Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu - TopicsExpress



          

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. 16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. 1 De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. 2 Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, 3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? 4 Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos,¿no sois carnales? (1a Cor 2:14-3:1-4). 2.14–3.4 Desde el punto de vista espiritual, la gente está dividida en tres categorías, lo cual esclarece cómo la revelación de la Cruz es recibida del lado humano. El hombre natural, no regenerado y alejado del Espíritu, no siente aprecio por el evangelio. El hombre espiritual, regenerado y en posesión de madurez espiritual, como los que están libres de inclinaciones sectarias (3.3, 4), tiene una naturaleza que responde a la verdad, y los incrédulos lo encuentran difícil de comprender. El hombre carnal , regenerado, pero viviendo de forma parecida a los que no lo son, es un creyente de comportamiento infantil, como se ve en los celosos con un espíritu sectario; una vida cristiana inmadura, más preocupada por las opiniones humanas que por Cristo. Capítulo 3 3.1–4 Véase la sección 4 de «Verdad en acción» al final de 1 Corintios. DINÁMICA DEL REINO 3.1–5 El verdadero crecimiento espiritual requiere de la Palabra de Dios, LA PALABRA DE DIOS. En 1 Corintios 2.10 Pablo comienza a examinar nuestra necesidad de sabiduría y revelación dadas por el Espíritu Santo, y la relaciona estrechamente con el hecho de que hemos recibido las palabras «que enseña el Espíritu» (2.13). Tras estas observaciones, pasa a una franca confrontación con la carnalidad de los corintios, la cual atribuye a que sólo habían conocido superficialmente la Palabra de Dios («aún no erais capaces» de recibir vianda [alimento sólido], 3.2; véase también Heb 5.12– 15). La verdad que plantea este pasaje es que ninguna cantidad de supuesta riqueza o experiencia espiritual refleja un genuino crecimiento espiritual, si este conocimiento está separado de nuestro crecimiento básico en el conocimiento de la Palabra de Dios. Sin esta raigambre en la palabra, podemos estar engañados acerca de nuestro crecimiento. Este «enraizar» es en verdad y amor, y no tan solo en un conocimiento aprendido o en un estudio realizado. A fin de experimentar verdadero crecimiento espiritual, debemos dedicar tiempo a la lectura de la Palabra y separarnos de los impedimentos de la falta de amor, rivalidad y contienda. (Sal 119.105/Jn 14.21) J.W.H. Biblia Plenitud.
Posted on: Wed, 04 Dec 2013 08:38:48 +0000

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