¿Por qué un médico debe ser bien remunerado por el Estado? La - TopicsExpress



          

¿Por qué un médico debe ser bien remunerado por el Estado? La profesión médica, innegablemente es la profesión más exigente en su proceso de selección de estudiantes que existe en el mercado, requiere una mayor inversión de tiempo y esfuerzo, pero tiene el peor retorno económico, el cual muchas veces no es considerado por los médicos que hacen su juramento hipocrático. Ello termina siendo perjudicial para la salud de los peruanos y un mal negocio para el país pues pierde o regala la importante inversión que realiza en formación del capital humano. Una política remunerativa inadecuada acelera el colapso del ineficiente sistema de salud y pone en riesgo la salud y vida de los peruanos y peruanas. El mal remunerado médico estatal no sólo debe realizar un estresante trabajo, sino también cubre los huecos del sistema correteando por medicinas para sus pacientes, buscando muestras gratis, regateando con la administración para facilitar exámenes y procedimientos, en fin buscando ayudar a solucionar los problemas de los pacientes, además de multiplicarse para cubrir las funciones que deberían realizar dos o tres médicos. En el siguiente artículo quiero explicar ampliamente las 3 razones porque un médico debe ser bien remunerado: 1. Por meritocracia y alta inversión que implica ser médico. 2. ¿Por qué es una buena inversión para el Estado? 3. No pagarle bien al médico pone en riesgo la vida y la salud, generando mayores costos al estado. 1. Por meritocracia y alta inversión que implica ser médico Solo los mejores estudian medicina, hagamos una revisión de quién es médico en nuestro país. Estudiar medicina no sólo requiere vocación, sino ser el mejor de su generación o trabajar entre 2 y 3 años para estar a este nivel. El proceso de selección para ser estudiante de medicina en las universidades peruanas exige el más alto puntaje. Muchos de los postulantes que no ingresan a medicina obtienen puntaje suficiente no sólo para ingresar a todas las otras carreras que oferta la universidad sino también para hacerlo en primer lugar en varias de ellas. Aunque este indicador sólo mide el nivel de conocimiento académico y capacidad para resolver exámenes, es claro que solo los mejores de cada promoción tienen estas habilidades y pueden acceder a estudiar medicina. Si no me cree, revise el historial académico del médico que lo atiende o de sus conocidos que son médicos que no le podrán mentir. En mi caso, una médica cercana fue una de las mejores de la promoción 1985 del colegio Rosa de Santa María. Aun así tuvo que prepararse 2 años para ingresar a esta carrera y lo hizo en el puesto 18. Lamentablemente, los estudiantes de medicina suelen ser los más inteligentes o el capital humano con mayor potencial, pero no son los más astutos (en cuanto a ambiciones por gozar de mucho dinero), pues sino (con todo su potencial) no estudiarían esta profesión tan exigente, con escaso mercado (principalmente el sistema estatal de salud) y pésima remuneración. Pero lo hacen por vocación y porque (la mayoría) están convencidos que salvaran vidas y curaran a las personas. La formación médica es dura, larga y permanente En casi todas las profesiones la carrera dura 5 años con sesiones de estudio diarias de no más de 6 horas (lunes a sábado), con algo de esfuerzo se puede trabajar paralelamente. En medicina no. El régimen es de tiempo completo. Empieza muy temprano con las clases teóricas de alta exigencia, continua con las prácticas que debes ir consiguiendo con tu “muertito” o en hospitales y no termina hasta la noche en las bibliotecas investigando y leyendo. Un médico debe leer más que un literato y textos mucho más complejos y que difícilmente suelen ser divertidos. Y si medimos el tiempo en horas de formación, un médico dedica durante su etapa de pregrado no menos de 12 horas diarias y en la carrera médica no existen los feriados y domingos. O se estudia con una gran constancia o simplemente no avanzará. Los maestros de las escuelas de medicina ponen a prueba constantemente la vocación y no pocos renuncian. En sencillo, un médico dedica el doble de tiempo diariamente cada año a su formación en relación a cualquiera otra profesión y además se estudia 3 años más. Conforme avanzan en la carrera, se deben añadir al proceso formativo las rotaciones en hospitales (si las clases son en vivo –bueno, casi muerto- y en directo, eso los hace los mejores de la orbe) y el internado, es decir, las guardias nocturnas no remuneradas y sin descanso postguardia. Desde su formación los médicos aprenden a descansar poco y trabajar mucho y con gran nivel de estrés. En todas las profesiones los errores se traducen en perdidas, principalmente de dinero, en medicina hablamos, principalmente de vidas. Así pasa 7 a 8 años de su juventud el estudiante de medicina, muy esforzados y sin recibir ninguna remuneración. En la mayoría de carreras, en ese mismo tiempo ya se realizó prácticas pre y profesionales, se graduó, título y de acuerdo a su capacidad ya obtiene un puesto de analista con un sueldo que fluctúa entre 1500 y 3000 mil soles para empezar. Mientras la mayoría ejerce y gana una remuneración que aumenta continuamente por la experiencia que gana, el médico todavía debe graduarse, colegiarse y completar todos los aspectos administrativos y legales de la profesión. Pues es una de las pocas profesiones que no se puede ejercer solo con bachillerato y sin colegiatura. Luego le toca realizar su Servicio Rural Médico SERUM (o equivalente no remunerado) durante un año en una alejada comunidad rural del país. Y no crean que las posiciones esperan a los postulantes. También deben concursar y solo los mejores acceden al SERUM que les da derecho a ingresar al residentado y/o trabajar para el Estado posteriormente. Luego de un año en la soledad de una aldea lejana, el médico general se da cuenta que en el mercado no tiene muchas opciones y todas ellas mal remuneradas. Por ello debe trabajar un par de años para acumular horas de trabajo, experiencias, cursos, ponencias e investigaciones para concursar a una especialidad médica que en el Perú se lleva en la modalidad de Residentado, es decir, dedicar 3 años adicionales a especializarte a tiempo completo con una remuneración menor sueldo mínimo y realizando varias guardias al mes no remuneradas. Igual sucede para lograr una subespecialidad, pero por un periodo de 2 años. En ambos casos, solo los mejores acceden al residentado. Luego de esos 11 a 13 años intensos de estudio el médico recibe como paga una remuneración bruta que no supera los 5 mil soles y con aguinaldos de 300 soles en fiestas patrias y navidad. Es decir, menos 20 mil dólares al año de ingreso bruto. Pongo de ejemplo el caso de subespecialistas que ganan 13 928 dólares al año. Y con ello deben pagar sus cursos de capacitación, actualización y recertificación permanente, los cuales son caros y deben pagarse en dólares. En la profesión médica nunca se deja de estudiar. 2. ¿Por qué es una buena inversión para el Estado? Este punto es el más fácil de explicar luego de ver la inversión personal que hace cada médico en su formación se denota la importante inversión estatal en sostener este proceso con todas las deficiencias que puede tener. El Estado invierte para la medicina el mejor capital humano que forman las escuelas tanto públicas como privadas, la formación específica que se brinda en el sistema universitario tanto público y privado, el uso de la red de salud para en el proceso formativo y todos los diversos aspectos que los economistas pueden dimensionar mejor que yo. Esta inversión se justifica para cumplir con uno de los deberes del Estado que es garantizar el cuidado de la Salud de la población. Es claro que el principal insumo de un sistema de salud no son los hospitales ni el equipamiento e instrumental, son los profesionales de la medicina, principalmente el médico que pone en valor y funcionamiento el sistema. Entonces ¿tiene sentido que el Estado no valore la importante inversión propia y de cada médico en su formación y la desperdicie o regale? ¿Tiene sentido remunerar inadecuadamente a un médico empujándolo a que se sobreexplote, deje la profesión, la ejerza empresarialmente (con todo lo que ello implica de apuntar a maximizar ganancias, objetivo legítimo pero lejano del juramento hipocrático) o la ejerza en otro país? Es como tener la bendición de un recurso natural que en vez de explotarlo inteligentemente y gozar de sus beneficios sostenidamente, preferimos no invertir y dejar que otra nación, sin haber invertido, “industrialice” el recurso y goce de los beneficios y el retorno económico en términos de bienestar de su población. Pagar mal al médico como política de Estado es definir que no importa la salud pública, especialmente de los más pobres que solo pueden acceder al sistema estatal. También es demostrar la falta de visión de aprovechar el compromiso y vocación de los mejores estudiantes de cada generación que ingenuamente apuestan por salvar vidas y ser médicos. 3. No pagarle bien al médico pone en riesgo la vida y la salud, generando mayores costos al estado. Finalmente, el tercer argumento vinculado a los dos anteriores no se plantea en términos de costo de oportunidad, sino en consecuencias para la población y la caja fiscal. Parto de una pregunta relacionada a una afirmación de un abogado y una abogada en una conversación ¿Es válido y razonable el argumento “si no les satisface el sueldo estatal que se vayan a trabajar al sector privado”? Este argumento no sólo limita con la estupidez y arrogancia, sino también denota ignorancia. Primero porque la mayoría de los médicos, por no decir todos, trabaja tanto en el sector público como en el privado y de manera independiente para completar un ingreso que le permita vivir dignamente y mantenerse actualizado en una profesión que nunca se acaba de estudiar. En general la profesión médica es mal remunerada por la sociedad peruana y poco valorada. Algunas comparaciones. Algunas personas pueden pagar a un curandero, brujo o chaman 100 soles por una consulta para ver el daño que le hacen o consultar el futuro (sin contar el costo de los brebajes y el trabajito si fuera necesario), pero esa misma persona siente que es muy “caro” una consulta de 60 soles de un subespecialista (con 13 años de estudio). A un abogado solo se le puede hacer preguntas, pues las consultas se facturan por tiempo y en dólares. A un médico amigo o familiar no tenemos el menor rubor de llamarlo a horas inapropiadas o abordarlo al paso y preguntarle por nuestras dolencias, solicitarle un diagnóstico y hasta receta… y vaya que nos molestamos si es que no nos comparte gratis su sabiduría. Pero siguiendo la línea argumental de la afirmación de mis amigos abogados ¿Qué opciones económicas tiene un médico? Ser empresario de la medicina. Esta es la más linda y rentable de todas las opciones, pero implica dejar de ser médico y convertirse en empresario y convertir la salud en mercancía. No voy contra el mercado y el deseo legítimo de ganar dinero, pero realmente ¿podemos alinear perfectamente la ética médica con la ética empresarial sin conflictos? ¿Podemos alinear el legítimo objetivo de maximizar ganancias con la labor médica de cuidar la salud? Aunque no existe un estudio concluyente, mi observación empírica de varios médicos me lleva a postular que existe una correlación entre el mayor éxito empresarial con el menor ejercicio efectivo de la medicina. Aquí se beneficia el médico pero se afecta el paciente-usuario-cliente que ve encarecido el costo de los servicios de Salud. Claro existe quienes pueden pagarlo. Obrero de la medicina. Esta es la opción más recurrente de los médicos que hacen una triple y hasta cuádruple jornada (no hablo solo de los que recién empiezan sino incluso de los consagrados). El empleo en el Estado con nombramiento, el subempleo en las clínicas (pago a destajo, pago por guardias-jornadas o procedimientos) u hospitales de la solidaridad (Lo dramático del tema es que el médico gana un porcentaje de lo que paga el paciente, una cifra bastante baja que fluctúa entre 5 y 20 soles de acuerdo a especialidad), la consulta propia y la cátedra nocturna. ¿Cómo lo hace? Cumple sus 150 horas mensuales realizado guardias nocturnas de 12 y 24 horas, trabajando fines de semana y feriados. Corriendo de un trabajo a otro, sacrificando la vida familiar, la salud propia y la calidad de atención al paciente. Obvio uno tiene lo que paga. El Estado paga poco a los médicos y los médicos deben trabajar en varios lugares para cubrir sus necesidades económicas. Pero ello a riesgo de sobreexplotarse o deteriorar el servicio al paciente (atenciones de menos de 10 minutos, con diagnóstico y receta de genéricos incluida. Ni Pantaleón con sus visitadoras). Profeta en tierras ajenas. Esta es la peor para el Estado. Haber invertido durante décadas importantes recursos en la formación de profesionales de primer nivel (nuestro médicos no tienen nada que envidiarles a médicos de cualquier parte del planeta) para regalárselo a otros países que sí valoran el talento humano. Los médicos peruanos son tentados constantemente por hospitales y clínicas de las principales economías con remuneraciones importantes en jornadas de 6 horas (si las que tanto critican algunos despistados) dividida en 4 hora de labor médica y 2 horas de investigación. Quizá el amor a la patria, nuestra deliciosa comida o la familia retienen a los médicos en nuestra tierra, pero con tanto maltrato y desvalorización de la profesión médica no nos sorprendamos que se dé una masiva migración de los mejores y nos veamos desatendidos, incluso las personas con acceso a sistemas privados y costosos, que tampoco valoran adecuadamente la labor médica. Mal negocio es no pagarnos bien. En conclusión, no remunerar adecuadamente al médico puede generar que los mejores médicos migren a otros países (inversión perdida por el Estado), otros sean ganados por la vida empresarial (subutilización del recurso escaso) y aumente el mal servicio médico por el deterioro de la calidad del recurso humano al ser sobreexplotado. Es decir, se aumenta el uso del sistema de salud, se deteriora la salud de la población y aumenta el costo del Estado en este rubro y disminuye la generación de riqueza al tener a la población con enfermedades que duran más tiempo en curarse o que incluso no se curan. Y también podemos llegar a que las nuevas generaciones se den cuenta que “no paga” ser médico y decidan optar por profesiones más rentables y con menor inversión. En resumen, es un mal negocio para el Estado abusar de la vocación médica y remunerarla inadecuadamente. Dr. Ismael Lopez
Posted on: Wed, 11 Sep 2013 16:17:26 +0000

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