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NUEVO CANAL MUNDIAL: CUBA-TEHUANTEPEC-CHINA En el primer artículo de esta serie describimos la existencia de un estrecho en la región de México llamado Tehuantepec, asimismo los potenciales de construir por allí un canal interoceánico similar al de Panamá. Debido a que los ríos del estrecho mexicano son muy poco profundos, los enormes barcos graneleros de hoy tendrían que descargar en el puerto cubano de Mariel, donde los productos se reembarcarían en gabarras para ir a Tehuantepec y cruzándolo, arribar al océano Pacífico o desde éste al Caribe. Esto significará un gran beneficio económico para Cuba. Los canales interoceánicos están de moda debido al auge de la China, que los requiere como la puerta para sus enormes intercambios con los mercados del Atlántico, vale decir Estados Unidos, América Latina, África y Europa. Intercambios de ventas pero también de adquisiciones. CHINA SE AVECINA Sólo Nicaragua y Tehuantepec ofrecen posibilidades para estas operaciones que por su jerarquía traerán un cambio época, reestructurando los prestigios y políticas del mundo. Pocas esperanzas hay para eso en Panamá, poseído desde 1903 por Estados Unidos e Inglaterra (esta última en secreto, derivadamente del Tratado Hay-Pauncefote) y convertida en un Hong Kong por la intervención militar que asesinó a un barrio entero y “coincidió” con la caída de la URSS en ese mismo mes. Coincidencia no, la potencia norteamericana globalizaba y la rusa se desvanecía. Muy proficuo se asoma en cambio el futuro para Nicaragua y Tehuantepec, que de ser algunas de las regiones más pobres del mundo pasarán a ser de las más ricas porque los canales valen tanto o más que el petróleo. Y ello es extensivo a Centro América en general y a América Latina, debido a su alineación actual “chavista” y a su alianza con el BRIC. El mundo que habla español conocerá una plenitud a la que tuvo derecho desde la Independencia y le fue robada por Estados Unidos, que se habían independizado unas tres décadas antes y aprovecharon esa ventaja para iniciar trabajos sobre la América española, concretamente sobre Panamá, donde contaban con un oligarca apellidado Mutis y sobre Tehuantepec y México en general, principalmente por los servicios de Alejandro Humboldt. La historiografía liberal –liberal en el sentido de neoliberalismo que conocemos hoy- es muy alerta a esculpir las figuras de sus hombres-instrumento para convertirlas en rostros que actúan modélicamente desde el fondo de la historia aprendida en la escuela primaria. Ello se ha hecho con Humboldt, elaborado como un gran científico, benefactor de la humanidad, igual con Juárez, uno de los grandes sacrificadores de México. CARTOGRAFIÓ TODAS LAS RIQUEZAS Comencemos con Humboldt. El Libertador lo elogió en la Carta de Jamaica, ponderando “la universalidad de sus conocimientos”. Ello sucedió en 1815 pero ya en 1825, el sabio alemán tendría gestión intrigante para la separación de Nicaragua y Panamá de la Gran Colombia, directamente y a través de su enviado Boissingault, autor de un panfleto terrible contra Bolívar. Y antes, en 1805, había actuado contra México y la América Latina en general. Su acción fue devastadora. Habiendo vivido más de un año en México, fue recibido por el virrey que ordenó darle accesos a los archivos administrativos y militares del virreinato, tanto públicos como secretos, a cambio del compromiso de no revelar su contenido. Cartografió todas las riquezas de la Nueva España, como llamaban entonces al país azteca y midió, describió y dibujó los ríos que lo comunicaban a través de llanuras y montañas con la Luisiana, un territorio adquirido por Estados Unidos en esos mismos días por un precio simbólico. La Luisiana, nombre que viene de Luis XIV, el rey sol, que planeó tener allí el granero que hiciera feliz a Francia, es un país del tamaño de la actual Argentina, su venta por un precio simbólico, en realidad regalo, fue parte de una conspiración de Napoleón Bonaparte para que Estados Unidos se extendieran a la América española y la anexaran a cambio de aliarse al corso contra Inglaterra, su enemiga inevitable y eterna. Sobre esta conspiración de dimensiones planetarias escribiré en futuro artículo. Humboldt se despidió cordialísimamente del virrey en el puerto de Veracruz y al llegar su barco a Estados Unidos atendió una invitación a visitar al presidente Jefferson. Hubo fiestas de gala en su honor, conciertos, agasajos públicos… y conversación. Amén de a la filosofía política, Jefferson era aficionado a la geografía. Humboldt obsequió al Presidente con unos mapas dibujados por él en los que, entre otros puntos del agreste México, se destacaban varios ríos. Uno, el Sabina, que comunicaba México con los territorios norteamericanos, serviría en 1846 para que las tropas yankees entraran a las regiones que conectan con Texas, tierra de petróleo y California, tierra del oro, otro describía el Tehuatepec y el Coatzacoalcos, que atraviesan el istmo de Tehuantepec, formando el virtual canal interoceánico. ENNEGRECÍAN LOS RESTOS DE THOMAS JEFFERSON No era común en el siglo diecinueve enterrar a la gente en cementerios, al menos no a los ricos, cuyas tumbas se construían en un terreno anexo a su mansión o castillo. En dos de ellas, una en territorio norteamericano, otra en el panteón del castillo de Tegel, en Alemania, ennegrecían los restos de Thomas Jefferson y Alejandro Humboldt respectivamente en 1846 cuando Estados Unidos hizo la aludida conquista de la mitad de México que ellos prohijaron, también cuando estalló la guerra de secesión, también cuando invadieron México los ejércitos franceses de Napoleón III, a quien Karl Marx sobrenombró “el pequeño” para ridiculizarlo comparándolo con su tío, Napoleón el grande. Contra los franceses levantó la bandera de la rebelión Benito Juárez. La figura de Benito Juárez aparece como paradigma de republicanismo enfrentado a un emperador alemán, Maximiliano Habsburgo, y ello es verdad, hace la figura del líder de sangre indígena enfrentado a los europeos, y ello igualmente es verdad, pero lo que en verdad, en realidades económicas y mundiales caracteriza es el líder mexicano se ve en su firma del Tratado McLane-Ocampo. De esto dice Wikipedia: “formalmente fue un acuerdo entre Estados Unidos y el gobierno liberal de México, encabezado por Benito Juárez, firmado en el puerto de Veracruz en México, el 14 de diciembre de 1859, por el cual fue vendido a perpetuidad el derecho de tránsito por el Istmo de Tehuantepec a Estados Unidos, por cuatro millones de dólares, desde el puerto de Tehuantepec en el sur, hasta Coatzacoalcos en el Golfo de México…/…(México consentía en) ceder a perpetuidad el derecho de tránsito a la unión americana…” RELEVANCIA DEL TRATADO Continúa Wikipedia: “…La firma del tratado era de particular importancia para el gobierno de Juárez, porque representaba el reconocimiento de Estados Unidos de América a su gobierno y de esta forma el gobierno liberal obtenía automáticamente el apoyo militar de EEUU. Aunque el tratado McLane-Ocampo no fue ratificado, sirvió para que se reconociera al gobierno de Juárez y consecuentemente derrotar a los conservadores”. Esta es la realidad del imperialismo que Latinoamérica se apresta a apartar de su destino para entrar en una plenitud de continente independiente. Realidad de pujas y repartos entre imperios. Pero hay algo que remarcar: la intervención francesa en México fue el mayor intento de violación de la Doctrina Monroe en toda la historia hasta la aparición de la Revolución Cubana. Juárez se hizo ilustre defendiendo los intereses norteamericanos, sin su acción tal vez no estaría el imperialismo norteamericano desarrollado en el mismo grado en que lo está, tal vez no estaría México entregando Pemex en estos días. Esa es su función en la historia, en la de los tatarabuelos de usted, en la mía.
Posted on: Sat, 24 Aug 2013 12:06:35 +0000

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