas labores, como redacción de cartas y envío de correos electrónicos. La compañera solidariamente accedió en todo momento, aunque la Jefatura y la Administradora se molestaban por su actitud solidaria, pues la idea era aislarme para que me agotara y renunciara. Alerté de esa situación nuevamente a mi Jefe Directo, le hice ver muy respetuosamente que yo no tenía equipo para trabajar ni materiales de oficina ya, pero él mismo me dijo “solicítale (a la compañera) el equipo y úsalo cuando ella no lo esté usando”, sabiendo incluso que durante la mañana la compañera utilizaba siempre el equipo de cómputo. • Envío de vacaciones obligatorias: el día viernes 23 de setiembre recibí una nota donde se me enviaba a vacaciones del 3 de octubre al 17 de octubre. En esa nota (que tengo en mi poder) se consignaba información que no era ciertacomo lo siguiente “previo acuerdo con su persona hemos establecido el cronograma de vacaciones..” cuando nunca se me tomó en cuenta para esto y valiéndose de esa misma nota, de manera tendenciosa se incluyó un párrafo en donde se decía “En aceptación entre las partes, se deja constancia por medio de la presente que, esta Representación Diplomática, no posee ningún tipo de compromiso pendiente por concepto de vacaciones, horas extras u otra obligación patronal distinta a la cancelación de aguinaldos y/o prestaciones sociales”, cuando era falso pues según mi contrato laboral sí había (y hay aún al día de hoy) compromisos pendientes, pues durante este año se me retuvo parte de mi salario en los primeros meses del año aduciendo que “no había sido enviado desde Venezuela”. Cuando meses atrás consulté preocupada por qué no se me estaba depositando mi salario completo como se había acordado en el contrato firmado este año, me manifestaron que en cuanto lo aprobaran en Venezuela lo mandarían completo, con el salario retroactivo y que lo “tomara como un ahorro”, se me dijo. • Amenazas de despido: Cuando me fue entregada la nota que mencioné en el punto anterior, en vista de que contenía información irregular que no era cierta, manifesté mi inconformidad, siempre de manera respetuosa, y dije que no podría aceptarla conforme pues no era cierto que era de previo acuerdo el periodo de vacaciones y no era cierto que no me adeudaran salario retroactivo y horas extra durante varios años, incluso. Ante esto la Administradora (venezolana) alzó la voz (de lo cual hay dos testigos costarricenses) y me amenazó “me la firmas inmediatamente, recíbemela o le comunico a la Embajadora. A ti no se te debe nada, o me la recibes o te revoco el contrato inmediatamente si yo quiero”. Ante esto, recibí la nota y decidí que la contestaría en el plazo de tres días para dejar por escrito mi inconformidad. • Mi respuesta a la carta: el día miércoles 28 de setiembre, ante mi inconformidad por la carta recibida, entregué a mi jefe directo la carta en la cual solicito muy respetuosamente que se me permita tomar vacaciones en otro momento, dada mi preocupación de que se me obligara a tomar vacaciones aún sabiendo que habían labores pendientes en el Programa Misión Milagro y sabiendo que la compañera nueva necesitaría apoyo en las funciones, pues si en mi ausencia se programaban vuelos y otras actividades, en ese contexto de hostigamiento buscarían culparme de cualquier resultado negativo. • Cabe señalar que he demostrado con creces la eficiencia en mis labores, pues inclusive estando sola en esa Oficina meses atrás, y laborando medio tiempo, el trabajo fue cumplido a cabalidad. Además, en la misma carta que entregué manifesté mi inconformidad con el párrafo que indicaba que la Embajada no tenía obligaciones pendientes conmigo, pues esto es falso, como puedo comprobar con mis estados de cuenta bancarios, mi contrato laboral y otros documentos. • Represalias por la carta que entregué: el mismo 28 de septiembre, horas después de haber entregado la carta de inconformidad a mi Jefe Directo, la Administradora me entregó otra carta de parte de la Embajadora, donde se incluía información que no era cierta y se me instaba a empezar a cumplir otro horario en adelante, y no el que durante 9 meses yo había cumplido, incluso excedido para cumplir labores que me solicitaban. Esto como una presión más para que yo renunciara. Esto incluso violaba el debido proceso pues habría sido necesario dar por terminado un contrato existente y a continuación celebrar uno nuevo, con otras condiciones. • El año pasado 2010 se presentaron irregularidades en mi remuneración salarial, como puedo demostrar con documentación en mi poder. Recibí menos salario del que Venezuela destinaba a mi plaza, como consta en documentos enviados desde Vzla. (tengo copia de los mismos) donde aparece mi nombre y se indica que mi plaza es medio tiempo (esto se me ocultó el año pasado, pues trabajé tiempo completo). • Recrudecimiento del hostigamiento laboral: Además de la remoción de mi puesto de trabajo a otras labores en la Embajada de manera abrupta, y de separarme sin previo aviso de la computadora que usualmente yo utilizaba, se me obstaculizó (al igual que a otros compañeros) el acceso a material de trabajo, como hojas, bolígrafos y otros y se me prohibió (al igual que a todo el personal) el acceso al Despacho (antes la entraba no estaba restringida para el personal) donde se encontraba la única fotocopiadora y scanner, necesarios para las labores cotidianas. Del mismo modo se me cuestionó mi honorabilidad ante otros compañeros, así como mi eficiencia. Además se hicieron comentarios burlistas y humillantes, que buscaban lesionar mi imagen ante otros compañeros costarricenses quienes me estiman mucho, pues me conocen como persona y conocen mi modo comprometido de trabajar. Además saben de la eficiencia mostrada a lo largo de varios años. • Fui testigo y objeto en diversas oportunidades estando en el Despacho, cuando aún la entrada no era restringida, de burlas directas y comentarios groseros a causa de nuestra nacionalidad costarricense, nuestro acento y nuestra idiosincrasia costarricense. Los hechos en los días cercanos a mi despido injustificado los detallo a continuación: • El día jueves 20 de octubre la Sra. Embajadora al entrar a la Embajada me ordenó abruptamente y faltando menos de 48 horas para la salida de un vuelo que tendría lugar hacia Venezuela el sábado 22 de octubre, que yo tenía que viajar y salir de Costa Rica por 15 días ese día sábado 22 de octubre en el vuelo del Programa Humanitario Misión Milagro hacia Venezuela (de esto hay testigos). Esto me resultaba imposible por varias razones, entre ellas que mi Contrato laboral no estipula en ningún apartado que debo salir del país como parte de mis funciones, así como no contar con pasaporte al día (vencido hace dos años aún revalidado) como le señalé a mi jefe directo el día viernes cuando un familiar me entregó mi pasaporte. Cabe señalar que el día jueves le había dicho de mi parte que era probable que mi pasaporte estuviera vencido y que este se encontraba en mi antigua residencia en Heredia. • Esto me lo ordenó la Embajadora aún sabiendo que mi horario es de medio tiempo y que no podía obligarme a salir de mi país, por muchas razones y porque el contrato no lo indica en ningún apartado (Cabe señalar que el tiempo que se labora allá de más no es remunerado, aunque se trate de una relación laboral, pues eso acostumbra a hacer la Embajada). Sin embargo, ante su orden y sabiendo que si la contradecía o le manifestaba mi imposibilidad de viajar me despediría o tomaría represalias en mi contra, preferí guardar silencio y asentir cuando me indicó que era una orden. • Ese mismo día, me pidió ingresar a su despacho y me dio instrucciones de lo que debía hacer estando en Venezuela, como ella pretendía. A la vez, de manera muy grosera me dijo que ella “ya estaba harta de rogarle a la gente que cumplieran sus funciones y que viajaran”, “¡Para eso yo estoy pagando..!, me dijo alzando la voz. Como si mi salario implicara el precio pagado por un esclavo, cediendo todo mi tiempo a ella. • Originalmente para dicho viaje a Venezuela había sido destinada otra compañera: Eugenia Romero, quien de manera voluntaria y como una concesión de su parte decidió viajar sacando y pagando incluso su propio pasaporte aún sabiendo que lo usaría para un asunto laboral meramente. La Embajadora me dijo que Eugenia no podría viajar pues “tenía un inconveniente” y por eso me había designado a mí. Lo cual como corroboré luego conversando con Eugenia, resultaba falso, pues la compañera aún el día viernes faltando unas horas para el vuelo creía que iba a viajar como se le había dicho durante más de dos semanas, pues el Jefe Directo le indicó que aunque había dudas le confirmaría ese viernes en la noche, faltando unas horas para el vuelo. Ella había dejado coordinado ya todo lo relativo a su vida personal, para poder ausentarse durante un mes (pues le dijeron que iría en dos vuelos consecutivos). Dejó coordinado lo referente a su hijo, su universidad, familia y demás, pues había un compromiso con ella de parte de la Embajada de que ella viajaría. A ella se le canceló ese viaje por una arbitrariedad, por lo que fue considerado por la Jefatura una falta, cuando a todas luces no lo era. Esto constituye una burla y una falta de respeto hacia la compañera, por lo que yo no me prestaría para el juego de la Jefatura, pretendiendo que yo viajara a última hora. • A través de mi Jefe Directo, comuniqué el día viernes que mi pasaporte estaba vencido (el mismo constituye una prueba de esto) y tendría que sacar uno nuevo, lo cual también imposibilitaba el hecho de que yo saliera del país. El Jefe directo procedió a comunicarle lo mismo a la Embajadora y me informó posteriormente que ella estaba muy molesta conmigo porque yo no accedí a salir del país y con Eugenia, por un asunto absurdo. Se me dijo que era probable que por esa razón me despidiera el día lunes, pues la Embajadora argumentaba que ella me dio una orden y yo la desacaté (viajar el día sábado). • Aún así, el Jefe Directo (sabiendo que yo conocía que posiblemente sería despedida) me dijo que yo debía presentarme el día sábado a laborar (sin remuneración alguna), pues aunque no viajara la Embajadora había dicho que tenía que estar presente para realizar todo el proceso logístico de la recepción de las personas que saldrían ese día y de la salida del vuelo. A la compañera que originalmente viajaría, se le dijo que no se presentara el sábado pues la Jefa no quería “verle la cara”. De igual modo, y ante el temor de ser despedida, me presenté el día sábado a laborar. El día de ayer lunes 24 de octubre, último día de mis labores en la Embajada ocurrieron los siguientes hechos igualmente graves. • Cuando llegué junto con la compañera a la oficina, esta se encontraba cerrada con llave y no se nos dieron explicaciones, solo se nos dijo que era por “orden de la Embajadora”. A continuación solicité a mi jefe directo que me indicara cómo proceder, o qué funciones realizar y me dijo “espera en esa sala, seguro te van a llamar en un rato del Despacho” así transcurrieron dos horas y media de pie, hasta que la Sra. Administradora, me llamó a su oficina y me entregó la carta de despido. • Ante mi asombro por la arbitrariedad que se estaba cometiendo y la violación del debido proceso le solicité muy respetuosamente que me indicara a qué se refería con “desacato a la autoridad”, y me negó cualquier explicación y me dijo “lea la carta”, la cuál decía eso mismo sin mayor detalle, me solicitó que firmara como recibida la carta, ante lo cual manifesté en esa misma carta y de manera muy visible que yo la recibía “inconforme, pues es un despido arbitrario. Estoy solicitando que se me indiquen las razones específicas y se me está negando la atención. Además este despido se da en un contexto de hostigamiento laboral que lleva ya varios meses”. Ante esto esta alzó la voz diciéndome “no me raye esa carta, si quiere hágalo en un papel aparte, porque esa hay que enviarla a Venezuela”, de esto hay una testigo costarricense (su asistente). • Posteriormente tuvieron lugar otros hechos delicados de lo cual también hay testigos. • Cabe señalar que durante un tiempo atrás, desde la Jefatura habían hecho todo lo posible para que yo renunciara (del mismo modo en que otros funcionarios locales lo hicieron en el pasado), pues además conozco y he sido testigo de irregularidades y atropellos que se han venido cometiendo por parte de estas dos personas contra funcionarios y funcionarias honorables y en grave detrimento de la imagen de un proceso de empoderamiento popular que sostiene a su gobierno y que tanto ha costado construir. En esta atmósfera de hostigamiento han sucedido hechos graves, de los cuales soy testigo, como gritos al personal, ofensas verbales directas a funcionarios locales, humillaciones a la señora conserje frente a otros compañeros y ante usuarios venezolano que acuden a la Embajada; presión para evitar la comunicación entre el personal en horas de almuerzo, llamados de atención de manera irrespetuosa y sin razón alguna; obstaculización al acceso de material y equipo para trabajar así como otros hechos delicados. Cabe señalar que se agotaron instancias internas sin resultado e incluso se informó a autoridades venezolanas, pero ante la tardanza de la respuesta, dicha situación de acoso culminó con dos despidos arbitrarios en los cuales desde una perspectiva ética y legal se violenta la dignidad de las personas involucradas. No son los únicos casos, otros han acudido ante el Ministerio de Trabajo ya, al igual que nosotras. * * * * * * * * Angie Barrantes abrigez@gmail
Posted on: Sun, 27 Oct 2013 04:51:43 +0000

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