Meditemos en el evangelio de hoy: (Lc 7,1-10)de este evangelio hemos adoptado en la liturgia de la santa misa, las grandes palabras de una fe inigualable: Señor yo no soy digno de que entres en mi casa pero una sola palabra tuya bastara para sanar. El centurión, era un hombre que tenía poder sobre otros, y sabía que tan solo con que diera una orden las cosas se tenían que hacer. Y teniendo ese conocimiento de poder, reconoce el poder de Jesus para que con solo una de sus palabras, lo obedecieran las enfermedades y los malos espíritus. La humildad del centurión lo movió a no querer molestar a Jesus, pero su fe le permitió expresar su confianza en Dios. Es fácil imitar al centurión en la primera cualidad de no querer molestar a Jesus, pero fallamos en la segunda de expresar nuestra confianza y fe en El. Confiemos en Jesus plenamente y recordemos lo que dicen las escrituras que:> Flp 2,10.
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 05:23:00 +0000
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