POR CONSIDERLO DE INTERES PARA LAS PRESENTE Y FUTURAS GENERACIONES - TopicsExpress



          

POR CONSIDERLO DE INTERES PARA LAS PRESENTE Y FUTURAS GENERACIONES DE LA REPUBLICA DOMINICANA DE QUISQUEYA, REPRODUZCO ESTE TRABAJO DE COSME E. PEREZ. A RAIZ DEL DEBATE SOBRE LA FUSION DE LOS DOS PAISES, LA REPUBLICA DOMINICANA Y LA REPUBLICA DE HAITI. ESTE TRABAJO ACLARA EL VERDADERO NOMBRE DE LA ISLA Y CUAL DEBERIA DE SER EL VERDADERO NOMBRE DE NUESTRA REPUBLICA COMO LO QUERIA DUARTE. ¿Por qué decimos que somos dominicanos? La verdad es que somos de una república dominicana y de la única forma que dominicana fuera la identidad nacional nuestra es si toda la isla nos perteneciera. Por lo tanto, dominicana es una identidad isleña compartida con Haití; así es como debe ser. (Especial para los quisqueyanos) 21 de junio, 2011 Un resumen de algunos capítulos del libro "QUISQUEYA: un país en el mundo" -Cosme E. Pérez Los ciudadanos de República Dominicana, se creen ser “dominicanos” de nacionalidad porque erróneamente en la Constitución de la República así se indica, cuando reclaman esa identidad nacional en otros países, no les aceptan como tales en las instituciones oficiales, que, sí, los reconocen como nacionales o ciudadanos de “República Dominicana”, sin nombre propio de nación hasta ahora, porque la república es "dominicana", como denominación por estar en la Isla de Santo Domingo (Ver Juramento Trinitario). ¿Por qué somos dominicanos? Para entender la respuesta, •lo primero es aceptar la premisa de que el nombre de la isla que ocupa República Dominicana lleva el nombre oficial “Isla de Santo Domingo”; •lo segundo es comprender que la denominación común de una cosa no es lo mismo que el nombre propio de la misma cosa; •lo tercero es conocer la historia de la isla y de los nombres que se han usado para identificarla; y para no hacerlo más largo, •por último, interpretar correctamente el ideario del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte. Con esas premisas nos acercaremos a la solución de la confusión más grande que como pueblo ha tenido el pueblo quisqueyano. Partiendo de esa solución, muchos otros errores políticos, sociales, históricos, geográficos, internacionales y hasta gramaticales respecto a nuestra nación, podrían corregirse. Decimos que somos dominicanos porque en verdad lo somos, mas esa no es la identidad nacional nuestra, sino una identidad regional, islena, que nos garantizó Juan Pablo Duarte y no ya la que asignó el rey de España, Felipe IV, a los habitantes de la Isla de Santo Domingo en 1621, que nos hacia dominicanos-espanoles. En caso, de Duarte puede decirse que es el forjador de la identidad islena dominicana, independiente de toda dominacion extranjera; pero tambien es el forjador y creador de la nueva e identidad nacional quisqueyana. Quien entiende esto, comprende las ideas e intenciones de Juan Pablo Duarte. DOMINICANOS ESPAÑOLES A la llegada de Cristóbal Colón en 1492 a la isla que bautizó con el nombre de “La Española”, la isla no tenía un nombre exclusivo ni estaba dibujada en un mapa que la identificara. Fueron los que llegaron los que querían saber qué nombre tenía la isla, cosa que a los nativos no les importaba y por esa razón salieron varios nombres a relucir: Haití, Quisqueya, Babeque, Bohío y quién sabe si otros más. El asunto es que Colón la bautizó como “La Española”. Aquí tenemos que entender que Colón bautizaba, pero la última palabra la tenían los reyes de España, que en 1506 le pusieron oficialmente Isla de Santo Domingo, como también le pusieron Cuba a la isla que Colón había bautizado “Isla de Juana”. A partir de 1506, los habitantes de la Isla de Santo Domingo son españoles o propiedad de españoles, salvo los extranjeros libres de otros países del “viejo mundo”. La mezcla humana entre españoles, nativos y esclavos traídos de África, contrarió mucho a los de la Corte de España, pues toda esta gente, para ellos “impura”, que nacía en la isla y llegaba a ser libre, se consideraba español o española y cuando visitaban la Madre Patria, a esos "españoles" mestizos, mulatos o de piel oscura, los iberianos los discriminaban y por eso fueron tratados como ciudadanos de segunda clase entre ellos. Esa fue una de las razones por las que el Rey Felipe IV expidió, en 1621, la Cédula Real para darle a los nativos libres de la Isla de Santo Domingo la identidad de DOMINICANOS (ESPAÑOLES), para distinguirlos de los españoles nacidos en España. DOMINICANOS FRANCESES (Dominicains) A mediados de ese mismo siglo, ya para el 1650, España, con problemas por doquier, había estado abandonando parte del territorio de la Isla de Santo Domingo, permitiendo que franceses e ingleses se fueran acomodando en la parte occidental y en la Isla de Tortuga. En 1677 el rey de Francia, Luis II, ocupó de facto esa parte y en 1697 se firmó el Tratado de Ryswick, que le daba a Francia oficialmente la tercera parte occidental de la Isla de Santo Domingo. A partir de ese momento la isla estaba ocupada por dos comunidades dominicanas que obedecían a los reinados de España (la parte oriental) y a Francia (la parte occidental): dominicanos españoles y dominicanos franceses. Desde 1741 ya se hablaba de que España estaba en disposición de ceder toda la isla a Francia a lo que los dominicanos españoles se oponían y durante muchos años tuvieron que defender su territorio, hasta que en 1777 se firmó el tratado de Aranjuez para que se “pusiese fin para siempre a las dificultades”.¹ En 1776 se había declarado la independencia de trece colonias inglesas en la parte norte del Continente de América y cuya república fue denominada Estados Unidos, que doce años después, en su primera constitución, se le dio el nombre de América, adoptando así la identidad nacional americana para su pueblo y es un error, falacia o envidia, decir que nacionalidad de los habitantes de los Estados Unidos de América son otra cosa (yanquis, norteamericana, estadounidense, etc.), que no sea la "americana" simple y llanamente, pues "América" es el nombre de su nación y de su patria . En 1789 se producía la Revolución Francesa con los principios de “Libertad, Igualdad y Legalidad”que daba al traste con el reinado francés. Esos dos acontecimientos históricos cambiaron el panorama político mundial, impulsando valores nuevos a la humanidad de esa época. Con el Tratado de Basilea en 1795, todo el territorio de la Isla de Santo Domingo pasa a ser propiedad de Francia, que le daba, a la comunidad dominicana española que ocupaba la parte oriental de la isla, un año para salir de la misma, para ellos poder poblar con franceses traídos de Francia esa parte, ordenanza que se fue postergando, la cual nunca se cumplió por varias razones, la principal siendo la guerra en Europa. Por eso, aunque Francia fuera dueña de toda la Isla de Santo Domingo, las dos comunidades, dominicana francesa y dominicana española, se mantuvieron siempre con sus mismas identidades en la isla. LOS DOMINICANOS FRANCESES DERROTAN A LOS FRANCESES En el año 1801 Tussaint L’Ouverture elaboró la Constitución de Saint Domingue, que constituía la primera constitución dominicana que abarcaba a toda la isla, eliminando la esclavitud y con el propósito de unificar la isla en una sola comunidad. En 1802 Francia envió la flota más grande que ha llegado a la isla, al mando del cuñado de Napoleón, General Charles Leclerc, quien hizo prisionero a Tussaint, quien murió un año más tarde. Los rebeldes dominicanos franceses lucharon contra el ejército francés y el primero de enero de 1804 declararon su independencia con el nombre de República de Haití, con Jean Jacques Dessalines como presidente, abolieron la esclavitud y sacaron o mataron a todos los franceses en su territorio. “LA ISLA ES UNA E INDIVISIBLE” Con la idea de unificar la isla, los líderes haitianos elaboraron su constitución incluyendo a toda la isla y nombrando a la misma, Isla de Haití. De esa forma, no solo adquirían su identidad nacional como haitianos, sino que al mismo tiempo eliminaban ser dominicanos al cambiar el nombre de la isla. Sin embargo, legalmente, Francia seguía en posesión de la parte ocupada por los dominicanos españoles, lo que no legalizaba la intención haitiana de convertir a todos los habitantes de la isla en ciudadanos y nativos haitianos. LOS DOMINICANOS ESPAÑOLES DERROTAN A LOS FRANCESES La guerra entre España y Francia en Europa se refleja en la isla y los dominicanos españoles, hastiados por las exigencias francesas, los derrotan en la batalla de Palo Hincado de 1808, dirigida, según muchos autores, por el General Juan Sánchez Ramírez. Esta victoria fue complicada por la presencia de los ingleses que aprovecharon e invadieron la ciudad de Santo Domingo y la mantuvieron sitiada, pidiendo una recompensa para entregarla, hasta que los dominicanos españoles lograron el control al agosto, pagando lo exigido por los ingleses. LOS DOMINICANOS ESPAÑOLES FIELES A ESPAÑA En 1809 Francia devuelve a España la parte oriental. Los dominicanos españoles, que habían luchado contra toda dominación extranjera, aceptan jubilosos a su madre patria, España, que los había abandonados desde 1795 con el Tratado de Basilea. Este noviazgo fue una mala experiencia para los dominicanos españoles de la isla, pues España estaba debilitada y ocupada en otros asuntos, restándole importancia a las necesidades de sus ciudadanos en la Isla de Santo Domingo. Ese período, conocido en la historia como “España Boba”, se extendió hasta que el 30 de noviembre de 1821, en la noche. Cuando ya la desesperada situación económica ahogaba a los dominicanos españoles y las amenazas del movimiento pro-haitiano por tomar el poder se hacía sentir, José Núñez de Cáceres agilizó su plan haciendo preso al Gobernador Pascual Real y al día siguiente anunció la independencia de la República de Haití Español. Dos errores, por lo menos, cometió con eso el Licenciado Núñez de Cáceres: primero, al ponerle por nombre Haití a la república, reconocía que el nombre de la isla era el que le había puesto el gobierno haitiano y por lo tanto eliminaba la identidad dominicana española, cambiándola por la de haitianos españoles. Esto no era aceptable por los que se negaban a ser haitianos. El otro error, fue pedir la protección de la Gran Colombia, pues Simón Bolívar le estaba muy agradecido a la República de Haití y lo menos que podía hacer era rechazar tal petición, como tal sucedió, dándole luz verde al Presidente Boyer para su planeada ocupación y una oportunidad de que el sueño plasmado en la constitución haitiana de todos los tiempos (incluyendo la actualidad) de que la “isla es una e indivisible” con el nombre de Isla de Haití, fuera un hecho. Esos dos errores causaron que por veintidós largos años los dominicanos españoles se vieran sometidos a la dominación del gobierno haitiano, pues el nueve de febrero del año siguiente de 1822, Boyer entraba triunfante a recibir del propio Núñez de Cáceres las llaves de la ciudad y la claudicación de su “independencia efímera”. El propio Núñez de Cáceres bajó la bandera de la Gran Colombia e izó la haitiana. Es pertinente decir aquí que la población dominicana española estaba confundida e insegura de su suerte. Muchos aceptaron las ofertas de Boyer, especialmente los letrados y “funcionarios”, mientras que otros en el interior pusieron resistencia, la cual fue pronto controlada. La lucha social entra a una nueva etapa donde ya Francia y España no eran los que movían su corte y peones. Ahora se trataba de si éramos dominicanos o haitianos y esto dependería de si el nombre de la isla era “Isla de Santo Domingo” o “Isla de Haití”. DOMINICANOS Es a partir de la ocupación del gobierno haitiano al territorio demarcado como parte oriental de la Isla de Santo Domingo, que sus habitantes se convierten en simples dominicanos, sin la denominación como españoles, aunque muchos optaron con pedir la ciudadanía española para protegerse de las leyes haitianas y en ese caso eran solo ciudadanos españoles. La confusión se presentaba cuando se trababa de identificarse en el extranjero, pues la documentación en ningún momento decía que una persona era dominicana. Lo que podía presentar era un pasaporte o salvoconducto español o haitiano. En algunos casos, hasta una identificación como francés, pues habían muchos dominicanos afrancesados. El incidente más conocido es el que relata del viaje del joven Juan Pablo Duarte en 1828, a bordo de una embarcación de bandera holandesa con destino a Nueva York, cuando el capitán del barco le dijo a Duarte que era haitiano por el documento que traía. Quizás ese fue el hecho más significativo en la formación del ideario duartiano. “Yo soy dominicano”, respondió el joven… “Soy de la Isla de Santo Domingo, esa isla no es Isla de Haití” ². LA INDEPENDENCIA DE LOS DOMINICANOS Juan Pablo Duarte aprendió bien la lección y después de pasarse algunos años fuera de su terruño, regresó con un propósito firme y claro de independencia. Lo primero que quiso hacer fue educar al pueblo de que no eran haitianos, sino dominicanos. Todo su esfuerzo estaría puesto en hacer ver al gobierno haitiano de que los dominicanos no iban a aceptar la sumisión de su cultura, costumbres e idioma extraños. Para tal efecto fundó la Sociedad Secreta “La Trinitaria”, en cuyo juramento se destaca que lucharía por implantar una república que se “denominará República Dominicana”. Cuando Duarte escribe “se denominará”, lo hace consciente de que la denominación corresponde, teniendo como base, la Isla de Santo Domingo. Duarte no comete los errores que Núñez de Cáceres cometió, más bien se aseguró de estar correcto y certero: La denominación de la república, basada en que se encuentra en la Isla de Santo Domingo (República Dominicana) y no en la Isla de Haití (República Haitiana); Una nación libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera. ² Esta cita es conjetura nuestra, basada en el razonamiento de este trabajo. En ningún momento dice Duarte que la identidad nacional es dominicana después de independencia en 1844. Al igual que a los libertadores de la República de América (Estados Unidos de América), los líderes de “La Trinitaria” no tenían aún el nombre propio para darle a la nueva república y por eso seguíamos utilizando la identidad regional que correspondía al nombre de la isla. QUISQUEYA, EL NOMBRE DE LA PATRIA A los pocos meses de la declaración de la independencia de la República Dominicana en 1844, Duarte es expulsado del país, acusado por Pedro Santana de traidor, junto con algunos trinitarios que le seguían. Los demás eran perseguidos. En el ostracismo, Duarte no pierde la esperanza de que alguien del propio pueblo sea el que complete la obra de nación, buscando el nombre que le debe corresponder, para que tenga una identidad propia, única y no la simple denominación común a otras sociedades, incluyendo a los haitianos, que aunque todavía no aceptan el nombre de la isla como Santo Domingo (o Saint Domingue), son, para Duarte, haitianos nacionalmente y dominicanos isleñamente. Quizás para no ser parte de algún conflicto interno en el país que él mismo ayudó a diseñar, Duarte se internó en las selvas amazónicas de Venezuela, en Rio Negro. Cuando en marzo de 1861 Duarte se entera de la pérdida de la independencia de la república y envía con un joven corresponsal la siguiente nota a sus seguidores trinitarios: -“Quisqueyanos sonó ya la hora De vengar tantos siglos de ultraje; El que a Dios y a la patria desdora, Que de oprobio y baldón se amortaje. No más cruz que la cruz quisqueyana, Que da honor y placer el llevarla; Pero el vil que prefiera la hispana, Que se vaya al sepulcro a ostentarla.” Ese mensaje encendió la llama por la restauración de la república y ese mismo año caía el Prócer de la Independencia, trinitario y uno de los más leales discípulos de Duarte, Francisco del Rosario Sánchez, que ya había redactado comunicados llamando a los dominicanos a la lucha contra la anexión en enero de 1861 y cuyas palabras al entrar al país desde Haití fueron más o menos las siguientes: “Entro por Haití porque no puedo por otro lugar, pero si alguien preguntare quien soy, decidle que soy la bandera nacional” ², es capturado, juzgado ilegalmente y fusilado el 4 de julio de 1861. LA RESTAURACION DE LA REPUBLICA DOMINICANA España es dueña de nuevo de la parte oriental de la isla, gracias a la fidelidad de dominicanos españoles como el que acusara a Duarte de traición y ahora fungía como Marqués de Las Carreras. Ahora los quisqueyanos se organizaban y al mando del General Matías Ramón Mella, prócer de la independencia de 1844 y trinitario leal a Duarte, crearon la Junta de Gobierno Restaurador en Capotillo en 1863 a la que se le unieron Benito Monción, Santiago Rodríguez y el General Gregorio Luperón entre otros, para expulsar a los españoles. La guerra era desigual y aunque se luchaba hasta morir, ya hacia el principio del año 1864 el desgaste de los restauradores se hacía sentir por las divisiones creadas por caudillos que luchaban con ideas distintas a los ideales de Duarte. Cuando todo casi se daba por perdido, en Montecristi, en marzo de 1864, apareció en persona la figura de Juan Pablo Duarte, dándole al pueblo la energía y vigor para continuar la lucha, acción que permitió la victoria restauradora y el 15 de agosto de 1865 era entregada la bandera española a para que se fuera para siempre de Quisqueya, flotando de nuevo y para siempre el estandarte quisqueyano. ¿QUISQUEYANOS? Hoy nos sorprendemos de que nos digan quisqueyanos. En verdad, no les dio tiempo ni a Sánchez, ni a Mella, ni al propio Duarte, de completar la obra de nación, su obra patria. Seguimos utilizando una identidad isleña compartida por otras comunidades. Seguimos usando la que nos designara el Rey Felipe IV de España: la dominicana. ¿Y, eso por qué? Al instaurarse el gobierno restaurador, ya Sánchez y Mella habían muerto y los más cercanos a Duarte, estaban en Santiago, aislados del poder central de la capital, Santo Domingo, donde el jefe del nuevo Estado se negaba a recibir a Duarte, invitándole a que saliera del país como embajador en Venezuela, “que era donde más podría contribuir a la república”. Duarte se resistió, afirmando que su deseo era quedarse en el país, pero por presiones, razones de salud y para no causar divisiones que le hicieran daño a las conquistas obtenidas (cosa que considero fue el único error de Duarte), prefirió obedecer las instancias y salir del país a la misión encomendada. Pese a eso, al llegar a Venezuela a presentar sus credenciales ante el gobierno, fue sorprendido de que República Dominicana había ya enviado embajador. Ese duro golpe destrozó para siempre la idea de regresar a su patria, aunque jamás optó por obtener derechos ciudadanos en Venezuela u otra nación, muriendo en 1876 como ciudadano de República Dominicana… ni siquiera como quisqueyano, como habría querido. QUISQUEYA La patria de los ciudadanos dominicanos es España, la patria de los dominicanos de la parte oriental de la Isla de Santo Domingo es Quisqueya. Es un vocablo nuestro aunque tenga raices maya y no taina. Ademas, es Duarte quien lo introduce. No llego a nuestro Himno Nacional por "obra y gracia", como decimos nosotros. ¿Por qué Quisqueya? En primer lugar, porque fue el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, quien escogió ese lindo nombre de raíces maya. La razón por la cual es posible que Duarte escogiera Quisqueya para nombre de la nación, estriba en que ese nombre fue parte de los que se mencionaban para identificar a la isla. Es posible que entre los libros que leía en el exilio, estaría uno, o algunos, que hablara de los relatos que Bohechio y Anacaona hacían a los españoles. Los dominicanos franceses escogieron uno de ellos, Haití y tenían todo el derecho de hacerlo, pues era la primera nación latina en el nuevo continente, como hizo Estados Unidos cuando escogió el nombre de América. El error del gobierno haitiano era el querer imponer a otra comunidad con cultura e idioma diferente, su nombre nacional al nombre de la isla completa, si no hubiese existido esa comunidad hispana hubiese estado bien. Al escoger Quisqueya, Duarte veía la solución de amistad y paz con los vecinos, sin imponerles el nombre de nuestra nación como nombre la isla completa. Para Duarte, Haití es la nación que ocupa la tercera parte occidental de la Isla de Santo Domingo; mientras que Quisqueya es la nación que ocupa las dos terceras parte oriental de la misma isla. En otras palabras, los haitianos están en Haití y los quisqueyanos en Quisqueya. Las dos naciones y pueblos comparten la misma Isla de Santo Domingo y si se quiere, las dos naciones pueden ser denominadas dominicanas. A eso no se le puede tener miedo. A lo que hay que tenerle miedo es a la insistencia del gobierno haitiano en insistir que el nombre de la isla es Haití y mientras no se resuelva ese dilema sobre el nombre de la isla y el nombre de nuestra nación, seguiremos escuchando, aunque nosotros solo nos las creemos, las siguientes falacias: Nuestra identidad nacional es la dominicana -cuando en realidad esa es una de nuestras identidades regionales, basada el nombre de la isla, porque lo decidió así un rey de España; también somos americanos, isleños, etc. El nombre de la patria es Dominicana -no somos República de Dominicana, si así fuere, fuésemos “dominicanenses” El nombre de la isla es Hispaniola o Haití o La Española -no somos una “República Hispana”, ni “República Haitiana” ni “República Española” Somos REPUBLICA DOMINICANA y cuando tengamos el nombre propio que nos legó Juan Pablo Duarte y que nos orgullece al escuchar nuestro Himno Nacional, seremos: REPUBLICA DOMINICANA DE QUISQUEYA REPUBLICA DE QUISQUEYA Puede ser simplemente: QUISQUEYA Si está usted de acuerdo, hágalo suyo y explíquelo a sus familiares, amigos, relacionados, estudiantes, profesores, directores de centros de educación, entidades a las que pertenece, instituciones en las que tiene influencias. Escríbalo en los medios; busque más razones y justificaciones a esta verdad, para que sea una realidad el completar la obra de Juan Pablo Duarte. quisqueya.name ¹Recomiento la lectura del libro “Manual de Historia Dominicana” de mi profesor de bachillerato, Frank Moya Pons, 14º Edición, Capítulo XIII “LA FORMACION DE LA FRONTERA”, páginas de la 143 a la 157 y el Capítulo XIV “LA COLONIA FRANCESA DE SAINT DOMINGUE”, páginas de la 159 a la 192, para ilustrar esos períodos. ² Esta cita es conjetura nuestra, basada en el razonamiento de este trabajo. 3 Esta cita de Sánchez se presta a conjeturas que pueden ser dirigidas a justificar las intenciones de sus autores.
Posted on: Mon, 19 Aug 2013 18:32:45 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015