Patinar es sentirme libre. Patinar es sentirme libre, es sentir que nada ni nadie puede hacerme mas daño. Patinar es mi vida, mi sentido, mi corazón palpitando tan fuerte que va a estallar. Patinar es perder el miedo y la angustia que se apoderan de mi alma. Ahora se supone que no debo patinar porque mis rodillas están lesionadas; tengo dos operaciones en la rodilla izquierda y una en la derecha. De la última operación tarde más de seis meses en recuperarme. Soy consciente de que no puedo forzarlas, pero soy tan feliz cuando patino… Y lo que más ilusión me hace es que ahora cuando patino no estoy sola. Ana fue mi primera alumna, ahora me dedico a enseñar a patinar a niños de diferentes edades en colegios. Muchos de ellos no sabían nada, era la primera vez que se ponían unos patines. Hay una niña que el primer día de clase tenía mucho miedo a caerse y que estaba llorando así que le dije a su madre que me la dejara a mí, que no se preocupara, que iba a estar bien. La cogí en brazos y la lleve conmigo, la tranquilice hasta que dejo de llorar, estuve muy pendiente de ella para que no se cayera y le dije a su madre que de momento no la pusiera los patines, solamente en clase, cuando estuviera bajo mi supervisión. Ahora no tiene miedo, se atreve con todo lo que la enseño y cuando se acaba la clase se va patinando. Me recuerda a mí con su edad; a mi me enseño a patinar mi padre, a lo mejor es un motivo mas por lo que me encanta patinar. Para mí es muy importante este cambio porque la satisfacción que siento al compartir con todos ellos mi pasión por patinar es tan grande, que mi alma se empapa de sensaciones nuevas e increíbles. Ahora no soy yo enfrentándome a mi angustia; ahora soy yo disfrutando de la compañía de personitas que me aprecian y me valoran tal como soy, aunque alguna vez los niños mayores me desafían, merece la pena, sobre todo cuando te los ganas y consigues que aprendan y ves como disfrutan. Antes intentaba olvidar todo el dolor que había en mi vida sobre mis patines, canalizaba toda la frustración que me invadía al no poder contarle todo lo que sentía a nadie, además se suponía que no tenía motivos para sufrir, tenía muchas cosas materiales pero me faltaban cosas mucho más importantes; como es el amor propio, la autoestima y sobre todo me faltaba mi padre. Tenía tantos sentimientos encontrados que se hacían un enorme enredo dentro de mí y que no me dejaban ser feliz. Ahora cuando quiero olvidar mi dolor utilizo la escritura. Estoy intentando reflejar todo lo que siento y he sentido, lo bueno y lo malo; para poder pasar página en mi vida, para poder encontrar la calma y la tranquilidad de saber que puedo enfrentarme a la vida de que las situaciones que lleguen a mi vida no van a superarme. Ahora ya no soy una niña asustada, que no podía quererse, en realidad se odiaba a si misma por lo que sentía; ahora soy, o intento ser una mujer madura, consecuente con su pasado y que mira al futuro con esperanza e ilusión y aunque lleguen nubarrones a mi cachito de cielo sacare el paraguas y seguiré caminando con paso firme y decidido. Ahora quiero entender y superar mi pasado y, sinceramente, lo estoy consiguiendo. Ya no estoy al borde del precipicio, ya lo he cruzado y este lado es infinitamente mejor. Seguiré alejándome del precipicio, porque no quiero volver a tener miedo, porque seré capaz de superarlo. Patinar es sentirme libre, es sentir el sol sobre mi rostro, es sentir como se mece mi cabello al son del viento. Patinar es mi vida, mi sentido, mi corazón palpitando tan fuerte que va a estallar. Patinar es disfrutar de cada movimiento y de cada pausa y saber que mañana volveré a disfrutar al patinar. Siempre le agradeceré a Ana que me volviera a subir a mis patines, después de que aquel muchachito colocado de mierda hasta los ojos casi me mata a puñetazos en mi cabecita loca en el skate de León por el año.... Mejor no recordar las desgracias y quedarnos con las cosas buenas que nos da la vida. Nuria Martinez Ferrero
Posted on: Fri, 02 Aug 2013 17:14:03 +0000
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