MI SENTIR INTERIOR► Cada generación más hacia el futuro recordará el tiempo que le tocó vivir haya sido bueno o malo. En el caso particular de quien esto escribe, yo, no me quejo, y si fuera a quejarme también tengo todo el derecho, porque hubo momentos precarios, como por ejemplo, escasez de ropa, un día cualquiera solo pan con agua de azúcar para el desayuno, arroz en al almuerzo y una que otra vez acostarme sin más nada en la panza, una sola vestimenta para los domingos, un solo uniforme para el año entero de escuela o liceo y un pantalón corto para diario, con remiendos en el trasero que yo no le cabía otro, puestos por una costurera llamada Celia, sin nada que me cubriera el tórax, los pies descalzos a merced de las espinas y del polvillo de los caminos calentado por el sol de mediodía. Al principio del párrafo anterior escribí la expresión “YO, NO ME QUEJO” se refiere a que a pesar de todas las precariedades descritas, fue una época donde prevalecía la inocencia, no había tantos engaños, los jóvenes nos respetábamos mutuamente, los hombres creían en sus palabras, las mujeres dejaban volar la imaginación del varón, las mercancías duraban una eternidad con el mismo precio, podíamos tomar el agua desde la fuente, los alimentos se cocían con productos traídos directamente del terreno al caldero, los agricultores veían crecer sus frutos sin más aditamentos que una que otra roseada de abono y alguno que otro insecticida, los huevos de gallina no se vendían, el vecino los regalaba, los hombres nos bañábamos todos juntos en los acantilados, las mujeres se pasaban el día lavando en el mismo río donde todos íbamos a buscar el agua que consumíamos sin hervir. Son tantos los detalles que conforman el pasado de esa generación que me tocó vivir, que llegaría hasta el día del juicio final y no tendría espacio para describir las huellas que dejaron en mí esos años de niñez, adolescencia y juventud.
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 10:27:29 +0000
Trending Topics
Recently Viewed Topics
© 2015